La parlamentaria Shelly Tal Meron representa a una oposición israelí cuya voz apenas se escucha por el mundo. Como diputada en la Knesset por Yesh Atid (Hay Futuro), el partido centrista de Yair Lapid, forma parte de los comités de Igualdad de Género y Finanzas, y promovió la voz de los familiares de los rehenes secuestrados por Hamás. “Me opongo a muchas de las políticas de este gobierno”, comenta a Artículo14 en Jerusalén.
Tal Meron se define como patriota israelí. Como la mayoría de las mujeres, sirvió en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Llegó a ser capitana de la fuerza aérea, donde pasó siete años, más otros tantos como reservista. Tiene dos hijas, y la mayor está reclutada: “No es fácil alistar a tu hija durante tiempos de guerra”, reconoce.

Tener a una hija en las FDI en el contexto actual, donde Israel afronta un creciente aislacionismo y acusaciones de cometer un genocidio en Gaza, le genera conflictos internos. “No queríamos esta guerra, es una de las peores tragedias para nuestro pueblo desde el Holocausto. Gente vio como asesinaban a sus seres queridos en directo por redes sociales, es demencial”, recuerda sobre la matanza del 7 de octubre de 2023, en que miles de terroristas asesinaron a unas 1.200 personas y secuestraron 251. 48 de los rehenes siguen en los túneles de Hamás.
Tal Meron: “Somos una nación traumatizada”
“Somos una nación traumatizada, esta guerra debe terminar”, proclama la política centrista. La oposición israelí, fragmentada entre líderes incapaces de aunar fuerzas para derrotar a Benjamin Netanyahu, no transmite una visión alternativa a la doctrina de la “victoria total” que promete el primer ministro. De hecho, Yesh Atid apoyó el reciente bombardeo israelí en Doha, donde se intentó liquidar al liderazgo de Hamás que negociaba la tregua para Gaza. Las protestas de decenas de miles de israelíes que exigen la tregua en Gaza no tienen respaldo político efectivo.
“Llevamos dos años corriendo a los refugios casi a diario. Son muchos frentes, la situación es compleja, pero no es normal para los israelíes”, considera. La guerra contra Hamás, Hizbulá, Irán y los hutíes de Yemen convirtió el conflicto actual en el más largo de la historia de Israel. “Nadie quiere vivir así, no es el futuro que quiero para mis hijas”, lamenta.
Tal Meron alzó la voz para contar la agonía de los rehenes y los actos de violencia sexual perpetrados por Hamás. “Los terroristas tuvieron órdenes de usar la violencia sexual para dañar a las mujeres. Tenemos evidencias forenses, y trabajamos para hacer justicia. Como parlamentaria, siempre luché por los derechos e las mujeres, ya sea en Ucrania o las yazidíes en Irak”, prosigue. Y protesta: “Cuando nos pasó a nosotras, nos sentimos solas y traicionadas”.
Tras escribir cartas a más de 100 organismos internacionales -incluida la ONU-, no recibió respuestas. “No tiene que ver con política o el conflicto, la violación no es resistencia. Vi cosas que ningún ser humano debería ver, y me perseguirán el resto de mi vida”, lamenta. En el vídeo de 47 minutos de la matanza, con imágenes explícitas que solo se mostraron a periodistas y diplomáticos, hay tomas crueles sobre el estado en que quedaron cadáveres de mujeres agredidas y asesinadas. “Hubo violaciones grupales e introdujeron objetos en sus partes, lamento ser tan gráfica”, se disculpa.
“Mi preocupación son los que siguen vivos”
La mayoría de las mujeres y niños en cautiverio en Gaza fueron liberados durante las dos treguas. Ahora, solo queda el cadáver de una: Inbar Haiman. Fue secuestrada en el festival Nova, y su familia supo que fue asesinada tras 72 días en cautiverio. “Mi preocupación son los que siguen vivos, nunca tuvimos información sobre su estado. La Cruz Roja no los visitó, y por supuesto no recibieron tratamiento médico. Los torturan, los matan de hambre. Apenas beben agua. Los mantienen bajo tierra, sin oxígeno”, protesta.
Shelly Tal Meron insiste en que “la organización sádica y monstruosa de Hamás no puede mantener el poder en Gaza. Pero el gran error de Israel fue no discutir cómo será el día después de la guerra”, considera. Netanyahu promete destruir al grupo islamista, pero no propone alternativas para reconstruir y gobernar la franja. Yair Lapid propuso entregar el control del territorio a Egipto durante 15 años, y permitir que la comunidad internacional invierta masivamente. Con las infraestructuras civiles arrasadas, dos millones de gazatíes vagan por un territorio invivible, sin presente ni futuro. “Hablar de victoria tras el 7 de octubre es difícil”, reconoce.
Respecto a la grave crisis diplomática que atraviesan España e Israel, con el Gobierno de Pedro Sánchez liderando un discurso muy beligerante contra el estado judío, Tal Meron demanda que “debe diferenciarse entre el gobierno y el pueblo israelí. En general, nuestra gente quiere paz, educación y un futuro. Nadie desea enviar a sus hijos al ejército a morir, por ello no creo que debamos ocupar Gaza”.
“Debemos aliarnos con estados árabes moderados”
Con los reservistas de las FDI exhaustos tras dos años de guerra en todos los frentes, exige un acuerdo de tregua para “traer a nuestra gente a casa” porque “el precio es demasiado alto”. En la guerra contra Irán de junio, “barrios enteros fueron destruidos” por los misiles balísticos. Para contrarrestar al eje iraní, “debemos aliarnos con estados árabes moderados”. El mundo árabe difícilmente se acercará a Israel mientras prosigan las matanzas en Gaza.
La diputada deniega que se use el hambre como arma de guerra, ya que “está contra los valores del judaísmo”. Pero reconoce que el parón a la entrada de ayuda humanitaria en marzo “creó problemas, debimos hacer lo contrario. Llenando Gaza con ayuda, Hamás no la podría haber usado como moneda de cambio. Necesitamos más puntos de distribución”. También defiende que Israel debería dejar entrar periodistas extranjeros “para ver todos los camiones de ayuda que entran a diario”. Y concluye: “No quiero que los gazatíes pasen hambre”.