El letargo veraniego suele llegar, año tras año, a la política. En esta ocasión lo hace, además, animado por el cierre vacacional de los tribunales, que dejarán para el otoño cualquier posible nuevo sobresalto para el Gobierno (que a buen seguro llegará). Algunos políticos, eso sí, aprovechan para conceder alguna que otra entrevista que les ponga en el foco de la noticia y les dé cierto protagonismo. Es lo que ha hecho Salvador Illa alertando de la necesidad de poner freno “a la competencia desleal” y al “dumping fiscal” de Madrid, una comunidad que, dice, acumula recursos de manera insolidaria y que no quiere compartir la prosperidad. Dicho así, no se entiende cómo el resto de los españoles no se pone en pie de armas contra un agravio tan escandaloso. El problema es que el discurso del presidente de la Generalitat casa muy mal con los hechos, porque la realidad es que, en 2024, Madrid aportó a las arcas públicas 7.395 millones de euros y Cataluña, 2088. Si hablamos de financiación, Madrid recibe por habitante 720 euros menos que Cataluña.
Lo que tampoco dice el president, es que el sistema de financiación autonómica actualmente en vigor, fue negociado en el año 2009 por un presidente socialista, José Montilla, y por José Luis Rodríguez Zapatero. El modelo lleva casi 12 años caducado, pero ni el PP de Rajoy, abordó en su día su reforma, ni el PSOE de Pedro Sánchez piensa hacerlo a sabiendas de que será una fuente de problemas de difícil solución.
A día de hoy Cataluña mantiene en vigor quince impuestos propios, mientras que Madrid eliminó los tres que tenía. La Generalidad fríe a impuestos a sus ciudadanos y no necesariamente les va mejor, quizá porque hay una parte de su presupuesto destinado al proyecto soberanista, a embajadas absurdas y a pagar chiringuitos que no van a ninguna parte. La clave, pues, está en la mala gestión de sus dirigentes, y no en el agravio fiscal que sufren desde hace siglos por una maldición divina.
Illa ha pretendido hacer bueno ese dicho de “di para que no me digan” y ha querido desviar el foco del verdadero agravio comparativo para el resto de las Comunidades: el del cupo a la carta que ha comenzado a perfilar con el Gobierno central y que, a la larga, les permitirá recaudar la totalidad del IRPF compensando al estado por los servicios prestados con una cantidad que, sobre el papel, no se ha especificado. Alguien tan poco sospechoso como el socialista Josep Borrell ha llegado a asegurar que nos van contando poco a poco cómo será el nuevo sistema “porque el supositorio es demasiado grande como para que quepa de una vez”. Y es que, a su juicio, al contrario de lo que dice el Ejecutivo, esto no será, “ni federal, ni progresista, ni generalizable”.
Madrid nos roba
Illa, que ha sido incapaz, de momento, de sacar unos presupuestos adelante, ha elegido atacar a Madrid adaptando el viejo lema de los independentistas, España nos roba, por el de Madrid nos roba sobre todo porque, no lo olvidemos, Cataluña es una de los pocos graneros de votos que le quedan a Pedro Sánchez. En las pasadas elecciones la comunidad aportó al PSOE un 15,7 por ciento de los sufragios y ayer una encuesta del diario El Mundo aumentaba ese porcentaje hasta el 16,6% si hoy se celebraran generales. En el resto del estado, Andalucía incluida, los socialistas seguirían perdiendo votos y escaños.
El escritor escocés, J. M. Barrie decía: “Nunca atribuyas a un adversario motivaciones más viles que las tuyas”. Que tome nota el molt honorable president.