Opinión

El populismo y la ciencia

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El populismo se define como una “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”, y es usado normalmente de forma peyorativa, lo que lleva a suponer que dicha atracción se realiza mediante procedimientos espurios. Se trata de un concepto que puede resultar confuso o matizable pues si bien en ciencias sociales ha podido ser considerado como una ideología que se basa en la oposición dualista entre “el pueblo” (como una entidad soberana) y “la élite” (como una expresión de desigualdad política no deseada), en nuestros días “populismo” se refiere habitualmente a contextos políticos y académicos sin que del término implique una evidente identificación ideológica, sino estratégica.

El populismo relacionado con la ciencia se conceptualiza como un antagonismo entre “la gente corriente” y el sentido común, frente a los académicos y los conocimientos científicos. El populismo científico cuestiona los resultados de la investigación científica y sugiere que sus pretensiones de verdad epistémica no están a la altura del sentido común de la gente.

Las actitudes populistas en el caso de la ciencia son particularmente graves, puesto que niegan la veracidad del conocimiento científico. Sin embargo, la ciencia precisamente pretende conocer y entender la materia, la naturaleza y la vida, por lo que es fundamental que se confíe en ella para poder aplicar los beneficios de sus descubrimientos y avances a la sociedad.

Debido a la progresiva crisis de confianza actual en la ciencia y los científicos, se ha realizado un estudio internacional, el proyecto TISP (Trust in Science and Science-Related Populism, TISP), un consorcio de investigadores de todo el mundo que abarca 241 investigadores y 179 instituciones, que pretende analizar los factores que afectan a la confianza en la ciencia y el populismo científico.

Un artículo en la revista Nature human behaviour (2024) presenta algunos de los resultados de este proyecto, en el que han participado 71.922 personas de 68 países. La conclusión es que, en una gran parte de los países, la mayoría de la gente confía en los científicos y está de acuerdo en que estos deberían participar más en la sociedad y en la formulación de políticas públicas.

La Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT), fundación pública dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ha participado en este proyecto y en base a este estudio ha publicado un informe que por primera vez en España analiza las actitudes populistas relacionadas con la ciencia. Los resultados globales de la estadística realizada en una muestra de cerca de un millar de personas usuarias de internet muestran que el 71,4 % se sitúa en la escala más baja de populismo, un 25 % en el intermedio y tan solo un 3,7 % en valores extremos de actitud populista.

El principal problema radica en que la gente no cree que lo que se investiga en ciencia tenga nada que ver con su vida cotidiana, ni vaya a solucionar los problemas de la sociedad. Se considera a los científicos como personas aisladas en su mundo, investigando en temas de su propio interés. Por ejemplo, cuando se habla de ciencia frecuentemente se citan las expediciones espaciales, la robótica, la modificación genética y temas que muchas veces se perciben como ajenos a los problemas reales de la sociedad.

En este sentido, la investigación realizada por la FECYT aborda también la percepción pública sobre el papel de la ciencia en la política y en la sociedad. Se observa una especial sensibilización ante los temas de sanidad, en particular las vacunas, aunque con menor intensidad también se observa preocupación por el cambio climático, uno de los desafíos más importantes en la actualidad. Para mitigarlo, se necesitan acciones individuales y colectivas, así como políticas climáticas específicas. La encuesta también alude a la conveniente interacción ciencia-política, con el objetivo de alinear las políticas públicas con el conocimiento científico. El cambio climático es uno de los campos donde mejor se visualiza esta interacción, pero también su mediatización por la ideología y los intereses particulares.

Información frente a populismo

La percepción pública sobre la ciencia y los temas científicos depende de la forma en que las personas se informan, normalmente a través de los medios. La mayoría de la población entrevistada piensa que los científicos deberían comunicar la ciencia al público general de forma más asidua. Hoy en día existen excelentes divulgadores, pero quizás esta actividad debiera extenderse todavía más e implicar más claramente a las instituciones. La percepción de la gente va a depender de esta comunicación de los científicos o de las instituciones científicas.

Del informe se desprende que la única manera de evitar este “populismo” en ciencia y ganar la confianza de la población es informar de cómo se trabaja en ciencia, cómo se generan los programas de investigación, el enfoque de las investigaciones, y del esfuerzo que hace la ciencia por transformar sus descubrimientos en beneficios aplicables en todos los sectores de la sociedad. En esta actividad debieran implicarse los científicos y todas las instituciones que interaccionan con la ciencia, haciéndose visibles a través de los medios de comunicación actuales.

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