Opinión

Da vergüenza que políticos del PP califiquen de “genocidio” la guerra en Gaza

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Alemania (Holocausto), Ucrania (Holomodor), Armenia, Camboya, Ruanda, Bosnia o el intento de acabar con el pueblo yazidí. Todo fueron genocidios. Si la guerra de Gaza lo es, hablamos del genocidio más incompetente e ineficiente de la historia. Israel es una de las potencias militares más sofisticadas del planeta. Si hubiera querido usar la masacre del 7 de octubre como pretexto para librarse de los palestinos, podría haber bombardeado toda la Franja sin poner en peligro la vida de un solo soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). En cambio, perdió más de 900 efectivos durante la campaña (y miles más resultaron heridos) precisamente porque entró en el enclave a pie y se abstuvo de realizar matanzas indiscriminadas. Incluso, según las propias estadísticas de Hamás, que no distinguen entre combatientes y civiles, la abrumadora mayoría de las víctimas han sido hombres en edad de combate, lo cual es incompatible con una política de masacres arbitrarias. Cierto que Hamás inicialmente intentó engañar a la opinión pública mundial diciendo que las víctimas fueron en un 70 % mujeres y niños. Pero esa afirmación no soportó un escrutinio serio y se corrió sobre ella un estúpido velo. Tampoco se entiende, si a eso vamos, que prosperen como ciudadanos israelíes más de dos millones de palestinos.

Están también las innumerables declaraciones oficiales en conferencias de prensa, sesiones informativas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y publicaciones en redes sociales desde el 8 de octubre afirmando que las operaciones militares de Israel en Gaza estaban dirigidas exclusivamente contra Hamás, la Yihad Islámica y otros grupos armados. Pero a la izquierda, siempre antisemita, le faltó tiempo para acusar a Israel de genocidio. Podemos, Sumar, Izquierda Unida o EH Bildu y el Gobierno de coalición (PSOE), a partir de septiembre de 2025, lo hicieron explícitamente. En Cataluña, ERC (Gabriel Rufián) y los Comuns la calificaron también así, aunque con matices internos. Encima, en las encuestas, tras el bombardeo informativo sesgado y abrumador, vemos que 56-82% de españoles lo ven como genocidio, con apoyo transversal (97% izquierda, 85% centro, 62% derecha).

Demasiado para una derecha siempre pendiente de lo “políticamente correcto” y la demoscopia. Cierto que Vox se alineó explícitamente con Netanyahu. Y que Alberto Núñez Feijóo o Isabel Díaz Ayuso parecen haber resistido. En el Senado, PP y Vox votaron en octubre de 2025 en contra de mociones que calificaban esa guerra de “genocidio” poniendo ambos el énfasis en el “derecho de Israel a defenderse” y rechazando el término para evitar “polarizar” o unirse al “antisemitismo”. Sin embargo, influenciados por la presión social, los informes de la ONU y la opinión pública, varios barones regionales del PP rompieron la línea oficial y reconocieron el “libelo de sangre” que significa el calificativo. Alfonso Rueda , presidente de Galicia, el 24 de septiembre de 2025, pidió un minuto de silencio en el Parlamento gallego por las “víctimas inocentes del genocidio en la Franja de Gaza”.  Juan Manuel Moreno Bonilla , presidente de Andalucía, el 25 de septiembre de 2025, en el Parlamento andaluz, exclamó por su parte: “¿Usted quiere que reconozca el genocidio? Yo se lo reconozco”. Jorge Azcón , presidente de Aragón, ese mismo día se le oyó un “nunca he dicho que no sea genocidio”. A Juan José Imbroda en Melilla y a Xavier García Albiol  en Badalona, también les convencieron los informes de la ONU.

Una falta de objetividad y de criterio lamentables. Pero, en algún momento, la realidad del infundio se reconocerá y la hemeroteca nos recordará la poquita cosa que son.