La ponencia sobre la ley de Amnistía ya está redactada. La tienen los diez miembros del Tribunal Constitucional que ahora deben votar si es constitucional tal y como ha marcado la ponente de la primera sentencia Inmaculada Montalbán, que resuelve el recurso del PP. Hay muchas incógnitas sin resolver porque el borrador del texto no aclara si Carles Puigdemont y Junqueras son amnistiables. Esto quiere decir que una vez aprobada, van a quedar todavía incógnitas por despejar, como cuándo podrá volver el líder de Junts, Carles Puigdemont, a España o cuando el presidente de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, podrá presentarse de nuevo a unas elecciones.
Esta ley se hizo, entre otras cosas, como un acuerdo entre PSOE, Junts y ERC, donde había un claro nombre propio, Carles Puigdemont. A diferencia de Oriol Junqueras, el líder de Junts tiene una orden nacional de detención porque tras proclamar la declaración unilateral de independencia del país se marchó del país y no ha vuelto por lo que tiene todavía una causa penal abierta por un delito de malversación. A día de hoy si Carles Puigdemont regresa será arrestado. Después el juez encargado de su causa debería de decidir tras tomarle declaración si ordena su ingreso en prisión o si se le deja en libertad con ese recurso pendiente sobre su posible amnistía, pero del arresto no se libra.
Tal y como está redactado este borrador de sentencia de momento nada garantiza que el principal objetivo de la norma sea factible. Estamos ante el desenlace de un pulso, una guerra política y judicial que no tiene cuartel. Y por este motivo el Constitucional avanza con pies de plomo. Su dictamen puede decantar esta guerra y el Tribunal de Garantías lo sabe. Ahora toca que alguno de los miembros introduce alguna aportación sobre la malversación para allanar el camino.
Que la justicia considere que la amnistía es una medida constitucional es un alivio para el Gobierno ante un PP que ha convocado varias manifestaciones para denunciar que se ha “mimado” y “contemplado ” a Puigdemont en contra de los jueces. Si se avala definitivamente la ley en una sentencia, la relación entre Junts y el Gobierno se puede afianzar, incluso podría propiciar un encuentro entre el líder de Junts y el Presidente del Gobierno. Sin embargo solo el regreso del expresident normalizará por completo las relaciones con Junts y permitirá a los líderes del procés presentarse a las próximas elecciones catalanas si lo estiman oportuno.
El objetivo de Junts es ganar la batalla política por eso el expresident siempre se ha desmarcado de los indultos promovidos por ERC. No quiere el perdón, porque todavía retroalimenta el relato del enfrentamiento con el Estado. El pulso político judicial mantenido en los últimos años entra en la partida final. Esto aún no ha acabado y parece que habemus lio.