Opinión

Las sufragistas y el Vacío de Bootes

Tres sufragistas femeninas votando en Nueva York, hacia 1917.
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Era el 4 de junio de 1913 cuando Emily Davison fue arrollada por el caballo del rey Jorge V en el Derby de Epsom de manera accidental, se cree que cuando intentaba colocar una bandera a favor del voto de las mujeres en un caballo. Emily era una conocida sufragista inglesa, que, como tantas otras mujeres de este movimiento en Inglaterra, llevaba años intentando visibilizar la gran desigualdad que sufrían las mujeres por no poder votar. Ella, como muchas de sus compañeras, había estado encarcelada por su lucha a favor del voto femenino.

Días después del accidente, el 8 de junio, Emily falleció. Su funeral, que recorrió las calles de Londres el 14 de junio, se convirtió en una inmensa manifestación pacífica de mujeres sufragistas que, acompañando su féretro, y vestidas de blanco, recordaban la injusticia que sufrían las mujeres a las que se les negaba el derecho a votar.

Aún tuvieron que pasar varios años para que se aprobara en Inglaterra la primera ley que otorgó el derecho al voto a las mujeres, una ley que fue aprobada en febrero de 1918, aunque esta ley solo permitía el voto a las mujeres mayores de treinta años. Unos meses después, en noviembre del mismo año, se aprobó otra ley que permitía a las mujeres ser elegidas en el Parlamento. No fue hasta 1928, diez años después, que el derecho a voto se extendió a las mujeres mayores de veintiún años, de manera que podían votar en igualdad de derecho que los hombres en cuanto a edad.

En 1791, en Francia, Olympe de Gouges (que murió guillotinada dos años después) escribió su Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana donde reclamó para las mujeres los mismos derechos políticos que tenían los hombres, entre ellos, el derecho al voto.

Se considera que el movimiento sufragista nació en 1848 en la Convención de Seneca Falls, la primera convención sobre los derechos de la mujer en Estados Unidos, que tuvo lugar en Nueva York. De este encuentro salió la famosa Declaración de Seneca Falls, llamada por las propias participantes Declaración de Sentimientos.

En España el derecho al voto para las mujeres no fue reconocido hasta 1931, aunque no fue hasta dos años después, en las elecciones de noviembre de 1933, cuando pudieron las mujeres españolas mayores de veintitrés años votar por primera vez. Aún no han pasado ni cien años. Y todavía existen países en el mundo donde a las mujeres les está prohibido el derecho al voto tan sólo por ser mujeres.

A menudo escuchamos que existe un cansancio de la política entre la ciudadanía. Que estamos cansados de votar, que estamos cansados de tanta política. Sufragistas como Emily Davison lucharon por que fueran concedidos derechos que no existían y que la Historia nos ha demostrado que pueden volver a perderse cuando cambia la coyuntura por muy diversas razones. Si algo nos ha enseñado la Historia es que todo puede cambiar, y que los cambios pueden ser a peor.

Hay un inmenso vacío en el Universo, el Vacío de Bootes o Gran Vacío, que contiene muy pocas galaxias, y en comparación con el resto del universo parece ser lo que su nombre indica, un gran vacío. Esta región del Universo, descubierta en 1981 por unos astrónomos de la Universidad de Michigan, es en realidad una región con un diámetro de 250 millones de años luz donde tan solo se han encontrado 60 galaxias (para su tamaño debería tener al menos diez mil). El Vacío de Bootes no es el único gran vacío del universo que se conoce, pero si el más grande descubierto hasta la fecha.

Una de las explicaciones existentes es que el Vacío de Bootes se ha formado debido a la unión de vacíos más pequeños, de la misma manera que las pompas de jabón se unen para formar una pompa más grande.

Existe una hipótesis que sostiene que, en realidad, vivimos en un gran vacío cuántico (el estado con la menor energía posible), que es un falso vacío, pero que a través de la formación de vacíos verdaderos (como lo es el Vacío de Bootes) puede ir convirtiendo todo el Universo, poco a poco, en un vacío verdadero. La verdad es que este vacío cuántico está lleno de fluctuaciones cuánticas que influyen en las partículas reales.

Estas teorías físicas y el Universo con sus escalas nos pueden parecer algo muy ajeno a nosotros, aunque nosotros mismos formamos parte de este universo. La política, por su parte, parece impregnar nuestras vidas de manera cotidiana. Pensemos en que todo tiende a un estado de mínima energía salvo que se aplique energía de una fuente exterior y que quizá deberíamos comenzar a observar la política como si fuésemos astrónomos observando el universo, y estar atentos ante los posibles falsos vacíos y la creación de vacíos verdaderos.

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