En política es muy importante saber estar y dar la talla y ahí es donde se mide la altura de miras de nuestros representantes. Por desgracia, en España, muchos de ellos no pierden la ocasión de mostrar su mediocridad. El mes de agosto está resultando aciago en lo que a los incendios se refiere. Hasta ayer, 14 fuegos se mantenían activos en siete comunidades autónomas, dos personas han muerto y siete han resultado heridas, cuatro de ellas en estado crítico. En lo que va de año, se han quemado ya 80.000 hectáreas en nuestro país, pero al ministro de Transportes, Óscar Puente, no se le ha ocurrido otra cosa que encadenar una serie de tuits achacando toda la responsabilidad a los presidentes autonómicos del PP, y permitiéndose incluso hacer bromitas diciendo que la cosa en Castilla y León estaba “calentita”.
Entre el lunes y el martes, el furor tuitero del ministro alcanzó los 50 mensajes. Cierto es que en los primeros días no vimos a ningún presidente popular visitando las zonas afectadas. El presidente castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco, tardó tres días en dar la cara, pero es el único que lo ha hecho hasta ahora junto al gallego Alfonso Rueda. Los reproches de Puente podrían ser hasta comprensibles si hubiera utilizado otro tono y otro lenguaje, pero resultan hipócritas si se tiene en cuenta que tampoco hemos visto a otros presidentes socialistas como Chivite en Navarra, Barbón en Asturias o Page en Castilla La Mancha, acudir a las zonas afectadas por los fuegos en sus territorios, o presidir las reuniones de los comités de emergencias. Ese mismo reproche se podría hacer también al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que sólo se ha pronunciado a través de la red “X” y que continúa con sus vacaciones en la residencia de La Mareta, en Lanzarote.
Tampoco se puede aplicar ese doble rasero para decir que los incendios en las comunidades gobernadas por el PP se deben a los recortes de los servicios públicos. Y, ¿por qué se han producido entonces en las gobernadas por el PSOE, por una maldición divina?
Cierto es que hay muchos reproches que hacer a las administraciones por su dejadez a la hora de limpiar los montes (desconozco si por razones ecológicas o no), por los escasos sueldos que se pagan a los bomberos forestales… pero hay que tener en cuenta también que muchos de esos fuegos se originan por negligencias humanas, que otros son provocados (de hecho, ya hay varios detenidos), y que otros tienen son causados por las tormentas veraniegas y por las altas temperaturas que sufrimos. Ha habido, además otros años aciagos: en 2005 se quemaron más de 148.000 hectáreas y once bomberos murieron en el terrible incendio de Guadalajara.
Puente ha justificado el tono de sus mensajes porque él expresa su indignación “con ironía y sarcasmo”, ha dicho. El ministro se ha mostrado indignado por los incendios, pero no ha dado una sola explicación ni, por supuesto, ha pedido disculpas, sobre las continuas incidencias que se producen en los trenes españoles. Una de las últimas, la que dejó tiradas el pasado domingo durante horas a 427 personas en Almodóvar del Rio en unos vagones sin luz ni agua, con una temperatura exterior de unos 40 grados. No hay semana sin noticias negativas en su ministerio. Comisiones Obreras ha denunciado, por ejemplo, que, entre mayo y julio, se registraron sólo en el sistema de climatización de los vagones 4171 incidencias. Por eso, afirmar, como hace Puente, que el tren vive en España “el mejor momento de su historia” o negar que haya retrasos, sólo lleva a que el enfado de los usuarios aumente todavía más, porque no, no es cierto y lo digo con conocimiento de causa porque la mayor parte de las veces realizo mis desplazamientos en España en tren y el deterioro del servicio es más que evidente.
Como siempre en España quien verdaderamente responde y da la talla cuando hay problemas es la sociedad: el dueño del chiringuito que dejó dormir a las personas desalojadas del incendio en Zahara, o el cura de la localidad, que abrió la parroquia para alojarles también y para darles comida. Y, aunque muchos políticos no den la talla, hay otros que sí lo hacen, como el presidente de la diputación de Zamora, Javier Faúndez, un exbombero voluntario que ha vuelto a enfundarse el traje de extinción para ayudar a apagar el fuego que asola su provincia. Hay gente que sí sabe estar dónde debe, otros, por desgracia, no.