En estas columnitas de los miércoles que Artículo14 tiene a bien publicarme sobre la prensa deportiva hay, al menos, dos cosas que nunca encontrarán. Una es el análisis de las audiencias de radio y televisión, asunto que provoca los más virulentos sarpullidos en los profesionales del gremio. En general, no suele pasar nada si escribes que un periodista es un indocumentado de tomo y lomo o un grosero manipulador, pero mucho ojito con mencionar el share o el EGM si no sonríen, que ahí se arma la mundial. Lo segundo que no me verán hacer es ejercer de auditor de exclusivas. Primero, porque no está pagado. Segundo, porque es una cosa bastante ridícula. Me refiero a certificar que tal medio o tal periodista han sido los primeros en dar una información y, por tanto, los más listos de la clase. Discernir a quiénes corresponde la gloria y a quiénes el oprobio puede acarrear también dañinas consecuencias.
En la carrera de las primicias, pueril y absurda, además es difícil parcelar. Porque… ¿qué debemos tener en cuenta? ¿Gana el primero que mencionó a Xabi Alonso como futuro entrenador del Real Madrid porque simplemente encajaba en el perfil y lo incluyó en una lista junto a otros cuatro o cinco presuntos aspirantes? ¿El primero que dijo que el Madrid consideraba la opción? ¿El primero que afirmó rotundamente que ya estaba firmado? Una guerra de egos no admite tantos ganadores.
El ejemplo no es casual. Estos días varios periodistas reivindican haber desvelado antes que nadie la identidad del sucesor de Carlo Ancelotti y algunos detalles más. El pasado domingo, Josep Pedrerol anunció en El chiringuito el advenimiento de Alonso como “exclusiva mundial”, una vuelta de tuerca más a la ridiculez. Más o menos a esa misma hora, en el llamado “tertulión” de la Cope, Siro López vino a contar lo mismo: que Alonso dirigirá al equipo en ese engendro denominado Copa Mundial de Clubes. Por lo visto, también lo había contado un par de horas antes en su canal de Twitch. Démoslo por bueno, no me obliguen a revisar el streaming para comprobarlo, por favor.
Otro que publicó algo parecido, sobre las seis de la madrugada del lunes, fue el diario Marca. A Pedrerol no debió de hacerle mucha gracia, ya que les dedicó un tuit —borrado posteriormente— con su información de la noche anterior y el mensaje: “Amigos de Marca, os mando un abrazo”. La coma del vocativo es cortesía del columnista.
Da la impresión de que a Siro López el gesto de Pedrerol no le sentó muy bien: “Es un sinvergüenza”, dijo en otro canal de Twitch, el de Rubén Martín. “Que tenga la desfachatez, además, de hoy recriminarle al Marca que no le citan en una información que da Marca, es de sinvergüenza. Desde que se levanta hasta que se acuesta. Es un sinvergüenza. O sea, porque no se conforma con robar las informaciones de los demás y apuntárselas como suyas sino que encima se permite el lujo de dar lecciones de periodismo a los demás. Porque cuando tú le recriminas a un medio que no te ha citado, le estás diciendo que no está haciendo una buena práctica deontológica. Y es un sinvergüenza”.
Siro se desahogó un poco más: “Ya pasó con el caso Mbappé, porque hubo una época en la que Florentino Pérez le cortó el grifo. Iba a remolque de los demás y se iba apuntando medallas que no eran de él. Y ya lo de hoy y lo de ayer es una vergüenza”.
No seré yo, desde luego, quien niegue las trapacerías que algunos periodistas cometen con la información. Al contrario, las desgranaré con gusto. Pero me sorprenden tantas dificultades para comprender una situación bastante sencilla: un grupo amplio de periodistas consultan a un número muy reducido de fuentes (a veces, una sola) que normalmente les vienen a contar a todos lo mismo. Es decir, lo contrario de “exclusiva”.