Legislatura en el aire

Aprietan pero no rompen: un Consejo de Ministros en permanente tensión

Gaza ha supuesto el penúltimo encontronazo en el seno del Gobierno. Yolanda Díaz y sus ministros aprietan a Sánchez, con Podemos azuzando. El PSOE les acusa de “irresponsables”

Yolanda Díaz
EFE/ Borja Sanchez-Trillo

“Que le pregunten a Yolanda Díaz“. Un ministro socialista ilustraba esta semana, tirando de humor, la situación de permanente tensión en la que viven instaladas las dos almas del Gobierno de coalición. Preguntado por la petición del diputado de Sumar Jorge Pueyo (Chunta Aragonesista), que reclama elecciones si el Ejecutivo no logra armar unos nuevos Presupuestos, desde el PSOE señalaban la pasarela que deberían cruzar los cinco ministros de Sumar si quieren obligar a Pedro Sánchez a pulsar el botón nuclear. Que sólo podrían atravesar si decidiesen abandonar el Consejo de Ministros.

En el PSOE están convencidos de que, por mucho que Díaz y los suyos aprieten, en la mente de la vicepresidenta segunda no entra la posibilidad de romper el Gobierno. La única ocasión en la que Izquierda Unida amagó con hacerlo, en abril, a raíz del contrato de Interior con una empresa israelí para adquirir millones de balas, el entorno de la líder de Sumar corrió a contener la hemorragia y a dar portazo a este escenario.

Los vaivenes y malentendidos son habituales: en Sumar no pasó desapercibido este lunes que la ministra de Igualdad, Ana Redondo, que hace apenas un año se opuso a su petición de blindar el aborto en la Constitución Española, opta ahora por seguir este camino. En el PSOE irritó sobremanera el miércoles que Díaz criticase que el buque de la Armada que partió hace una semana para acompañar y proteger a la flotilla de la libertad declinase seguir avanzando con los barcos que portaban a 65 españoles que llevaban ayuda humanitaria a Gaza.

“La responsabilidad del gobierno de España no es pedirles que se retiren, es protegerles si deciden seguir. El gobierno tiene la obligación de defender la legalidad internacional y de proteger y dar cobertura a la Flotilla”, escribió Sumar en un comunicado.

Al PSOE les pareció “irresponsable” plantear siquiera desde el Gobierno que un buque militar se aproximase a las aguas de Israel, aunque los activistas han sido abordados a decenas de kilómetros de la costa de Gaza. O que animasen a la flotilla a seguir navegando, vistos los precedentes -Israel ha atacado otros grupos de embarcaciones que navegaban con objetivos similares mucho antes-.

En Sumar levantó ampollas que Sánchez diese “la bienvenida” al plan de Donald Trump para Palestina. Y se apresuraron a mostrar su malestar con un comunicado difundido durante el Consejo de Ministros del martes. IU sí ha requerido medidas concretas, el despliegue de fuerzas de paz bajo mandato de Naciones Unidas, pero en la Vicepresidencia Segunda se limitaron a aclarar que estaban expresando sus posiciones. Sin apuntar a más pasos.

La excepción que contempla el embargo, enésimo frente

Una semana antes, mientras el Consejo de Ministros aprobaba el decreto ley de embargo de armas a Israel, Sumar sorprendía volviendo a desmarcarse de los socialistas. Exigió derogar la excepción que incorpora el texto para poder rubricar nuevos acuerdos con el país hebreo o con sus empresas a futuro.

La norma, a la que Junts per Catalunya ha confirmado su apoyo, previsiblemente se tramitará como proyecto de ley, y por tanto los grupos podrán plantear modificaciones como la que reclama Sumar. Sin ninguna garantía de que estos cambios lleguen nunca al Boletín Oficial del Estado (BOE), como apostilla Podemos.

El incremento del gasto en defensa por valor de 10.471 millones de euros generó otro terremoto en las filas de Díaz, pero aceptaron que no tenían más remedio que asumirlo. Las tensiones vividas con la tributación por IRPF del SMI están entre las más comentadas.

El primer pulso lo ganó la vicepresidenta segunda, que ahora ha optado por pedir a la comisión asesora del Gobierno que plantee dos escenarios para la subida prevista para 2026: uno contemplando que el salario mínimo tribute por IRPF y otro que no. La pelota en el tejado de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La jornada laboral, gran derrota de Díaz

La reducción de la jornada laboral están entre los rifirrafes más sonados -de los que trascienden-. Díaz presionó al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para llevar la norma a Consejo de Ministros en primera vuelta durante el mes de enero. Después tuvo que afrontar otra pausa.

La crisis de las balas israelíes le ayudó a impulsar su aprobación ya como proyecto de ley, para su remisión al Congreso. Siempre apuntó a Montero como gran responsable del retraso en tramitar su medida estrella. Y acabó perdiéndola en el primer pleno ordinario del nuevo curso político. El ala socialista no quiso hacer demasiada sangre, pero sí dejó ver que ya le habían advertido de que aún no había agua en la piscina.

Tras este episodio, Díaz elevó el tono contra Junts, de nuevo para preocupación de Moncloa. Los ministros socialistas hicieron lo propio contra Podemos. Y sólo un par de semanas después se esfuerzan por reconducir las relaciones con los morados, de momento de cara a la galería.

El pulso electoral con los morados, un factor clave

El PSOE asume con resignación algunos movimientos de Díaz, justificándolos por la feroz competencia de Podemos. Más allá del convencimiento ideológico sobre las cuestiones relacionadas con el pueblo palestino y el “genocidio” de Israel en Gaza, saben que los morados aprietan, como reflejan distintas encuestas.

También preocupa que este pulso se vaya a traducir, previsiblemente, en la concurrencia de dos listas electorales distintas a su izquierda. Esto desembocaría en un escenario que impediría reeditar el Gobierno. Lo saben, han dado toques de atención a Sumar en varias ocasiones. Y creen que tienen poco margen para actuar.

Además de las discrepancias obvias, hay cuestiones en las que Sumar asimila sus posiciones a las del PSOE, o cuestiones sobre las que la propia Díaz defiende a capa y espada los postulados del presidente. Ocurre con la causa judicial a su esposa, Begoña Gómez, pero también con el desempeño de Sánchez a nivel internacional sobre todo lo que tiene que ver con Gaza.

Llevan tiempo reclamando la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel, como llevaban meses apostando por la solución de los dos Estados antes de que el jefe del Ejecutivo la asumiera como propia. Y sin embargo, no dejan de enfatizar que el Gobierno español ha sido pionero en alzar la voz contra Israel.

De hecho, el socio minoritario acostumbra a presumir de que el Partido Socialista sólo actúa cuando ellos le empujan. Y en el PSOE rebajan estos alegatos a meros esfuerzos por diferenciarse y sacar cabeza. No han olvidado que en 2024 Díaz les presionó públicamente para que presentaran Presupuestos, pese a no tener los apoyos atados. Montero hizo caso omiso. Y no hubo consecuencias.

Que un diputado de Aragón, integrado en el grupo Sumar, reclame elecciones si no logran aprobar unas nuevas cuentas, sólo les parece entendible si el foco se centra en su territorio. Y, en cualquier caso, no contemplan que Díaz esboce siquiera esta opción. Por mucha incomodidad que demuestren en varias ocasiones desde Movimiento Sumar, y particularmente desde Izquierda Unida, los dos socios transmiten que pueden apretarse, pero no están dispuestos a dinamitar el Consejo de Ministros. La sola idea de verse sustituidos por PP y Vox ejerce como pegamento entre ellos, y entre la mayoría de sus aliados parlamentarios.