De Santos Cerdán hay cosas que se saben y otras que se sospechan. Las que se saben se pueden presentar de varias maneras. Las que se sospechan están en manos de jueces y guardias civiles. María Chivite no es una cerdanóloga cualquiera. No solo por sus altas responsabilidades (presidenta del Gobierno de Navarra y secretaria general del PSN), sino por el estrecho vínculo que mantuvo con el hoy encarcelado. Tan estrecho que Cerdán acompañaba a la presidenta a reuniones en varios Ministerios en busca de dinero público para financiar obras públicas en la comunidad foral.
—“¿En calidad de qué le acompañaba?”, le preguntó María Caballero, la senadora de UPN que sometió a Chivite a un asfixiante interrogatorio durante la comparecencia de la presidenta navarra ante el Senado.
—”Santos Cerdán era diputado por Navarra, y desde luego, la tarea de los diputados y senadores es velar por reclamar esas tareas, esa falta de infraestructuras y esa falta de inversiones del Gobierno de España en Navarra, y me acompañaba en esa calidad de diputado“.
El diputado que no preguntaba
Del diputado Cerdán conviene recordar en este punto su interés por las obras públicas en el Congreso. Antes de tener que renunciar a todo cargo público tras el demoledor informe de la UCO que le sitúa en el centro de una trama corrupta, el diputado realizó un total de 82 preguntas en las Cortes sin interesarse jamás por obras públicas. En el momento en que medios como Artículo14 informaron que se avecinaba un informe de la UCO —y solo en ese momento— se despertó un repentino interés del diputado por las obras públicas y registró una batería de siete preguntas.
Acudía invitado o sin invitar
Pero no perdamos el hilo. Cerdán acompañaba a Chivite a los Ministerios en busca de financiación pública para infraestructuras en Navarra, decía la presidenta. “En varias ocasiones me ha acompañado el señor Santos Cerdán en algunas de las reuniones que he mantenido en los ministerios, y se lo solicitaba yo en algunas ocasiones, y en otras ocasiones no se lo pedía“, dijo, sin que la senadora de la UPN viera la conveniencia de repreguntar: ¿Iba también sin que lo pidiera?
Es decir, que, según las explicaciones de Chivite, Cerdán acudía en calidad de diputado a los Ministerios del dinero y aparecía unas veces a petición de la presidenta navarra y otras veces porque la vocación de servicio público es indomeñable hasta que la Justicia no demuestre lo contrario.
La explicación de que Cerdán era un simple diputado por Navarra no convenció ni a la senadora de UPN ni a Alejo Miranda de Larra, senador del PP. Ambos se interesaron por saber si, en realidad, Chivite era una subordinada del exsecretario de Organización del PSOE y, a fin de demostrarlo, le mostraron una fotografía donde aparece realizando un saludo marcial al hoy convicto.

Pero Chivite lo negó todo. Insistió en varias ocasiones que ni ella ni el Gobierno foral están o han estado “a las órdenes” de Santos Cerdán, una persona con la que “despachaba cuestiones que tenían que ver con la política navarra”, pero “nunca” asuntos relacionados con “adjudicaciones”. “Consultas sobre adjudicaciones públicas de Navarra, a mí, no me ha hecho”, ha resumido.
El día que lloró
Chivite, no está de más recordarlo, debe su cargo a las negociaciones postelectorales que dirigió Cerdán con EH Bildu. Pero la presidenta no quería abundar en ello. No tuvo problema, en cambio, en revelar que la última vez que habló con el ex ‘número tres’ del PSOE fue sobre las 9.30 horas del mismo día en que se conoció el informe de la UCO, el mismo que precipitó su dimisión y su posterior entrada en prisión.
Ese día compareció con la voz rota ante los medios para decir: “No está siendo un día fácil. Lo leído en el informe de la UCO no se corresponde con la persona con la que yo he compartido mi carrera política, que es mi compañero de partido y mi amigo. Espero que Santos sea capaz de demostrar su inocencia”.
El que no es su tío y el desterrado
Durante su comparecencia de ayer en el Senado, Chivite repitió tantas veces como hizo falta que “los cargos políticos no influyen en las tramitaciones administrativas”, pero los senadores de la oposición no se dieron por satisfechos debido al más que polémico proceso que siguió la Mesa de Contratación para adjudicar el desdoblamiento de los túneles de Belate en Navarra.
En esa Mesa se expresaron profundas discrepancias y uno de los votos particulares, el del vocal secretario de la Mesa de Contratación, Lorenzo Serena, fue bastante más que un aviso respecto a las irregularidades que se estaban cometiendo.
Serena denunció ante la Oficina de Buenas Prácticas y Anticorrupción de Navarra (OANA) “irregularidades” en aquel proceso y, por ello, sufrió “represalias” del director general de Obras Públicas, Pedro López, que le desterró a una nave del polígono de Landaben, según concluyó la propia OANA.
Este castigo del director general dependía orgánicamente del consejero de Cohesión Territorial, Óscar Chivite. “De su tío, vamos”, le dijo la senadora de UPN a la presidenta, que reaccionó muy molesta. “No es mi tío, no es el hermano de mi padre”. En realidad, es primo de su padre. Es decir, que es su tío segundo y nadie debería sospechar de nepotismo en primer grado.