COMPROMISO DEL GOBIERNO

El aumento del gasto militar, un callejón sin salida para la izquierda

Sánchez reitera su compromiso de incrementar estas partidas hasta que representen el 2% del PIB. Para lograrlo, su equipo contempla que no compute para el techo de gasto

Una capitán del Ejército, de misión en Líbano
Una capitán del Ejército posa ante su tanque en Líbano Defensa

La izquierda a la izquierda del PSOE nunca sale indemne de los incrementos del gasto militar. Lo sabe Yolanda Díaz, lo sabían Pablo Iglesias e Ione Belarra; y todos ellos han tenido que asumir que los socialistas los impulsen desde el Consejo de Ministros.

En un contexto internacional de total incertidumbre, con Donald Trump exigiendo a los socios de la OTAN que eleven el gasto hasta el 5%, Pedro Sánchez reiteró hace una semana ante Mark Rutte, su compromiso de seguir incrementándolo, desde el 1,3% actual, hasta llegar al 2% del PIB en 2029.

Además de que es una exigencia de Trump y de la OTAN, y de la palabra del presidente ante su secretario general (y ante su predecesor), el Ministerio de Defensa está en manos de Margarita Robles (PSOE). Y el socio minoritario asume que su margen de actuación es muy limitado.

La vicepresidenta segunda se opuso el martes a esta subida desde la mesa de la sala de prensa de La Moncloa, acompañada por dos ministros socialistas, y a escasas semanas de que se agote el margen que se impuso el Ejecutivo para llevar al Congreso los tardíos Presupuestos Generales del Estado para 2025. Lo hizo, además, después de que Sánchez revalidara su promesa.

“No va de incrementar los Presupuestos. Una política de defensa europea basada solo en el aumento del gasto militar ensanchará las politicas de los populismos de extrema derecha”, advirtió Díaz.

Un día después, en una entrevista en Onda Cero, insistió en que España no tiene hoy un tejido industrial que pueda absorber estas cantidades, y que la única forma de gastar estas partidas pasaría por comprar armas a Estados Unidos. Se trata de un extremo al que se opone frontalmente.

Además de defender que Europa debe “redefinir la propuesta política en materia de defensa” para “tener una propia”, desafió al PSOE a debatir en la Cámara Baja este incremento. La ciudadanía “tiene derecho a saber lo que pensamos cada uno”, argumentó.

En paralelo, fuentes del Gobierno reconocen que hoy contemplarían usar una fórmula para vehiculizar este gasto que ya utilizaron para las cuentas de 2023. Y que garantizaría que este incremento no compute en el techo de gasto.

Esto es, que esas partidas sean autorizadas desde la mesa del Consejo de Ministros, directamente, sin que sus socios parlamentarios de izquierda veten esta subida.”A nivel de defensa, España va con Europa”, inciden fuentes de Moncloa, que reconocen “complicado” el paso de este incremento por el Congreso.

Hoy por hoy, el equipo de Díaz no avanza más pasos. Se aproximan al callejón que ya vislumbraron en 2022, cuando preparaban las cuentas de 2023. Ione Belarra, secretaria general de Podemos y entonces ministra de Derechos Sociales, llegó a plantear que el incremento se cumpliese “a medio plazo”, en una entrevista en Radio Nacional, en septiembre.

Como salida, también propuso que el aumento se dirigiera a mejorar los sueldos del personal de las Fuerzas Armadas. Fue justo un año después de que el Ejecutivo hubiera aprobado un incremento en sus nóminas -el primero en 15 años- por valor de casi 200 millones de euros.

Díaz, ya al frente del espacio político, había llegado a poner en duda este incremento. “En el techo de gasto no entra”, afirmó durante el mes de agosto de 2022. Estrictamente hablando, la fórmula que se utilizó entonces no computaba en techo de gasto, ya que no se incluyó en los capítulos de las operaciones corrientes de las cuentas públicas, sino en el apartado de operaciones de capital.

Recurrieron así a los Planes Especiales de Armamento (PEAs), una fórmula que habían utilizado un año antes, para las cuentas de 2022. En lo que toca a defensa, se presupuestaron 6.426 millones para operaciones corrientes (que sí cuentan para establecer el techo de gasto), y otros 3.726 como operaciones de capital.

El Congreso votó las cuentas y la senda de estabilidad en su conjunto, pero en el techo de gasto no se incluyeron esos 3.726 millones, y el argumento que dio el ala socialista es que así no era necesario detraerlos de otras partidas sociales. Sus aliados de izquierdas insistieron: podían buscar los subterfugios que quisieran, pero habían destinado dinero público a adquirir armas.

Ya fuera del Gobierno, en junio de 2024 Podemos registró una proposición de ley para reducir un 15% el gasto militar, además de imponer que el Congreso tuviera que dar el visto bueno a la compraventa y tránsito de armas.

Han sido muy críticos con estos incrementos, como lo son los partidos que integran Sumar, de IU a Movimiento Sumar (el partido de Díaz), fuera de cámara. En público no se salen del guion que siguió la vicepresidenta, y rechazan avanzar más movimientos.

El aumento del gasto en estas partidas ya abrió una brecha al Gobierno con sus socios de ERC, Bildu y Podemos, hace un año. Fue durante una comparecencia de Sánchez, para dar cuenta de la última cumbre europea. Por su parte, el PP había sabido aprovechar esta división dos años antes, cuando registró una moción en la Cámara en la que se defendía el incremento hasta llegar al 2% del PIB.

El PSOE votó lo mismo que el PP en ese punto de la iniciativa, mientras sus socios de Gobierno la rechazaban. Hace 10 días, Rutte reclamaba a Sánchez “invertir más ahora en defensa”. Sólo con cumplir la palabra dada, tiene asegurado el conflicto con sus aliados parlamentarios, y el descontento de sus socios. Si hay Presupuestos, no tendrán más remedio que abordar este escenario.