“Yolanda traslada que sí es posible”. El ala socialista del Gobierno observa, desde la barrera, las negociaciones que lidera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para convencer a Junts per Catalunya de que modifique sus posiciones sobre la reducción de la jornada laboral. Saben que los catalanes, que han anunciado una enmienda de totalidad en el Congreso de los Diputados, no van de farol.
El proyecto de ley salió del Consejo de Ministros hace dos semanas, después de meses de tensiones entre Díaz y el lado socialista, y ahora se suceden las conversaciones y reuniones del socio minoritario con el partido de Carles Puigdemont, pero también con las distintas patronales catalanas.
Tanto en el PSOE como entre las filas de Sumar dan por imposible que Foment del Treball cambie de opinión después de expresar su absoluto rechazo a la norma. Pero sí tienen cierta esperanza en que la patronal Pimec, que hoy tampoco avala la norma, pueda ayudarles a encauzar la situación con Junts.
Los Comunes, referentes y aliados de Díaz en Cataluña, se reunieron el jueves con Pimec, y el viernes se vieron con el secretario general de Junts, Jordi Turull. La vicepresidenta celebrará un nuevo acto público el domingo, con el líder de IU, Antonio Maíllo, para elevar la presión sobre quienes ponen en riesgo el futuro de la norma.
Fuentes de la dirección de Sumar reconocen que, como incentivo para las empresas, se ofrecen a recuperar algunas de las medidas de acompañamiento -especialmente a las más pequeñas-, que ya pusieron sobre la mesa cuando la CEOE y Cepyme todavía participaban en las conversaciones, en el marco del diálogo social.
Ambas organizaciones dieron portazo a la reducción de la norma en noviembre, los de Díaz les advirtieron de que habían perdido la opción de contar con estas ayudas, y acabaron pactando la norma con los sindicatos. En el ala socialista del Gobierno también reconocen que la vicepresidenta está ofreciendo “mecanismos de acompañamiento” a las empresas. Y especifican que Díaz no pondrá sobre la mesa ninguna medida sin “hablar previamente” con el PSOE.
Según fuentes de La Moncloa, lo que hoy les comunica la vicepresidenta segunda es que “si llegan a un acuerdo”, “Junts retiraría la enmienda de totalidad” que han anunciado en el Congreso. El partido de Puigdemont no ha hecho pública esta enmienda casi dos semanas después de anunciarla. De llegar a votarse, el partido independentista, PP y Vox, tendrían suficientes apoyos para sentenciar esta iniciativa.
El escenario aún está por aclarar, pero en las filas del socio mayoritario ya tienen formadas algunas convicciones. Una es que los cambios son imprescindibles: “Yolanda sabe que Junts no le va a aprobar este texto”, afirma un ministro. Otra es que la negociación puede requerir de varios meses: “Nos podemos plantar lejos”, asumen.
La foto con Puigdemont, posible pero insuficiente
Para facilitar el entendimiento, en el PSOE no descartan que la propia vicepresidenta segunda viaje fuera de España para encontrarse con Puigdemont. Es un escenario al que tampoco cerraban la puerta en la Vicepresidencia Segunda hace escasas semanas.
Díaz ya se desplazó para verse con Puigdemont en 2023, con intención de facilitar la investidura de Sánchez. Pero su entrevista se produjo en el Parlamento Europeo, cuando el expresident aún ostentaba su acta de eurodiputado.
Hoy no contarían con ese marco institucional para naturalizar la fotografía con el líder de Junts, prófugo de la justicia desde 2017. Esa imagen “no molestaría”, asumen en el PSOE. También dan por hecho que, per sé, la visita no sería suficiente.
En esta fase inicial de conversaciones parlamentarias, Díaz lleva las riendas, pero los pesos pesados del ala socialista se muestran dispuestos a ayudar. Pedro Sánchez se reunió el miércoles con la patronal Conpymes, y según fuentes de Moncloa se preveía que trasladase “que es conveniente” que la reducción de jornada se apruebe.
El mismo mensaje lo estarían replicando en sus respectivas reuniones la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, o el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños.
“Para nosotros es muy importante”, aseguran en el ala socialista. Estas fuentes precisan el diagnóstico que otras figuras del Ejecutivo explicaban hace escasos días. Entonces trasladaron que veían muy difícil que la reducción de jornada llegue a ver la luz, vistas la declaración de guerra de algunas de las patronales catalanas, o el portazo escenificado por Junts. Siguen viendo muy escaso margen de éxito en esta operación, pero insisten en que es Díaz quien cuenta con visión panorámica ahora.
La medida pasa por reducir de 40 a 37.5 horas semanales la jornada media de trabajo, sin reducción salarial. Según el Ministerio de Trabajo, beneficiaría a cerca de 12 millones de personas. Y el proyecto de ley incorpora novedades como el nuevo registro horario, que supondrían cambios incluso de mayor calado que la reducción de horas a trabajar. Es la medida estrella de Díaz, la que más lució en la campaña electoral de hace casi dos años. La norma a la que confía la recuperación de parte de su capital político.
Bonificaciones a los contratos de las empresas más pequeñas
En septiembre del pasado año, el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, anunció un plan “de acompañamiento, asesoramiento y formación” para las pymes, en el marco de sus esfuerzos por sumar a las empresas al acuerdo de diálogo social. Además, ofreció a las empresas con menos de 10 trabajadores, las más pequeñas, acceso a bonificaciones en contratos para cubrir los tiempos que quedaran descubiertos con la rebaja de jornada.
También plantearon ayudas a la digitalización para impulsar la productividad de pequeños negocios de distintos sectores. “Vamos a divulgar, a llevar a cabo guías técnicas, principalmente por sectores, para poder acompañar ese tránsito de las pequeñas empresas”, vendió Pérez Rey entonces. Los representantes de los empresarios se levantarían de la mesa de negociación dos meses después.
Por su parte, la patronal catalana Pimec, la organización que se ha mostrado más abierta a negociar, también ha planteado propuestas, como incorporar mecanismos para la gestión flexible de la jornada laboral.
Fuentes de Sumar reconocen que el grueso de los beneficios a empresas que ya ofertaron en noviembre, son recuperables hoy. Necesitan, como sea, los 7 votos de Junts, el único aliado de investidura que realmente está poniendo palos en las ruedas.
La vicepresidenta no tiene margen para un fracaso en esta materia. Díaz recuerda a menudo que logró salvar la reforma laboral de 2021 contra todo pronóstico, y deja en segundo plano que lo hizo gracias al error en la votación del diputado del PP Alberto Casero. Un fallo similar cuatro años después es algo con lo que nadie cuenta. Hoy sabe que tiene que poner toda la carne en el asador. Lo ha jugado casi todo a esta carta.