El Gobierno se prepara para una nueva semana de nervios y reproches en el Congreso de los Diputados, con fuego a discreción de la oposición, pero también desde las posiciones de sus aliados. La Cámara Baja retoma este martes la actividad plenaria, después del parón de Semana Santa y de posponer los plenos de finales de abril para que el PP pudiera asistir al congreso de su familia política europea, en Valencia. Ha pasado tres semanas enteras casi en barbecho.
El pasado lunes, Francina Armengol decidió posponer la comparecencia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en Comisión. La presidenta actuó desde una Cámara a medio iluminar y que burlaba al apagón con sus propios generadores auxiliares. La luz empezó a retornar a la España peninsular y a Portugal esa misma jornada, pero una semana después el Ejecutivo aún no tiene un diagnóstico sobre qué falló ese 28-A.
Éste es el primer motivo por el que Pedro Sánchez se expondrá a las críticas de sus socios y de la oposición en su comparecencia ante el pleno, a partir de las 9.00 horas del miércoles. Con el presidente apuntando a las posibles “responsabilidades” de los “operadores privados”, a los que reclama más información sobre lo ocurrido en esa jornada, sus socios de Sumar y aliados parlamentarios como Podemos ya le exigen que la red eléctrica española vuelva a ser 100% pública. La formación de Yolanda Díaz también pide depurar responsabilidades del “oligopolio energético”.
No será el único punto de fricción con sus socios y aliados: poco más de 24 horas después de la muerte del Papa Francisco, que durante días ha acaparado las portadas de todos los medios a nivel internacional, Sánchez compareció en Moncloa para comunicar el incremento de 10.471 millones de euros del gasto en defensa y seguridad, con cerca de 1.900 millones destinados, directamente, a adquirir o fabricar armamento. Lo anunció con las banderas de España y de la UE a su espalda, luciendo crespones negros por el fallecimiento del pontífice.
La polémica por el contrato del Ministerio del Interior con una empresa israelí por 6,6 millones de euros sirvió al Ejecutivo, y en particular a Sumar, para evitar que cobrara vuelo en la agenda pública el aumento del gasto en defensa, que teóricamente permitirá llegar al 2% del PIB ya en 2025. Disparar esta inversión es exigido por la OTAN y por la UE, y la Alianza Atlántica respondió a la remisión del plan del Gobierno recriminándole que ni siquiera ha alcanzado el 1,4% del PIB que ya proclama haber logrado en 2024.
El PNV es el socio que ve con mayor entusiasmo el plan, por todo lo que afecta a la reindustrialización y al crecimiento económico que esta inyección de recursos sin precedentes aspira a impulsar.
El Gobierno dejó pasar más de 24 horas entre el anuncio del presidente en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros y la publicación del plan, un documento en formato PDF de apenas una veintena de páginas. Un texto con escaso detalle y sin anexos que analicen y argumenten la necesidad de financiar estas inversiones. Que no explica, más que grosso modo, las partidas concretas que tendrán que modificar para financiarlo.
El Ejecutivo, que opera con los Presupuestos de 2023 (prorrogados en dos ocasiones), se aferra a que, como no requiere de nuevos créditos, sino que meramente modifica partidas de gasto ya contempladas, no necesita el aval de la Cámara Baja. Tampoco cuenta con los votos que le permitirían sobrevivir a este examen.
El asunto es especialmente espinoso para Sumar, que tendrá que hacer un nuevo ejercicio de equilibrismo, agotada la polémica sobre el contrato de las 15 millones de balas como cuestión sobre la que dirigir los focos. El grueso de los aliados parlamentarios rechazan la hoja de ruta de Sánchez, y Podemos es la voz más contundente. Hasta el punto de etiquetar al presidente como “señor de la guerra”.
El PP se desmarca: el decreto de aranceles, en manos de Podemos
En lo que toca al incremento en materia de defensa y al apagón, de momento, el Gobierno puede verse erosionado políticamente, pero no hay ningún acto legislativo sobre la mesa que requiera de los votos de los grupos parlamentarios. Bien distinto es el debate de convalidación o derogación del real decreto ley antiaranceles, impulsado como respuesta a la ofensiva comercial de Donald Trump, hoy parcialmente congelada.
El decreto, que el Consejo de Ministros aprobó con algunas modificaciones menores sugeridas por el PP, permite movilizar hasta 14.100 millones de euros en préstamos y avales a las entidades que más sufran el impacto de la guerra arancelaria. Ya está en vigor, pero esta semana expira el plazo de 30 días para someterlo a la ratificación de la Cámara. Y, aunque el Gobierno vende optimismo, lo cierto es que los grupos de los que depende niegan que tenga los apoyos necesarios.
El miércoles, la última reunión entre el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y el vicesecretario del ramo en el PP, Juan Bravo, acabó con un portazo por parte del dirigente conservador. “Nos vamos peor que entramos, puesto que no hay aceptación de las propuestas del Partido Popular”: “No se puede pedir nuestro respaldo cuando no se acepta ni una sola propuesta de las que reclaman empresas, autónomos y trabajadores”, apuntó Bravo tras reunirse con el ministro.
Fuentes del Gobierno aseguraban poco antes que el buen tono y la sintonía que Cuerpo y Bravo han exhibido estas semanas se han mantenido en todo momento. Afirmaban que el PP no tiene “razón” alguna para no aprobar el decreto. Sostienen que se ha avanzado hacia el entendimiento en medidas que afectan al “mercado interior”, y también en alguna “de soporte a nivel europeo. No concretan más.
La joya de la corona para el PP es la opción de que el Gobierno avale la extensión de la vida útil de las centrales nucleares, un escenario que el Ejecutivo descarta rotundamente. Y que depende, en última instancia, de las centrales, que en 2019 ya pactaron el calendario de cierre, para su despliegue entre 2027 y 2035. Aquí, en Moncloa retan al PP a desvelar si apuesta por dedicar recursos públicos para extender el ciclo vital de las nucleares, como se ha planteado en ocasiones desde este sector.
Varios ministros dan por hecho que el PP no se atreverá a votar en contra de un decreto de tanta importancia. Creen que sus volantazos con el decreto ómnibus, que incluía la revalorización de las pensiones, ya les pasaron factura. Y sostienen que, como mucho, el PP se abstendrá, pero la mayoría de voces consultadas creen que no se atreverán a votar “no”.
Sólo lo harían, apunta un ministro, si Podemos decidiera votar en contra, tornando decisiva la postura del PP. Al ser un decreto ley, basta contar con mas síes que noes, y el Gobierno junto con todos sus aliados ya suman 175 votos.
Podemos puede abstenerse y la norma saldrá adelante, pero un “no” podría abrir la puerta a un escenario más complejo. La tentación de infligir una derrota de este calibre sería difícil de resistir para el PP, reconocen en el Ejecutivo.
También deslizan que no esperan que el partido de Ione Belarra vote junto al PP y Vox, pero asumen que mantendrá la tensión hasta el último minuto, para copar titulares y reivindicarse como llave de la legislatura.
La formación morada no quiere adelantar pantallas, pero sigue incrementando el nivel de sus proclamas contra el Ejecutivo. “Al Gobierno se le va la fuerza por la boca”, afirmó el jueves Irene Montero, eurodiputada y número dos del partido. “Es el momento de plantarnos ante esas órdenes de Trump de aumentar el gasto militar”, aseguró.
Lo que reclaman es que Sánchez “expropie viviendas que tienen acaparadas ilícitamente los fondos buitre de EEUU”, para ponerlas “al servicio de la gente”. No perdonan que sea posible “encontrar dinero para gastarlo en armas”, y no para ampliar políticas sociales.
Son dos debates distintos, pero tratan de ligarlos. En el camino hasta aquí, los morados han tildado al Gobierno de “lamebotas del delincuente fascista Trump”, entre otros calificativos. Distintos dirigentes ven improbable que Podemos tumbe un real decreto que ya está en vigor y que afecta a un tema tan sensible. Pero, vistos los precedentes, son cada vez menos voces las que se atreven a avanzar escenarios a tantos días vista.