Me Too en el Ejército

Teresa Franco: “Me hicieron un electroencefalograma para saber cuál era mi capacidad de subordinación al mando”

La Cabo denunció a su Capitán por faltas de respeto, vejaciones y trato discriminatorio hace quince años y aunque le absolvieron, se concluyó que había abusado de su poder

Teresa Franco, cuando estaba en el Ejército

Teresa Franco ingresó en las Fuerzas Armadas con 25 años, tras estudiar pedagogía. Reconoce que disfrutó la primera década en el Ejército, incluso describe esos años como “maravillosos”. Hasta que un día, según cuenta, tuvo “la mala suerte de dar con un jefe, al que desde mi punto de vista, no le gustaba la gente reivindicativa y mucho menos si era mujer“.

Teresa Franco, en su época en las Fuerzas Armadas

“Te voy a dar una patada en la seta”

Franco no estaba de acuerdo con una serie de condiciones laborales que le estaban imponiendo, en ese momento, era Cabo, y protestó. “Ese hombre, que era mi jefe más directo, me insultó, me dijo que si no estaba de acuerdo con lo que él me ordenaba, pues que me daría una patada en la ‘seta’. En Murcia es como si me dijera que me iba a dar una patada en mis genitales“, explica.

A raíz de este incidente ocurrido en 2011, Franco denunció de forma interna.Consideré que era una verdadera y tremenda falta de respeto hacia mi persona y por la parte del cuerpo al la que se refirió, entendí que era un abuso por razón de sexo. Siempre recomiendo que no se hagan denuncias internas y que se vaya directamente a los juzgados, pero mis hechos sucedieron justo antes de que se hiciese la reforma del Código Penal Militar y en aquellos momentos no existían las Unidades de Protección frente al Acoso (UPA)“.

“Creía que el Ejército era un verdadero mundo de valores, de honor, lealtad y verdad”

“En mi ignorancia creía que el Ejército era un verdadero mundo de valores, de honor, lealtad, verdad y pensé que denunciándolo de manera interna, los superiores de mi superior me llamarían, verían cuál era mi opinión, etcétera, pero qué va”.

Franco estuvo en las Fuerzas Armadas veinte años

Cuenta Franco que los testigos declararon que no habían oído nada. “Me quedé pensando que qué barbaridad y qué cobarde es la gente. El juicio interno fue pantomima, fue desastroso. Yo, de víctima, pasé a ser una loca, que me invento cosas, a pesar de tener un expediente impoluto de mis diez primeros años”, denuncia.

 “Cuando todo pasó, me dije: ‘Teresa, por lo menos le has demostrado a este hombre, que en aquellos momentos era un teniente, que no te dejas pisar y por lo menos se ha llevado un susto, me daba por satisfecha, pero nada más lejos”, rememora.

Seis arrestos disciplinarios que sumaron 33 días de privación de libertad

Ahí comenzó su verdadero calvario porque “tras la denuncia, él utilizó el régimen disciplinario para ir contra mí, para hacerme la vida imposible y para acosarme. Es algo que pasa en todos los ámbitos de la vida, en la medicina, educación, en política, pero el Ejército tiene un sistema que no nos deja defendernos y ahí es donde viene nuestro desamparo. Tampoco tenemos derecho a sindicarnos, no tenemos derecho a nada”, se queja.

Teresa Franco pide más garantías para las víctimas en el Ejército

Tras la denuncia, fue objeto de seis arrestos disciplinarios que sumaron 33 días de privación de libertad y recibió informes negativos sobre su conducta profesional. “Me encerró en un calabozo, que podía salir a pasear unas horas al día, pero eso era una privación de libertad que solamente en este país la pueden hacer los jueces. Sé que me pueden encerrar, pero por lo menos que sea por algo que he hecho, no por algo que este hombre se está inventando. Y ahí fue cuando me di cuenta de lo podrido y mal organizado y horrible que está el sistema militar en nuestro país y que posee reminiscencias del franquismo“.

“Me sentí desamparada, me sentí sola y lloré mucho”

La Cabo pone un ejemplo, en una ocasión la encerraron diez días por hablarle de tú a su superior. “Claro, pero no cuenta que en 17 ocasiones él me hablaba de tú a mí y en una de las veces que yo le respondí utilicé el tú, porque al final te amoldas conforme vas hablando con alguien. Me sentí desamparada, me sentí sola y lloré mucho”, se lamenta.

Después de aquello le abrieron cuatro expedientes alegando pérdida de facultades psíquicas y tuvo que pasar cuatro exámenes en el Hospital Militar Gómez Ulla. “Una sorpresa para el Ejército porque cada vez me hacían un montón de pruebas y me remitían otra vez a un cuartel diciendo que estaba perfecta y que se me devolviese el arma y me pusieran a trabajar“.

Teresa quiere alzar la voz por las víctimas que como ella no hayan encontrado justicia en las Fuerzas Armadas

La prueba del electroencefalograma

Sin embargo, no olvida el trance, el viaje hasta Madrid y “que me llenaran la cabeza de cables porque tenían que descubrir cuál era mi capacidad de subordinación al mando. Y yo le decía a la señora que me ponía los cables: ‘Pero mire usted, ¿cómo se va a mirar por un ordenador si soy capaz de subordinarme a un mando?’ Una historia de película”, apunta.

“Me obligaron a trabajar tras un aborto con el feto muerto dentro”

Además de los arrestos y los expedientes cuando Franco sufrió un aborto “los mandos militares médicos de mi acuartelamiento, íntimos amigos de mi de mi entonces ya Capitán, determinaron que tenía que seguir trabajando en mi garita haciendo guardia con el feto muerto dentro, a pesar de que había médicos civiles que me habían prescrito que me dejaran en casa hasta que lo expulsara o me hicieran un legrado, lo lógico que te hacen en cualquier trabajo, pero no en el Ejército“, señala.

Teresa Franco estuvo 33 días privada de libertad

Denunció en 2014, el juicio fue en 2022

Además, sus compañeros comenzaron a darle de lado, no querían que les salpicase lo que estaba ocurriendo y estar cerca de ella, no era bueno para su futuro. También le abrieron otro expediente en el que se recogía su actividad en redes sociales y su participación en asociaciones militares y feministas. Expediente que el Ministerio de Defensa archivó. “De cuando fui la Secretaria General de las mujeres en AUME. También fui perseguida por mi activismo asociativo”, asegura.

Franco denunció en 2014 a su Capitán por faltas de respeto, vejaciones y trato discriminatorio durante los cuatro años que duró su acoso y derribo. Sin embargo, el juicio no se celebró hasta 2022.

“Quedó demostrado que había abusado de su poder”.

“Mis compañeros de tropa me apoyaron, fueron muy valientes, pero sin embargo, la mayoría de oficiales, defendieron al Capitán“, explica. La Fiscalía, incomprensiblemente, también estaba del lado del mando. No obstante, el Ministerio Público reconoció que el Capitán llevó a cabo acciones que deberían haber sido “objeto disciplinario”, pero había pasado tanto tiempo que habían prescrito. “Quedó demostrado, aunque le absolvieran, que había sido un mal mando, que había abusado de su poder”, señala.

Franco ha pasado página como ha podido, pero todavía le remueve rememorar lo sucedido. Por eso quiere alzar la voz, considera que los delitos no deberían ser juzgados por militares en épocas de de paz, “no son crímenes de guerra y si te roban el coche, es un delito común, y da igual que seas militar, o que seas bombero y los delitos de acoso y agresión sexual, ya ni te cuento”, insiste.

Denunciar con garantías

No solo aboga por eliminar ciertos delitos del código castrense también se muestra preocupada por la falta de formación de los jueces y juezas militares en género. “Es fundamental. Existe una falta de formación tremenda en los juzgados ordinarios, pues imagina en los militares. Da miedo. Luego te dicen desde el Ministerio de Igualdad, desde el de Sanidad, desde todos los estamentos que hay que denunciar. Sí, es verdad, pero lo que hay que hacer es que cuando se denuncie tengas todas las garantías de que no te van revictimizar dos, tres o cuatro veces. Porque si no, no sirve de nada y acabas, como yo, expulsada del puesto de trabajo por el que has luchado tanto”.