Las claves de las denuncias en el Ejército

Las denunciantes afirman que no se respeta la protección de datos confidenciales

Semanas de investigación y varios testimonios de mujeres y hombres, que forman o han formado parte de las Fuerzas Armadas, recogidos por Artículo14 destapan una realidad cruda en el Ejército español: las víctimas de acoso sexual, de género y profesional aseguran que sus denuncias no solo caen en saco roto, sino que se convierten en una trampa para continuar con su carrera profesional.

Para dar voz a estas víctimas, este medio lanzó una iniciativa inspirada en el movimiento #MeToo, habilitando un buzón de denuncias en denuncia@articulo14.es. Este canal busca visibilizar y documentar los abusos cometidos en este sector profesional, ofreciendo un espacio seguro para que las víctimas compartan sus experiencias.

Aurora G. Mateache nos cuenta cómo en la última semana este medio ha recibido y publicado el relato de mujeres militares que se atrevieron a denunciar y acabaron pagando un precio muy alto: campañas de hostigamiento, aislamiento, informes médicos para apartarlas del servicio, desprestigio, bajas médicas por problemas psicológicos, incapacidad para seguir al frente y, finalmente, la expulsión del Ejército sin pensión.

A pesar de la existencia de la Unidad de Protección frente al Acoso (UPA) desde 2016, muchas víctimas han perdido la confianza en este organismo, alegando que sus protocolos no garantizan la confidencialidad ni la protección adecuada. De las 84 denuncias por acoso registradas en el Ejército en los últimos dos años, ninguna ha terminado en condena  El Ministerio de Defensa, sin embargo, asegura que estas prácticas no existen y que sus protocolos se cumplen.