No es sencillo alzar la voz contra tus compañeros de partido y señalar los errores de tus siglas, pero Zaida Cantera, exdiputada y afiliada al PSOE, parece tener claro qué intereses defiende y son los de las víctimas de violencia sexual en las Fuerzas Armadas. Ella lo fue. Hace casi veinte años, en 2008, denunció al teniente coronel, Isidro José de Lezcano-Mújica, tras regresar de una misión en Líbano. El Tribunal Militar Central lo condenó en 2012 a dos años y diez meses de prisión por abuso de autoridad y trato degradante, porque en aquel tiempo, el acoso sexual no estaba tipificado en el Código Penal Militar.
¿Ha tenido oportunidad de leer la investigación de Artículo14 sobre cómo se manejan las denuncias de violencia sexual en las Fuerzas Armadas?
Sí, nada nuevo, nada que no supiera. Es una de mis frustraciones, la cantidad de mujeres que cuentan lo mismo y las cosas no cambian. Que a día de hoy, una mujer en las Fuerzas Armadas que denuncia, su destino sea la calle es lamentable. Gobierne quien gobierne, pero más gobernando nosotros.

¿Ha denunciado esta situación en sus filas, fuera de ellas?
He llamado al Ministerio de Igualdad por activa y por pasiva, y a mucha más gente, vamos, a todo el mundo.
¿Qué les dice?
La UPA -la Unidad de Protección frente al Acoso- no debería estar formada solo por personal militar. Debería incluir asesores militares que asesoren a personas que conocen las cuestiones de género sobre la idiosincrasia militar. He tenido muchísimas llamadas de mujeres que han llamado a la UPA y la respuesta que han tenido ha sido la filtración de sus denuncias a los mandos. Pero, ¿cómo es esto posible? Conocían las denuncias que habían propuesto mujeres a las que no se les activaba protocolo ninguno, incluso mujeres a las que se les decía: “Oye, tú, que eres militar”. Como diciendo “tienes que aguantar”.
¿Ha recibido muchas llamadas de otras mujeres víctimas?
Sí. Y cada una de ellas las he transmitido por las vías reglamentarias. He llamado en persona hasta a jefes de unidad. El jefe de unidad no tiene que hacer nada, no me tiene que hacer caso, tiene que aplicar la ley. No tiene que llegar una diputada llamarte, para preguntarte: “Oye, ¿qué pasa con esta chica?”
¿Qué cuentan ellas?
Por ejemplo que un compañero se la ha sentado encima de su miembro y el jefe no ha hecho nada. “Me sentó encima suyo y se restregó”. “¿Se lo has dicho al jefe?” “Sí”. ¿Y qué te ha contestado? ¿Qué ha pasado?” “Nada. No activa el protocolo“. “Has pedido que lo activen?” Algunas mujeres ni siquiera conocen cuáles son los mecanismos, todavía no están muy informadas.
¿Por qué cree que se repiten estas situaciones de violencia?
Es difícil modificar las dinámicas, hay que cambiarlas con sanciones. Fue un grave error incorporar el acoso por razón de género y la agresión sexual en el Código Penal Militar. Es una de las cosas de las que me quejé y malinterpretaron, los civiles no lo entienden. Estando en el Congreso me di cuenta que existe una brecha muy grande sobre el conocimiento del público de las características propias en la inteligencia militar. No tienen nada que ver las ministras de Defensa y la idiosincrasia de las Fuerzas Armadas.
¿Se deben excluir estos delitos del Código Penal Militar?
Las víctimas no son agredidas por su condición militar, sino por el hecho de ser mujeres. Lo única diferencia con el resto es que visten botas y uniforme. Su denuncia no tiene que ir a un tribunal militar porque nada tiene que ver su agresión con el ámbito militar, tiene que ver con que ella es mujer. Si miras los informes del Observatorio de la Vida Militar y buscas el número de denuncias y la población militar de las Fuerzas Armadas, verás cómo el número de denuncias es inequívocamente diferente al del ámbito nacional. Es curioso.

Entre 2022 y 2024, 84 denuncias y ninguna condena.
Con lo difícil que es denunciar en las Fuerzas Armadas, que una mujer dé el paso adelante. ¿Cuál es la probabilidad proporcionalmente si haces un paralelismo con el ámbito civil? ¿Cuál es la probabilidad de denuncias falsas? Se te dispara. Tenemos un grandísimo problema. A las mujeres militares se las sigue dejando abandonadas. Me senté con la anterior secretaria de Estado de Igualdad cuando se iba a redactar la Ley del solo sí es sí y otras leyes con respecto a la mujer. Y les dije: “Hay que sacar del ámbito militar las denuncias. No pueden ser silenciadas por un tribunal militar. “¿Es que cuestionas la imparcialidad de los tribunales militares?”, me preguntó. Y contesté que en este aspecto, por supuesto. Lo sé porque lo he vivido. A mi acosador le metieron menos de tres años para que pudiera seguir vestido de uniforme. Se dijo que se iba a reformar la justicia militar y no se ha hecho, es una injusticia.
¿El destino de una mujer víctima que denuncia violencia sexual en las Fuerzas Armadas es abandonar el Ejército?
Sí, en un 99,99 por ciento de los casos aunque condenen al agresor, nosotras acabamos fuera. Que una mujer denuncie y que su destino sea acabar en la calle en lugar del acosador es grave. Y no estoy diciendo que la denuncia tenga que acabar en condena. No es eso. Hay que empezar por tratar a la víctima. Que una presunta víctima dude ahora mismo de si puede o no llamar a la UPA, esta unidad que se creó para que quedara bonita en papel. Hay víctimas que no quieran siquiera llamar porque han visto las consecuencias en otras mujeres. Esto es muy preocupante, pero que muy preocupante.
¿Qué sucede con la UPA? ¿Por qué funciona tan mal?
Alguna mujer me ha contado que se ha puesto en contacto con la UPA y que, en algunos casos, las han atendido mandos de alta dirección. “Me ha atendido tal persona y encima me ha hecho preguntas de si de verdad ha pasado lo que denuncio, que si no he sido yo, que si no valgo para esto”, les cuestionan hasta su validez como profesionales.
¿No es cierto que haya tolerancia cero con la violencia machista?
No se aplica en todos los casos. Y lo que tienen que hacer es controlar en aquellos casos en los que no se está aplicando correctamente y eso creo que falta en determinados mandos intermedios y altos. Opino que todavía sigue habiendo cierta permisividad porque se piensa que la mujer que denuncia te va a crear un problema. No te crea un problema, el problema te lo voy a crear yo. Dentro de las políticas del Ministerio de Defensa, lo que hay que transmitir es: yo sí te voy a crear el problema en tu carrera militar, como te llegue un caso y no actúes de manera ejemplar. Y, ojo, actuar de manera ejemplar no quiere decir que creas a la presunta víctima y desampares al presunto agresor.
Quiere decir que actúes con todos los recursos y que informes, no que te lo quieras ventilar en tu unidad sin que nadie lo sepa. Y sí, hay que crear unidades que estén mejor preparadas y que sean independientes de la cadena de mando. Porque en el momento en el que tienes una unidad, en la que hay militares que dependen a su vez, de un coronel, el coronel que manda en la unidad conoce al coronel que han denunciado y le filtra la denuncia. Estoy acudiendo a ti como víctima para que me atiendas como víctima. No eres quién para filtrar, lo que te estoy pidiendo es ayuda.
¿Recomienda denunciar a las mujeres que le confiesan una situación de violencia?
Nunca. “Anímalas a denunciar“, me dicen. En el ámbito militar ni hablar. En lo social me lo pensaría. Tuve un caso de una soldado que sufrió una agresión grave a la que le ofrecí asesoramiento profesional de expertos para que tuviera toda la información. Tenía dos hijos, era madre soltera, no tenía muchos recursos y si denunciaba y se quedaba en la calle ¿adónde va ir? ¿De dónde saca el dinero para hacer pagar al abogado? Son procedimientos caros, esa es otra barrera. Ella decidió no denunciar. Sentí alivio. Fue mi mayor victoria y mi mayor derrota.
¿Si pudiese dar marcha atrás denunciaría de nuevo el acoso que sufrió?
No. Con lo que he padecido y sufrido, con el dinero que me he gastado, ni hablar. No merece la pena. Con lo mal que lo ha pasado mi marido, mi familia. ¿Qué gané con la denuncia? ¿Justicia? ¿Qué justicia tuve yo? Si la hubiera tenido a mi acosador lo hubieran echado fuera de las Fuerzas Armadas. La que acabó fuera fui yo. No, es que te dieron indemnización, ¿qué indemnización me dieron a mí? ¿Que sufrí a cambio? El acoso de una trama que organizaron para cargarme a mí un delito, que condenaron a los responsables que eran generales y no pasó nada. Es así. Hoy no denunciaría.