5 errores que cometes al usar crema solar y están poniendo en riesgo tu piel

Protegerse del sol correctamente es sencillo, pero requiere constancia y buenos hábitos

Usar protector solar en verano es indispensable para cuidar la piel.

En pleno verano, con playas y piscinas abarrotadas, protegerse del sol no es solo una cuestión estética: es un hábito clave para cuidar la salud de la piel. Aunque cada vez más personas utilizan protector solar, no siempre lo aplican de la manera correcta, lo que reduce drásticamente su eficacia.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha identificado algunos de los fallos más frecuentes, y conocerlos puede marcar la diferencia entre unas vacaciones seguras o una quemadura que arruine el verano.

A continuación, repasamos cinco errores habituales y cómo corregirlos para garantizar que tu piel esté realmente protegida.

1. Pensar que la crema solar es suficiente para todo

Un error muy común es creer que, por usar protector solar, se puede permanecer al sol sin límite de tiempo. Nada más lejos de la realidad. La crema es solo una parte de la estrategia de protección, que debe complementarse con otras medidas: buscar la sombra, utilizar ropa ligera, llevar sombrero y gafas de sol, y evitar la exposición en las horas centrales del día.
Además, la mayoría de las personas aplican menos cantidad de la necesaria, lo que deja zonas de la piel sin la defensa adecuada. La crema es esencial, pero no mágica: el exceso de radiación sigue siendo dañino aunque estés embadurnado.

2. Aplicar menos cantidad de la recomendada

La efectividad de un protector solar depende en gran medida de la cantidad que se use. Según los expertos, para cubrir bien todo el cuerpo de un adulto se necesitan entre 30 y 40 mililitros por aplicación, lo que equivale a unas 6 o 7 cucharaditas colmadas.
Esto significa que un envase de 200 ml no dura ni para una semana si se aplica correctamente en toda la familia. También hay que recordar que zonas como orejas, cuello, dorso de pies y manos suelen olvidarse… y acaban quemadas.
En resumen: sé generoso con la cantidad y no olvides ningún rincón.

3. Confiar demasiado en la etiqueta “water resistant”

Muchos creen que un protector solar resistente al agua les protege durante horas, incluso después de nadar. En realidad, este término significa que el producto mantiene parte de su protección tras un breve tiempo en el agua, pero no de forma indefinida.
Tras un baño en el mar o la piscina —y especialmente después de secarse con una toalla— es fundamental reaplicar la crema. Lo mismo ocurre si has sudado mucho: la protección desaparece antes de lo que crees.

4. No reaplicar la crema con la frecuencia necesaria

Otro error habitual es ponerse protector solar por la mañana y olvidarse de él el resto del día. La protección no es eterna, ni siquiera con un SPF 50 o superior. El sudor, el roce de la ropa, el agua y el simple paso del tiempo reducen su eficacia.
La recomendación de la OCU y de los dermatólogos es clara: reaplicar cada dos horas y siempre después del baño. Puede parecer excesivo, pero es la única manera de mantener el nivel de protección indicado en la etiqueta.

5. Creer que la piel morena ya no necesita protección

Uno de los mitos más peligrosos es pensar que, una vez bronceados, estamos a salvo del sol. Es cierto que la melanina actúa como un filtro natural, pero no bloquea por completo los rayos ultravioleta. Incluso las pieles oscuras pueden sufrir daños como envejecimiento prematuro o cáncer de piel.
Tampoco es cierto que usar protector solar impida broncearse: simplemente reduce la intensidad de la radiación, permitiendo que el bronceado sea más gradual y, sobre todo, más seguro.

Protegerse del sol correctamente es sencillo, pero requiere constancia y buenos hábitos:

  • Usa la cantidad adecuada de crema solar.
  • No confíes solo en ella: combina con sombra, ropa y accesorios.
  • Reaplica cada dos horas y después de cada baño.
  • Protege tu piel aunque ya esté morena.
  • No olvides las zonas menos visibles.
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