Matan Zangauker, soldado israelí, fue secuestrado el 7 de octubre de 2023 en Nir Oz, donde vivía junto a su novia, Ilana Gritzevsky. Ambos fueron capturados durante el ataque, pero ella fue liberada semanas después, en noviembre de ese mismo año, mientras que él permaneció en manos de Hamás durante más de dos años, convirtiéndose en uno de los rehenes más conocidos del país.
La última vez que Einav lo había visto fue el 6 de octubre de 2023, en una cena familiar en la que estaban presentes las hermanas de Matan, Natalie y Shani, y su novia Ilana Gritzevsky. Aquella noche no imaginaron que sería la última en mucho tiempo.
Durante el cautiverio, Hamás llegó a emitir amenazas directas sobre su vida. En junio de 2024, el grupo advirtió que el Ejército israelí sería “responsable de su muerte” si intentaba rescatarlo por la fuerza, después de detectar operaciones cerca de donde estaba retenido. En las semanas previas a su liberación, las Brigadas Al Qasam reiteraron que su vida corría peligro si la ofensiva israelí sobre Gaza continuaba.
Finalmente, este lunes, Matan fue uno de los siete rehenes entregados en la primera fase del acuerdo. Tras ser trasladado por la Cruz Roja, llegó a la base de Re’im, donde Einav pudo escucharlo por teléfono por primera vez en más de dos años. Fue una llamada corta, pero cargada de emoción. Poco después, madre e hijo se encontraron cara a cara.

Una madre que no se rindió
Durante el largo cautiverio de Matan, Einav Zangauker se transformó en una figura pública clave. De carácter combativo, encabezó protestas, vigilias y marchas. Su rostro, encadenada frente a la residencia del primer ministro Benjamin Netanyahu o en la “Plaza de los Rehenes” de Tel Aviv, se convirtió en una imagen recurrente en los medios israelíes.
Desde el 7 de octubre pasó noches en vela imaginando a su hijo encerrado en una celda subterránea. Rehenes liberados describieron que algunos hombres eran mantenidos en jaulas en los túneles, una imagen que Einav no podía quitarse de la cabeza.
También fue una de las voces más críticas con el Gobierno de Netanyahu, a quien acusó de haber torpedeado treguas anteriores que habrían permitido liberar a su hijo. Aunque era votante tradicional del Likud, rompió públicamente con el primer ministro y lideró protestas frente a su residencia. “Te perseguiré si mi hijo vuelve en un saco”, llegó a advertirle.
En la Plaza de los Rehenes, cada noche veía cómo el contador marcaba un día más sin Matan. “Mi Matan, el gobierno te traicionó, pero el pueblo de Israel está contigo. Aguanta un poco más”, le decía. Su perseverancia hizo que el 70 % de la población apoyara a las familias de los rehenes, según encuestas publicadas en los últimos meses.

La alegría del reencuentro
Tras la confirmación del alto el fuego y la firma del acuerdo, Einav publicó un mensaje en redes sociales: “Matan vuelve a casa, junto a sus hermanas Natalie y Shani y junto a su novia Ilana, el amor de su vida”. Era la primera vez que usaba un tono exultante tras dos años de lucha.
Cuando las autoridades confirmaron la liberación de los siete primeros rehenes del día, cientos de personas reunidas en la Plaza de los Rehenes rompieron en aplausos y llanto. Einav, con un micrófono en mano, agradeció a todos los que habían apoyado su causa: “Gracias al pueblo de Israel, al Ejército, al presidente Trump, a todos los que ayudaron a traer a mi hijo y el resto de los rehenes a casa. No pararemos hasta que el último llegue a nuestra patria. ¡Matan vuelve a casa!”.
Tears of joy. pic.twitter.com/vb7tGZqAY9
— Israel Defense Forces (@IDF) October 13, 2025
Después del abrazo en Re’im, Matan fue trasladado a un hospital en Tel Aviv para iniciar un proceso de revisión médica y rehabilitación. Allí también lo esperaban otros familiares y amigos, entre ellos Ilana, que había pasado meses en el extranjero haciendo campaña por su liberación.
Un símbolo nacional
El reencuentro entre Einav y Matan no es solo la historia de una madre y su hijo, representa a muchas otras familias que llevan esperando a sus seres queridos por más de dos años. Israel conmemora estos días el segundo aniversario de la masacre del 7 de octubre, con actos en memoria de las 1.200 víctimas y para exigir la liberación de los 48 rehenes que, según estimaciones oficiales, siguen en Gaza.
Mientras continúan las negociaciones sobre el futuro de la Franja, la imagen de Einav abrazando a Matan es, para muchos israelíes, la prueba de que la perseverancia puede quebrar incluso los muros más oscuros. Después de 738 días, madre e hijo vuelven a estar juntos.