La posición en la que duerme un recién nacido es fundamental para su seguridad, especialmente durante los primeros meses de vida. Según la American Academy of Pediatrics (AAP), los recién nacidos deben dormir siempre boca arriba durante esos primeros meses. Pero… ¿cuándo puede dormir un bebé boca abajo?
Esta recomendación se basa en numerosos estudios que demuestran que esta postura reduce significativamente el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Por lo que debe ser más tarde cuando pueda cambiar de posición.
La edad a la que puede dormir un bebé boca abajo

Lo primero de todo, es importante conocer por qué se debe vigilar la postura al dormir del pequeño. El principal peligro de que un bebé duerma boca abajo antes de los 4-6 meses de vida es la inmadurez de su sistema respiratorio.
Los bebés pequeños no tienen suficiente fuerza en el cuello para girar la cabeza si necesitan más aire, lo que puede llevar a una posible asfixia. Además, esta posición aumenta hasta 12 veces el riesgo de SMSL, según datos de la AAP.
A partir de los 6 meses, muchos bebés comienzan a darse la vuelta por sí mismos. Cuando el niño adquiere esta habilidad motora, puede empezar a considerarse seguro que duerma boca abajo. Ya demuestra tener la fuerza necesaria para cambiar de posición si lo necesita. Sin embargo, la AAP recomienda seguir colocándolo boca arriba al acostarlo, incluso si luego se gira por su cuenta.
Entonces, este es el momento indicado para dejarle dormir de lado e incluso boca abajo. Pero hay que seguir alerta, sobre todo en las primeras semanas tras empezar a girar por sí solo.
Qué hay que tener en cuenta cuando un bebé empieza a girarse solo
Para garantizar la seguridad cuando procede a dormir un bebé boca abajo, hay que prepararle un entorno de sueño seguro. Con un colchón firme, sin almohadas, mantas sueltas ni peluches en la cuna. Y mantener la habitación a una temperatura adecuada. La Asociación Española de Pediatría (AEP) insiste en mantener estas precauciones hasta que el bebé cumpla 12 meses.
Durante el día, se recomienda trabajar en un “tiempo boca abajo” supervisado, cuando el bebé está despierto. Esta práctica ayuda a fortalecer los músculos del cuello y hombros, previniendo la plagiocefalia (cabeza plana) y favoreciendo el desarrollo motor. El Instituto Nacional de Salud Infantil de EE.UU. (NIH) sugiere comenzar con sesiones cortas ya a los pocos meses de vida.
Si el bebé muestra preferencia por dormir boca abajo una vez que puede girarse solo, no es necesario forzarlo a cambiar de posición. Si bien, es recomendable acostarle directamente boca arriba. Los padres deben asegurarse de que su entorno sigue siendo seguro y supervisar sus patrones de sueño.
La seguridad del bebé debe ser siempre la prioridad de sus padres, siguiendo las pautas establecidas por expertos en salud infantil. Ante cualquier duda sobre su desarrollo motor o su adaptación a diferentes posturas al dormir, siempre es recomendable consultar con el pediatra cuanto antes.