El asma es la enfermedad crónica más habitual en la población infantil, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque, afecta a personas de todas las edades.
Los síntomas incluyen tos, silbancias, presión en el pecho o falta de aire y pueden ir de leves a graves. Además, con el tiempo pueden desaparecer o aparecer, de acuerdo con la organización. Según la OMS, cerca de 262 millones de personas tenían asma en el año 2019.
Lamentablemente, ni las alergias ni el asma no son iguales para todos. Aunque durante la infancia los niños son los más afectados, con el paso del tiempo la balanza se inclina hacia las mujeres. Según las doctoras María Jesús Rodríguez Nieto, jefa de Neumología, y María del Mar Fernández, especialista en Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, las hormonas sexuales femeninas desempeñan un papel clave en esta diferencia.
La influencia de las hormonas
El desarrollo y la evolución de muchas enfermedades alérgicas parecen estar directamente ligadas a las hormonas sexuales femeninas. En especial, la progesterona, que se libera durante la segunda fase del ciclo menstrual, puede provocar urticaria, dermatitis autoinmune o incluso anafilaxia catamenial, una reacción grave.
En el caso del asma, la relación hormonal es aún más evidente. La doctora Rodríguez Nieto subraya que “el abordaje con perspectiva de género resulta clave, pues factores como la menstruación o la menopausia influyen en la incidencia, prevalencia y gravedad del asma”.
Mujeres padecen de asma más grave y frecuente
El asma no solo es más común en las mujeres, sino que también tiende a desarrollarse con mayor gravedad. “Existen diferencias en el desarrollo del pulmón y las vías respiratorias entre hombres y mujeres, que en un principio favorecen la aparición del asma en ellos, pero luego, con los factores hormonales, se polariza más en ellas”, explica la doctora Fernández.
Además, ciertas enfermedades asociadas pueden agravar el cuadro. “Las mujeres padecen un asma más grave debido a comorbilidades como la poliposis nasal, la obesidad, los trastornos del sueño o el reflujo gastroesofágico”, añade la alergóloga.
Las etapas vitales femeninas también influyen en la evolución del asma. “Entre el 11 y el 40% de las mujeres asmáticas agravan sus síntomas durante el ciclo menstrual, y hasta un 18% de las embarazadas experimentan un empeoramiento durante la gestación, porcentaje que puede duplicarse en los casos graves”, según Rodríguez Nieto.
Los retos en las diferentes etapas de la mujer
Durante la menstruación, la progesterona podría ser la responsable del empeoramiento de los síntomas, aunque aún se necesitan más investigaciones. “Existen pocos estudios adecuados para determinar su relación, pero se ha observado que la menarquía precoz puede contribuir al aumento del asma en mujeres”, asevera Fernández.
En la menopausia, la terapia hormonal sustitutiva usada para aliviar los síntomas propios de esta etapa se ha asociado con un incremento del riesgo de asma en mujeres predispuestas.
Por último, el embarazo supone otro desafío. “Muchas gestantes interrumpen su tratamiento por miedo a dañar al feto, pero el asma no controlada puede causar parto prematuro, retraso en el crecimiento del bebé o hipertensión en la madre”, advierte la alergóloga. Por eso, insisten en la importancia de consultar siempre con los especialistas antes de suspender o modificar la medicación.
Las alergias más comunes en las mujeres
Las alergias alimentarias también afectan con mayor frecuencia a las mujeres. Aunque la evidencia aún es limitada, se cree que los estrógenos pueden actuar como desencadenantes o agravantes de las reacciones alérgicas.
Además, existen alérgenos vinculados al sexo. La doctora Fernández apunta, como dato curioso, que el antígeno prostático, presente solo en los perros macho, puede provocar reacciones alérgicas en determinadas personas sensibles.
Más estudios con perspectiva de género
Las especialistas coinciden en que es esencial seguir investigando y aumentar la concienciación sobre las diferencias de género en el diagnóstico y tratamiento de estas patologías. “Necesitamos más estudios en grupos amplios sobre alergia alimentaria, asma menstrual y asma en general”, reclama la doctora Fernández.
La falta de investigación y la infravaloración de los síntomas femeninos provocan que muchas mujeres sigan sin recibir el diagnóstico o tratamiento adecuado.