Es habitual que un niño menor de seis años tenga de media unos diez resfriados al año. Los padres se inquietan: fiebre que sube, tos que no afloja, noches sin dormir, días sin ir al colegio. En esa mezcla de miedo y urgencia, quieren algo que haga efecto ya. El escudo recurrente contra cualquier mal, sin saber siquiera si la enfermedad es vírica o bacteriana, es el antibiótico. Intentan presionar para que recete, administran restos de tratamientos anteriores o comparten entre hermanos. Este tipo de decisiones están provocando que los antibióticos, a los que tanto debe la salud infantil, hayan derivado en un severo problema que preocupa al sector sanitario: la creciente resistencia a los antibióticos.

Son herramientas poderosas, pero, si no se usan correctamente, pierden su eficacia y se convierten en una seria amenaza. Los pediatras insisten en que la mayoría de las infecciones de la infancia son virales y, por tanto, el antibiótico no es la solución. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las resistencias antimicrobianas constituyen una de las diez principales amenazas para la salud. Frente a ciertos microorganismos, han aumentado un 40% en los últimos cinco años.
Una emergencia invisible: 35.oo0 muertes diarias
Una de cada seis infecciones bacterianas confirmadas en laboratorio es resistente a los tratamientos con antibióticos. “La resistencia a los antimicrobianos está superando los avances de la medicina moderna, lo que amenaza la salud de las familias en todo el mundo”, ha declarado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Aunque España es uno de los países de la Unión Europea que más ha reducido su consumo, sigue ocupando el séptimo lugar en el ranking de ingesta.
Los pediatras catalogan la resistencia a los antibióticos como una “pandemia silenciosa”. Y ofrecen un dato alarmante: más de 35.000 personas fallecen diariamente en Europa por infecciones producidas por microorganismos resistentes a estos fármacos. Su impacto en salud comparable al de la gripe, el VIH y la tuberculosis combinados. A nivel mundial, la resistencia a los antibióticos es responsable de más de un millón de muertes al año.
Las bacterias son organismos vivos y luchan por sobrevivir. Si abusamos en la forma de atacar, aprenderán el modo de defenderse. Algunas se han vuelto tan resistentes que son muy difíciles de tratar. El Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP) dirige su primera recomendación a los profesionales sanitarios para que realicen una prescripción adecuada, evitando ese “por si acaso”, sin una sospecha fundada de que pueda existir una infección bacteriana.
“La lucha contra las resistencias antimicrobianas es una responsabilidad compartida, especialmente porque todos los pediatras prescriben tratamientos antiinfecciosos: todos somos responsables y cada pequeño gesto que realicemos puede contribuir positivamente a la lucha contra las resistencias a los antimicrobianos”, indica la doctora Leticia Martínez Campos, coordinadora del Grupo de Trabajo de infecciones bacterianas de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), en un reciente informe.

Cuándo no usarlos
Los profesionales recuerdan que solo son efectivos contra las bacterias. Por tanto, no deben administrarse, aunque veamos al niño fuera de juego durante unos días en los siguientes casos:
- Resfriados, gripe y la mayoría de las faringitis. Son infecciones causadas por virus y, por tanto, los antibióticos no son efectivos. Su uso solo puede causar efectos secundarios innecesarios.
- Infecciones leves, como algunas gastroenteritis. Solo el pediatra puede evaluar su gravedad.
- Como prevención. Es un error común utilizarlos como medida preventiva en niños sanos cuando empiezan a proliferar cuadros de gripe u otras infecciones.
- Para garantizar la salud infantil, es esencial seguir las recomendaciones del pediatra y no recurrir a la automedicación. En caso de prescripción, no prolongarse más tiempo del indicado.
Breve manual de uso
Con el objetivo de mejorar la calidad de la asistencia sanitaria en la patología infecciosa de la infancia, los profesionales han elaborado el siguiente manual:



