El fantasma del apagón en España vuelve a sobrevolar el país. Cinco meses después del colapso que paralizó parte del sistema eléctrico el pasado 28 de abril, Red Eléctrica ha vuelto a lanzar una advertencia seria: el riesgo de otro corte generalizado persiste. Según un informe de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), la operadora del sistema ha pedido medidas urgentes para garantizar la estabilidad de la red, al detectar “variaciones rápidas de tensión” que podrían derivar en nuevas desconexiones de demanda o generación.
Red Eléctrica advierte de un riesgo real
El apagón en España del 28 de abril fue controlado gracias a un aumento puntual de producción en centrales de gas, una “medicación temporal”, en palabras de los técnicos. Pero esa solución, según Red Eléctrica, no basta para evitar futuros episodios. La empresa presidida por Beatriz Corredor reconoce que en las últimas semanas se han registrado bruscas oscilaciones en el sistema, lo que ha obligado a activar alertas internas.
“Las variaciones rápidas de tensión registradas pueden desencadenar tanto desconexiones de demanda como de generación”, señala la advertencia recogida por la CNMC. Pese a que la compañía matizó después que “no ha existido riesgo de suministro en los últimos días”, los informes del regulador dejan claro que las tensiones en la red siguen siendo un motivo de preocupación.
En resumen, el sistema eléctrico español está tensionado. Y las causas son múltiples.
Las energías renovables, una de las claves del problema
Uno de los factores que explican el actual riesgo de apagón en España es la transformación del modelo energético. En los últimos años, el país ha vivido un crecimiento explosivo de las energías renovables, especialmente de la fotovoltaica y la eólica. Estas instalaciones están conectadas al sistema mediante electrónica de potencia, lo que permite modificar la producción en cuestión de segundos.

Este tipo de generación, aunque limpia, también provoca fluctuaciones repentinas. Las variaciones de potencia en escalón —es decir, de golpe— hacen que la red sea más sensible a los cambios. Red Eléctrica reconoce que estas tecnologías no regulan la tensión de manera continua, y eso incrementa la posibilidad de que se produzcan desequilibrios instantáneos.
Paradójicamente, la transición energética que busca un sistema más sostenible también lo ha vuelto más complejo de gestionar. Y eso, en momentos de alta demanda o baja generación, puede acercar de nuevo el riesgo de apagón en España.
El papel de las centrales tradicionales y el autoconsumo
Pero el problema no se limita a las renovables. El informe de la CNMC señala que las centrales de ciclo combinado, las nucleares y las hidroeléctricas —tradicionalmente consideradas garantes de la estabilidad— tampoco están respondiendo con la rapidez que el sistema necesita. “Una parte de los grupos con control continuo de tensión no dispone de la agilidad necesaria ante las variaciones de los parámetros eléctricos”, detalla el documento.
Otro factor que complica la situación es el auge del autoconsumo. En los últimos años, miles de hogares y pequeñas empresas se han conectado a la red con instalaciones solares propias. Sin embargo, muchas de ellas operan en tensiones bajas y fuera del control directo de Red Eléctrica. El operador reconoce que “no tiene observabilidad” de estas fuentes, lo que impide anticipar su comportamiento y ajustar la producción general en tiempo real.
Cuando hay mucho sol, el autoconsumo reduce la demanda en el sistema de transporte; cuando desaparece, esa demanda vuelve de golpe. El resultado son picos de tensión que pueden derivar en inestabilidad o incluso en un apagón en España si no se corrigen a tiempo.
La CNMC prepara cambios urgentes
Ante este panorama, la CNMC ha decidido actuar. El regulador ha aprobado una serie de modificaciones urgentes en los procedimientos de operación del sistema eléctrico, tras reconocer que la seguridad del suministro está en riesgo.
Los cambios afectan a cuatro procedimientos clave:
- Las restricciones técnicas
- El control de tensión
- La regulación secundaria
- Los servicios de balance energético
El objetivo es reforzar la capacidad de reacción del sistema en tiempo real y garantizar que las centrales de gas, hidroeléctricas y nucleares reserven toda su potencia disponible para estabilizar la red cuando sea necesario.

En la práctica, esto significa que el coste de mantener el equilibrio aumentará. Y según el propio regulador, ese coste lo acabarán asumiendo los consumidores. “Las medidas solicitadas podrían tener un impacto significativo sobre los servicios de balance y control de tensión, reduciendo la competitividad en los mercados y elevando el coste soportado por la demanda”, advierte la CNMC.
En otras palabras: el precio de evitar un nuevo apagón en España será una factura eléctrica más alta.