La sombra del apagón en España vuelve a extenderse sobre el país. Medio año después del colapso eléctrico del pasado 28 de abril, Red Eléctrica ha vuelto a detectar “variaciones bruscas de tensión” que podrían comprometer la estabilidad del sistema y la seguridad del suministro. Aunque los márgenes siguen dentro de lo permitido, el operador advierte del riesgo de que se repita un episodio similar. Eso ha reactivado las alertas tanto en el Gobierno como en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
El apagón que paralizó medio país
El anterior apagón en España tuvo lugar el 28 de abril a las 12:30 del mediodía. En apenas unos minutos, una reacción en cadena dejó sin luz a más de 50 millones de personas en la Península y parte del sur de Francia. Trenes detenidos, ascensores bloqueados, comunicaciones interrumpidas y una sensación general de incertidumbre se apoderaron del país durante horas.
No fue un fallo aislado, sino una concatenación de eventos que puso en evidencia la fragilidad de un sistema cada vez más dependiente de las energías renovables. A raíz de aquel suceso, Bruselas activó su estrategia de resiliencia y recomendó a los Estados miembros disponer de un kit de supervivencia capaz de garantizar la autonomía de los ciudadanos durante al menos 72 horas sin ayuda externa.
Qué debe contener el kit de emergencia
Desde entonces, el temor a un nuevo apagón en España ha llevado a muchas familias a seguir las recomendaciones de la Unión Europea y preparar un pequeño kit doméstico. Este conjunto de elementos básicos pretende cubrir las necesidades más urgentes en caso de un corte prolongado de electricidad.

El contenido mínimo recomendado incluye:
- Agua potable, al menos cinco litros por persona.
- Alimentos no perecederos, como conservas, galletas, frutos secos o productos listos para consumir.
- Radio a pilas, fundamental para mantenerse informado si fallan las comunicaciones digitales.
- Velas, linterna y pilas de repuesto.
- Cargadores portátiles y baterías externas para mantener operativo el móvil.
- Dinero en efectivo, ante la posibilidad de que los cajeros automáticos y TPV dejen de funcionar.
- Ropa de abrigo, mantas o saco de dormir, especialmente en meses fríos.
- Kit de primeros auxilios con tiritas, analgésicos y material básico de curas.
- Medicación esencial para tratamientos continuos o enfermedades crónicas.
Los expertos coinciden en que este kit no solo es útil ante un apagón en España, sino también frente a cualquier emergencia civil o desastre natural que interrumpa los servicios esenciales.
Red Eléctrica advierte de nuevas tensiones en la red
Medio año después del colapso, Red Eléctrica —filial de Redeia— ha vuelto a activar la alerta. En su último informe remitido a la CNMC, el operador señala que se han detectado “variaciones bruscas de tensión en la red peninsular” que podrían afectar a la estabilidad del suministro si no se aplican las medidas correctoras.

Estas fluctuaciones, explican, están vinculadas al crecimiento de la generación renovable y al tiempo de respuesta de las instalaciones encargadas del control dinámico de tensión. Aunque no suponen un peligro inmediato, el riesgo de desconexiones masivas de generación o demanda sigue siendo real, lo que podría provocar un nuevo apagón en España si no se actúa con rapidez.
La empresa ha solicitado la modificación temporal de varios procedimientos técnicos que regulan la programación, las restricciones energéticas y la respuesta automática del sistema eléctrico. Dichos cambios se aplicarán durante 30 días prorrogables, mientras la CNMC abre un periodo de audiencia pública para recoger aportaciones de los agentes afectados.
Las causas del riesgo eléctrico
El origen del problema está en la propia transformación energética del país. La integración masiva de renovables, tanto en parques de gran escala como en instalaciones de autoconsumo doméstico, ha cambiado la forma en que responde la red ante alteraciones de tensión.
Muchas de estas plantas, especialmente las conectadas mediante electrónica de potencia, pueden modificar su producción en cuestión de segundos. Eso genera oscilaciones difíciles de prever. Además, el gestor del sistema no tiene visibilidad directa sobre todas las instalaciones de autoconsumo, lo que complica aún más el control de la red.
Este nuevo modelo energético, aunque más sostenible, introduce una complejidad técnica que exige adaptar los protocolos de seguridad para evitar un nuevo apagón en España.