Pérdidas

El apagón puso en jaque a los comercios: “Hablamos de miles de euros en pérdidas”

El corte eléctrico afectó de lleno a sectores como la pescadería, donde mantener el frío fue clave para evitar pérdidas económicas

Pepi coloca el género en el mostrador tras recuperarse la normalidad en el mercado después del apagón
Javier Cuadrado

El apagón que afectó el lunes a la península ibérica provocó serios problemas a todos los comercios. Durante varias horas, negocios de todo tipo quedaron paralizados: tiendas sin TPV, supermercados a oscuras, bares incapaces de servir comida caliente, cámaras frigoríficas sin funcionar y sistemas de cierre automáticos bloqueados. Muchos comerciantes se vieron obligados a cerrar antes de tiempo o a improvisar para intentar salvar la jornada, y en algunos casos, su género.

En sectores que dependen del frío constante, como el de la alimentación fresca, el impacto fue inmediato. La pérdida de energía eléctrica no solo significaba dejar de vender, sino arriesgarse a perder mercancía que, en pocas horas, podía quedar inservible.

El pescado fresco de la pescadería se salvó gracias al uso rápido del hielo y a las cámaras frigoríficas
Javier Cuadrado

“Pérdida segura”

En el mercado de Guzmán el Bueno, en Madrid. Pepi, propietaria de una pescadería, explica a Artículo14 cómo vivió las primeras horas del corte eléctrico.

“Estábamos preparando unos pedidos, porque los lunes así son un día de preparar y tal, y de repente se han apagado las luces del mercado y las básculas”, señala Pepi. “Pensábamos que era algo del mercado solamente, pero salimos a la calle y nos dimos cuenta que era todo el barrio. Entonces, claro, te quedas un poco pensando, porque no imaginas que vaya a durar”.

Aunque en ocasiones anteriores habían sufrido cortes breves, esta vez la situación se complicó rápidamente. Pepi reaccionó pronto: “Yo ya les dije a los chicos, oye, vamos a recoger todo bien”. La clave para evitar pérdidas fue disponer de máquinas de hielo y cámaras frigoríficas modernas: “La suerte que tenemos es que nosotros tenemos máquina de hielo. Echamos mucho hielo y la verdad es que el pescado no ha sufrido nada”.

Interior de la cámara frigorífica donde se almacenan las cajas de pescado
Javier Cuadrado

Sin embargo, reconoce que otros negocios no tuvieron los mismos medios y sufrieron consecuencias graves: “La gente que no haya tenido máquina de hielo y que no tenga una cámara en condiciones, el pescado que es súper perecedero es una pena porque sí que va a ser pérdida segura”. Añade, además, que conoce pescaderías que no tienen estas facilidades y “han tenido problemas”.

“Podemos perder de 2.000 a 3.000 euros”

Pepi también señala que el impacto económico potencial habría sido enorme sin estas medidas: “Hablamos de miles, miles de euros. Nosotros tenemos pescado de primera calidad, bastante pescado porque servimos a hostelería y a comedores, y entonces todo depende de la cantidad que tengas en la cámara, pero sí que es verdad que podemos perder de 2.000 a 3.000 euros”.

Los problemas derivados del apagón no se limitaron al producto, sino que afectaron también a sus empleados debido al colapso del transporte público. “La verdad que ha sido un desastre porque uno tuvo que ir andando hasta Puente Vallecas dos horas y media, otro desde Moncloa ha tenido que ir andando hasta Legazpi. Dos de ellos hoy no han podido venir porque se han levantado pero el metro no funcionaba”, explica Pepi, que subraya las complicaciones que aún se sentían al día siguiente.

Pepi cuenta a Artículo14 cómo vivió el apagón en su pescadería
Javier Cuadrado

En cuanto al comportamiento de los clientes durante el apagón, Pepi explica que en el supermercado del mercado la situación fue similar a los días de pandemia: “Aquí abajo como eran conscientes de que no podíamos pesar porque las básculas son electrónicas, les decíamos que no podíamos y bueno, pues se quedaban un poco desconcertados, pero como arriba hay un súper, pues subían corriendo al súper”.

“Hoy la gente estaba como que no sabía casi ni qué día era”

Otra dificultad añadida para Pepi fue el cierre del local. Debido a que utiliza cierres electrónicos, y estos no funcionaron durante el apagón: “Yo opté por dejarlo abierto. Me arriesgué a la pillería, como digo yo, que pudiera pasar algo, pero por suerte no pasó nada”. Finalmente, la electricidad volvió cerca de las diez y media de la noche, momento en el que pudieron asegurar el local: “Mi hermano vino al mercado y ya comprobó que las cámaras estaban bien, que todo estaba bien, bajó los cierres y bueno, todo ha salido muy bien, pero sí que hubiera sido un caos, pero muy grande”.

Pepi también destaca el desconcierto posterior que ha generado el apagón en los clientes al día siguiente: “Hoy ha venido poca gente, hoy yo creo que ayer hicieron un acopio de más, hoy la gente estaba como que no sabía casi ni qué día era”.

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