La polémica en torno a los horarios escolares es un clásico en cada apertura de curso. Este año la ha avivado Pedro Sánchez, que ha querido evitar la huelga de colegios convocada por los sindicatos con el anuncio de una ley que reducirá la carga lectiva de los profesores. A partir del próximo curso, los alumnos de Primaria tendrán 23 horas semanales y los de Secundaria 18. Para los profesores será de 35 a 37,5 horas semanales, según fuentes de CCOO y la central de sindicatos Csif.
En cuanto a la reducción de las ratios, número de alumno por aula, simplemente ha dicho que seguirá impulsando la rebaja, pero sin comprometerse a nada. Sánchez también ha prometido 175 millones de euros para los hogares que se encuentren por debajo del umbral de la pobreza, con el fin de garantizar la gratuidad en la educación de 0 a 3 años.

Realmente, la situación no hace más que maquillar lo que ya existía con un afán “electoralista”, según opina la consejera aragonesa Tomasa Hernández. En casi todas las autonomías –excepto en Madrid, Castilla-La Mancha y Galicia– los gobiernos regionales bajaron por su cuenta a 18 horas en Secundaria y 23 en Infantil y Primaria. El cambio, a partir del próximo curso, sería su obligatoriedad legal.
Comparativa con Europa
Según el último informe de Eurydice, la red europea de información sobre educación, España, con 789 horas anuales en Primaria, se sitúa por encima de la media europea, que es de 734 horas anuales, pero por debajo del tiempo recomendado, inferior a 900 horas. En Croacia se quedan en 473 y en Dinamarca llegan a la mil.
En la primera etapa de Secundaria (de 1º a 3ª), nos ponemos a la altura de Dinamarca y Países Bajos, con1.053 horas anuales, muy por encima de la media, 867 horas, y del tiempo recomendado, 900 horas. Este dato confirma que España es uno de los países con mayor carga lectiva en esta etapa. También en 4º de la ESO. Con 1.782 horas, se coloca, junto a Francia, Países Bajos y Austria, en la parte más alta del rango.

¿Saben más los escolares españoles? El informe aclara que, en el aprendizaje efectivo, aunque el tiempo en las aulas desempeña un papel clave en el proceso educativo, son decisivos otros factores, como la calidad de la enseñanza y lo aprendido fuera del entorno escolar. Indica también que el incremento del número de horas destinadas a una materia concreta puede contribuir a despertar un mayor interés del alumnado por esa disciplina, lo que a su vez puede tener un efecto positivo en su rendimiento académico.
¿Jornada continua o partida?
Otra cuestión en liza es el reparto de horas y adelantamos que está en juego la brecha de género. La jornada escolar continua es la opción preferida por gran parte del profesorado, según un informe del Centro de Políticas Económicas de la Escuela de Negocios Esade (EsadeEcPol). Sin embargo, la jornada partida, con un almuerzo temprano y una pausa después, es el modelo que mejor se adapta a los biorritmos de los alumnos y también a las agendas de los padres.
Cuando es continua, la mayor parte de los alumnos se marchan a casa y desconectan de la escuela, como apunta Save the Children con otro dato: aunque el 72,5% de los centros educativos de Primaria en España dispone de comedor escolar, menos del 40% del alumnado lo usa. Si la jornada escolar es inferior a la laboral, las familias deben buscar la forma de cuidado de esos menores. En países como Finlandia, con jornada escolar continua, hay gran oferta de actividades extraescolares subvencionadas para llenar la tarde. Esta carencia en España agravaría la brecha de género.
Por otra parte, Javier Rouco, profesor de la Universidad de Santiago, observó en una de sus investigaciones que el rendimiento es mayor en jornada partida. Por su parte, Julio Latorre, profesor de Magisterio de la Universidad de Zaragoza, presentó otro informe que concluía que la pausa para comer en los centros escolares favorece la actividad física y deportiva. Coinciden con la postura de Isabel Díaz Ayuso, que en junio de 2025 publicó el borrador del nuevo Proyecto de Decreto que establece, con carácter general, la jornada partida para todos los centros públicos que imparten segundo ciclo de Educación Infantil y Educación Primaria.
El equilibrio emocional como meta
El modelo, que contempla cierta flexibilidad en los meses de junio y septiembre, incluye un intervalo obligatorio de dos horas para el almuerzo. La Comunidad de Madrid pretende con esto mejorar el rendimiento académico, el bienestar de los alumnos y facilitar la conciliación familiar, siguiendo informes recientes, como el elaborado por la OCDE en 2023. Su texto confirma que, alternando periodos de actividad con momentos de descanso, mejora el rendimiento académico y el equilibrio emocional de los alumnos.
Son muchos los factores que inciden en la capacidad de atención y los resultados académicos. Los países con jornadas escolares más cortas, como Finlandia y Austria, despuntan en pruebas internacionales tipo PISA, pero la reducción horaria exige un uso eficaz del tiempo y una planificación en la que se tengan más en cuenta los ritmos biológicos, las políticas de conciliación familiar o el bienestar de los alumnos que la amenaza de huelga de los sindicatos.