Dicen los pilotos que aprender a mantener un avión en el aire es relativamente fácil. Controlarlo en una situación extrema es harina de otro costal. No hay motivo de alarma: el índice de siniestralidad aérea tanto en España como en el resto del mundo es muy bajo. En 2024, la tasa de accidentes aéreos fue de 1,13 por millón de vuelos. Es decir, volar es extraordinariamente seguro. Esto no significa que este medio de transporte esté exento de emergencias en las que el piloto deberá mantener el avión en el aire, elaborar la hoja de ruta y transmitir qué está ocurriendo. Todo en un instante y con el pánico rozando la nuca de la gente.
Una de las claves es sobreponerse al primer impacto e inmediatamente recuperar la calma para tomar la mejor decisión. La diferencia entre el alivio y una catástrofe la pueden marcar ciertas habilidades cognitivas. En esto, la aviación desafía los sesgos de género y, en situaciones críticas, las mujeres cometen menos errores. Lo acaba de demostrar un estudio de la Universidad de Waterloo, en Canadá, desmoronando el viejo prejuicio de la mujer a los mandos, más pertinaz aún en el sector aeronáutico.
Naila Ayala, la investigadora que ha liderado el estudio, ha valorado el alcance de sus resultados “Son emocionantes porque nos obligan a replantear cómo evaluamos a los pilotos. No podemos asumir que dos personas que observan lo mismo reaccionarán igual. Nuestra investigación muestra que las mujeres pueden tener una mayor capacidad para mantener el control y tomar decisiones acertadas en escenarios de vuelo estresantes”.
Mayor tolerancia al estrés
En la investigación, veinte pilotos de aviación general, diez hombres y diez mujeres con poca experiencia (menos de 300 horas de vuelo) se enfrentaron a una serie de simulaciones de vuelo que incluían escenarios normales y situaciones de emergencia, como fallos de motor o aterrizajes complicados. Para evaluar su rendimiento de manera objetiva, cada piloto usó unas gafas de seguimiento ocular que registraban hacia dónde dirigían su mirada durante el vuelo.
Tanto hombres como mujeres mostraron patrones visuales casi idénticos, pero, al aumentar los niveles de estrés, las mujeres cometieron menos errores de control. Aunque todos miraban hacia los mismos instrumentos, las pilotos procesaron y respondieron a la información con mayor coherencia y precisión.
A partir de estas conclusiones, los investigadores sugieren que quizá habría de reconsiderar los estándares de entrenamiento y evaluación de pilotos como una de las vías para mejorar la seguridad y eficiencia del vuelo. “La comprensión de cómo diferentes personas rinden bajo presión nos ayuda a diseñar programas de formación más eficaces para todos, cabinas más seguras y sistemas de aviación más inclusivos”, explica Suzanne Kearns, directora del Instituto para una Aeronáutica Sostenible de Waterloo, participante también en el estudio.
Para los autores se trata de una llamada de atención que exige revisar la selección y formación de los pilotos eliminando esta brecha tan persistente en la industria de la aviación. En un momento en que la industria enfrenta una escasez de pilotos, aprovechar todo el potencial de todos los pilotos, independientemente de su género, es más importante que nunca. Esto pasa por reconocer una gama más amplia de fortalezas y habilidades.
España no tiene mujeres pilotos. El Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas, organismo que representa a la mayoría de los aviadores comerciales de las compañías con base en España, revela que solo el 4% de la plantilla son mujeres. 260 entre más de 6.000 hombres. A pesar de ello, la situación se está revirtiendo, ya que hasta hace dos años solo representaban el 3,5%.
Las pilotos destacan en la India
Las cifras coinciden con las de la International Society of Women Airline Pilots, que, en su último informe publica que el país del mundo con más aviadoras comerciales es la India, con un 13% del conjunto del gremio. A la India le siguen Irlanda y Sudáfrica, con casi el 10% de mujeres a los mandos de un avión. A la cola, Japón y Singapur, con apenas el 1%.
En general, en caso de emergencia, no estaría mal seguir el criterio femenino. Ante cualquier fenómeno natural -una riada, un temporal, un temblor de tierra o un crecimiento de las aguas-, las mujeres son más rápidas, según comprobó un equipo de la Universidad de Colorado en Boulder. También son más ágiles a la hora de recomponer la estructura familiar una vez que la situación está en calma, incluso en situaciones muy adversas.
Sin embargo, los investigadores observaron que la principal barrera que al final acaba poniendo en clarísima desventaja a la mujer en caso de catástrofe es, una vez más, ese sesgo que lleva al hombre a imponer sus propias decisiones. El trabajo, publicado en la revista Disasters, incluyó relatos como el de una participante que contó cómo, forzada por su esposo, tuvo que abandonar el interior de un armario donde se había refugiado con sus hijos de un tornado. Obligados a subir al coche, la familia quedó atrapada.