Entrevista

María Luisa Cabañero, primera bombera en España: “Las cuotas para lograr paridad en la profesión sería discriminación”

A punto de jubilarse, esta aguerrida mujer nos resume una vida tan fascinante que nos lleva a viajar por tierra, mar, aire y fuego

María Luisa Cabañero.
EFE/Jesús Monroy

Ni siquiera en la mitología encontraríamos una figura que gobierne de manera absoluta los cuatro elementos de la naturaleza. Dar con ella en tierras manchegas sin la ayuda del ingenioso hidalgo don Quijote sonaría a delirio. Pero existe y para atestiguarlo solo hay que proponerle a María Luisa Cabañero (Puertollano, 1966) cualquier tarea de riesgo por tierra, agua, aire o fuego. No solo domina cualquier de ellos, sino que la simple sugerencia obliga a abrir rápidamente el libro de los Guinness, donde ya anota varios récords. Hablamos con ella desde Puertollano, su ciudad natal, donde comenzó y cierra su carrera como bombera, la primera en España.

Nos corrige: “Fui la segunda. La primera fue Magdalena Rigo, que murió en Palma. Ser la primera o la segunda no entraña mayor importancia. Lo principal es que tenía esa meta y la cumplí. Cuando me presenté, en 1986, había más de mil aspirantes para 135 plazas. De ellas, unas 50 mujeres. Aprobamos mi compañera Rosa y yo, pero ella renunció a la plaza. El curso selectivo de cuatro meses fue un auténtico pulso entre todos, tanto a nivel físico como teórico. Cuando aprobé la oposición, ya había demostrado de sobra que estaba tan preparada como el resto. Esto infundió respeto”.

María Luisa Cabañero.
EFE/Jesús Monroy

Durante la conversación, Cabañero nos insiste en que la razón de que el sector esté masculinizado es por el escaso número de mujeres que optan a las oposiciones. “Física y mentalmente podemos superarlas. No estoy de acuerdo en el sistema de cuotas para lograr la paridad de género en la profesión. Si se presenta un porcentaje mínimo de mujeres, es difícil pensar que haya una representación similar en el cuerpo de bomberos. Sería injusto y discriminatorio y no favorecería tampoco a la mujer. Con entrenamiento, podemos superar las mismas pruebas físicas. Además, ya existen unos baremos de tiempo mínimo en algunos ejercicios, suficiente para adaptarse a las diferencias fisiológicas”.

“No vengas, que te vas a quemar”

El hecho de ser mujer, según nos dice, no cree que pueda aportar un plus al operativo. “Cada bombero tiene sus fortalezas, pero no es una cuestión de género. Quizás el hombre es más impulsivo a la hora de trabajar y la mujer más racional e intuitiva, pero sin que ello marque demasiado. Sí es cierto que nosotras podemos hacer dos cosas a la vez”. En cuanto a sexismo, discriminación o micromachismos, María Luisa no tiene queja con sus compañeros, aunque reconoce que, en alguno de los parques en los que ha trabajado, algún cantamañanas de bastante más edad que ella se sorprendía al ver a una mujer al volante de un camión. Un compañero llegó a decirle: “No vengas, que te vas a quemar”. Ante cualquier improperio, hacía efectivo aquello de que quien siembra vientos, cosecha tempestades.

María Luisa Cabañero.
EFE/Jesús Monroy

Sin duda, es un referente para la mujer en España. Fue imagen de una campaña publicitaria del Grupo Leche Río bajo el lema “Rompe los moldes”, con su retrato en autobuses de Madrid, como símbolo de empoderamiento femenino. El 31 de diciembre colgará el casco de bombera con la satisfacción de pensar que, si pudiese dar marcha atrás, no cambiaría ni una coma al relato de su vida. Su mayor orgullo, “salvar vidas y ayudar a los demás”. Aunque pondría en el mismo nivel su maternidad. Es madre de cuatro hijos, las dos primeras gemelas, y ha sido para ellos una auténtica maestra de vida. “Ninguno seguirá mis pasos como bombera, pero sí les he inculcado la pasión y la necesidad de perseguir metas. De decirle sí a la vida y trabajar con disciplina, esfuerzo, trabajo en equipo, sacrificio y respeto a las reglas. Y, sobre todo, mantener la humildad. Ningún logro te convierte en un ser superior”.

“El cuerpo puede temblar, pero la mente no puede ceder”

Confiesa que, en casa, la natación ha sido de obligado cumplimiento. Para ella fue una pasión desde niña y comprende que dejó el listón demasiado alto. Basta con recordar, para hacernos una idea, sus 24 horas de piscina o la doble travesía del Estrecho de Gibraltar, sin neopreno. Fue la primera persona en cruzarlo, ida y vuelta: 58 kilómetros. La natación le dio, además de una formidable forma física para todo lo que vino después, fortaleza mental. “El cuerpo puede temblar, pero la mente no debe ceder. El cerebro te orienta cuando el agobio o el miedo te desborda. Tienes que anular esa emoción. Me ocurrió en la carrera a nado alrededor de la isla en Atlantic City. 36,6 kilómetros a 16 grados. En un primer intento, mi cabeza se quejó del frío y se preguntó para qué seguir. Al año siguiente, la mente consiguió domeñar al cuerpo”. Llegó a la meta en poco más de ocho minutos. “La verdadera fuerza -añade- no está en los músculos ni en la velocidad, sino en esa claridad que te permite sostener la calma cuando crees que todo se desmorona y sobrevivir en circunstancias tan adversas como un incendio. La cabeza no te puede sabotear”.

María Luisa Cabañero.
EFE/Jesús Monroy

A María Luisa le gustaría transmitir esta confianza a las nuevas generaciones de bomberos. Sin embargo, observa que llegan con la creencia de que todo está aprendido. “Hay aprendizajes que no están en los manuales ni en los gimnasios. Me apena porque con nuestra jubilación se va perdiendo esa vieja escuela de arriesgar la vida para salvar a otros. Ahora las academias enseñan lo contrario y es algo muy frustrante..

Antes de repasar su palmarés vital de récords, éxitos y reconocimientos, hay que respirar profundo. Ella misma se sorprende al recordar sus desafíos deportivos en aguas extremas, como las del Estrecho de Gibraltar, el canal de la Mancha o el lago Ness, donde nadó a tan solo 10 grados y sin neopreno. Además del hito de sumergirse 24 horas seguidas en piscina para batir otro Guinness. “Cuando terminé, me dolían hasta las pestañas”. Achaca a la juventud esa fascinante sensación de invulnerabilidad, de emociones en plena ebullición, de desinhibición natural para romper cualquier límite. Pero, con casi décadas de vida, sigue viendo el mundo lleno de posibilidades y en su cabeza continúa bullendo ese mismo cóctel de adrenalina, curiosidad y urgencia de volver a probarse a sí misma.

Entre otras cosas, seguirá volando en globo aerostático, como viene haciendo desde 2000, cuando obtuvo el título de piloto. Si domina la tierra, el agua, el aire y el cielo, ¿qué será lo siguiente, el espacio? “Si me lo propusiesen, sin duda, diría que sí”. Antes de despedirnos, empiezo a pensar que la teoría aristotélica que reducía cualquier sustancia a tierra, aire, agua y fuego a esta mujer se le queda chica.