Mocejón, una pequeña localidad de Castilla-La Mancha, ha sido sacudida por un crimen que ha dejado a todos los vecinos en estado de shock. Juan Pérez, un joven de veinte años con una supuesta discapacidad psíquica, asesinó brutalmente a Mateo, un niño de once años, en el Polideportivo Municipal del pueblo. Desde entonces, la comunidad ha intentado entender cómo un acto tan atroz pudo ocurrir en un lugar aparentemente tranquilo. La tragedia también ha puesto bajo el microscopio a la familia del asesino de Mocejón, quienes se enfrentan ahora no solo al dolor y la culpa, sino también al escrutinio público. Pero ¿quiénes son en realidad? Esta es la historia de una familia marcada por la desestructuración y la controversia.
El entorno familiar de Juan Pérez, el asesino de Mocejón
La familia del asesino de Mocejón ha sido objeto de rumores y especulaciones mucho antes del trágico incidente. Fernando Pérez, el padre de Juan, es descrito por sus vecinos como una figura conflictiva y excéntrica. Durante la pandemia, Fernando se hizo famoso en el pueblo por sus proclamas en contra de la vacunación y otras teorías de conspiración. Eso le valió la reputación de ser alguien volátil y de carácter impredecible.
El comportamiento de Fernando Pérez ha tenido un impacto significativo en la percepción de la familia en Mocejón. “Fernando está mucho peor que su hijo. De Juan casi ni sabíamos el nombre, pero de su padre… estos años ha sido como una olla de presión. En plena pandemia gritaba por la calle diciendo que todo era una conspiración y que no había que vacunarse, que en realidad estaban intentando ponernos chips”, cuenta una vecina de Mocejón a El Español.
El pasado de Fernando incluye episodios de violencia doméstica, lo que pudo haber influido en la salud mental y el comportamiento de sus hijos. “Hace ya mucho tiempo que se divorció, pero con su exmujer las peleas eran constantes, se sabe que había agresiones hacia ella y también a los niños. A lo mejor es por eso por lo que ninguno de los dos pequeños han estado bien nunca”, añade otro vecino de la localidad.
Juan Pérez y su hermano menor, de dieciséis años, han pasado la mayor parte de su tiempo bajo el cuidado de sus abuelos maternos en Mocejón. La relación con su padre siempre fue tensa y problemática. María, la abuela, es “una santa” para los vecinos de este pequeño pueblo toledano. Una mujer amable y dedicada que intentó mantener unida a la familia a pesar de las dificultades. “Los abuelos son maravillosos”, señala otra vecina. “Con los Sornoso nunca ha habido ningún problema. Son personas sencillas, agradables”.
El peso de la comunidad está encima de Fernando
El asesinato de Mateo no solo ha destrozado a su familia, sino que también ha desatado una ola de dolor y miedo en todo Mocejón. Los vecinos se han reunido para apoyar a la familia del niño asesinado, pero también para expresar su repudio hacia los Pérez. Fernando ha sido objeto de ataques y amenazas desde que se conoció la identidad de su hijo como el asesino. Su coche ha sido vandalizado y en las noches ha recibido piedras en su vivienda.
Fernando, quien llegó a ser candidato de Podemos en Castilla-La Mancha, ahora se siente aislado y marginado por la comunidad que una vez intentó liderar. “Ni siquiera puedo ir a dar el pésame porque soy un apestado”, dijo ante los medios de comunicación.
Mientras tanto, la Guardia Civil continúa investigando los motivos que llevaron al asesino de Mocejón a cometer tal atrocidad. Aunque se ha decretado el secreto de sumario, se sabe que el joven había planeado el ataque con frialdad. Lo que ha añadido una capa de horror a un crimen ya de por sí espeluznante.