Psicología del miedo

Por qué disfrutamos del terror en Halloween: el punto dulce del miedo

Cada 31 de octubre se convierte en un laboratorio de emociones donde el miedo se vuelve placer y el susto es una forma de catarsis. Neurocientíficos y psiquiatras explican por qué nos fascina tanto

Relatos de terror en Halloween - Cultura
Iconografía del terror en Halloween
Artículo 14

Halloween llega cada 31 de octubre con doble envoltorio: pagano y cristiano. El primero procede del Samhain, una festividad celta que marcaba el final de la cosecha y conectaba el mundo de los vivos y el de los muertos con hogueras, disfraces y rituales para ahuyentar a los espíritus. Por su parte, la Iglesia cristiana transformó la celebración en la víspera del Día de Todos los Santos. Independientemente de sus raíces, hoy es una fiesta cultural y comercial con la dosis de terror que cada uno le quiera dar.

Nos fascina pasar miedo, brindar disfrazados con nuestros demonios. Hasta lo gore y la belleza salen a bailar juntos. Iluminados y deslenguados comparten copa e intercambian sus purpurinas. Santos y pecadores rinden pleitesía al paradójico placer del terror y a la adrenalina que despierta un buen susto.

Halloween 2025 - Sociedad
Calabaza con humo
Licencia Unsplash

Malmdorf-Andersen y sus colegas del Laboratorio de Miedo Recreativo de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) estudiaron a un grupo de personas que se dejaron aterrorizar en una casa encantada por zombis, maníacos con motosierras y otros seres diabólicos. Los investigadores filmaron a los visitantes, controlaron su ritmo cardíaco y les preguntaron cómo se sentían en distintos momentos de la experiencia.

El punto exacto entre el miedo y el disfrute

Sus resultados mostraron que existe un “punto dulce” entre el miedo y el disfrute. “Un punto justo en el que el contexto no es demasiado aterrador, pero tampoco demasiado dócil. En este punto dulce parece ser donde se maximiza el disfrute”, afirma Malmdorf-Andersen.
Aunque el miedo incluye dimensiones psicológicas muy complejas e individuales, en general, nuestro ritmo cardíaco aumenta, la adrenalina corre por nuestras venas y nuestros sentidos se agudizan. Esta respuesta fisiológica intensifica la experiencia emocional, creando un encuentro único y memorable.

Para el psiquiatra José Carlos Fuentes, cuando el miedo nos atrae, estamos en una situación biológica de incoherencia y de disarmonía, aspecto que como médico le resulta muy interesante y encuentra alguna explicación. La primera es la hormonal, pero matiza que tiene que darse en un contexto controlado, como el de Halloween, del que podamos salir cuando lo deseemos.

Jamie Lee Curtis en La noche de Halloween (1978)

El psiquiatra Elías Aboujaude insiste en ese factor de seguridad que hace que el miedo de Halloween sea emocionante. Sabemos que finalmente estaremos a salvo, pero vivir la experiencia nos aporta la idea ilusoria de que realmente podemos dominar y sobrevivir a una amenaza. “Lo sentimos como una victoria y, de hecho, puede ser bueno enfrentar lo que temes”.

Un instante de dicha

“Parte del atractivo de sentir miedo proviene de la desviación de tener una experiencia nueva que sabemos que es segura”, añaden Irving Biederman y Harold W. Dornsife, neurocientíficos de la Universidad del Sur de California. La incertidumbre reactiva todo un torrente hormonal: dopamina, serotonina, testosterona, estrógenos… Las hormonas relacionadas con el miedo son similares a las de la felicidad, y eso podría explicar que el estado de ánimo de muchas personas mejora después de una experiencia terrorífica, pero segura. Tanto mejora que este tipo de situaciones pueden llegar a ser adictivas.

Y aquí viene lo más inquietante de Halloween: para conseguir ese tono hedónico, la dosis de miedo tiene que ir creciendo. Por esto las atracciones son cada vez más imponentes, los disfraces de Halloween más tétricos, la celebración más realista. A pesar de todo este perfeccionamiento, hay que reconocer que la escena de la ducha de la película Psicosis, cuando Marion Crane (Janet Leigh) grita de terror mientras Norman Bates (Anthony Perkins) abre la cortina de la ducha, sigue siendo insuperable.

Psicosis, película estadounidense producida y dirigida por Alfred Hitchcock en 1960
Fotograma

Hay que destacar que el terror actual ha conseguido un componente feminista al validar cuestiones que eran tabú o sentimientos que crecieron solitarios por considerarse demasiado indecorosos. Siempre fue un género cargado de prejuicios que han ido venciendo el cine y la literatura con mujeres que ya no son simplemente víctimas o sobrevivientes. Las actrices y heroínas pueden encontrar papeles con distintos matices de tragedia, valentía y monstruosidad.

Resulta fácil entender por qué a tantas personas les encanta Halloween. Por el subidón de adrenalina, la sensación de control sobre la situación, la catarsis emocional, el vínculo social, la novedad y la sensación de logro al vencer el miedo. Un estudio de 2018 publicado en la revista Anxiety, Stress & Coping reveló que existen ciertos rasgos comunes en la personalidad de quienes buscan estas sensaciones. Son personas que tienden a estar menos estresadas y a tener un mejor rendimiento en deportes de alto riesgo y profesiones con niveles elevados de estrés, como la medicina, los servicios de urgencia o los cuerpos de seguridad del Estado.

Astrid, incondicional de Halloween

No olvidemos que la cultura de Halloween no es aceptada por todos. Algunos cristianos han expresado su preocupación por la posibilidad de que Halloween sea satánico debido a sus raíces en rituales paganos. Sin embargo, los antiguos celtas no adoraban a nada parecido al diablo cristiano ni lo conocían. Astrid (@astridlibritos), creadora digital y amante de los thrillers y el misterio, ofrece su opinión a Artículo 14: “El origen de Halloween se remonta a la festividad celta de Samhain para celebrar el fin de la cosecha y el comienzo del invierno. No es un invento americano como muchos se empeñan en decir. Soy católica y celebro Halloween. Me disfrazo de bruja por la noche y por la mañana, el día uno de noviembre, voy a misa por ser el Día de Todos los Santos. No está reñido. Es una celebración que fomenta a los niños a socializar sin pantallas: disfrazarse y pedir caramelos”. Nos garantiza que no hay mejor plan en familia para estas fechas que decorar la casa, ir a fiestas de Halloween y ver películas de brujas o casas encantadas. Si hay que plantar cara al miedo, al menos que sea en compañía.

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