Desde hace siglos, muchas personas evitan pasar por debajo de una escalera apoyada contra una pared. Aunque hoy parezca una simple superstición, lo cierto es que esta creencia tiene raíces profundas que combinan religión, simbolismo antiguo y sentido común.
Un triángulo sagrado
El origen más citado de esta superstición se remonta al cristianismo primitivo. Cuando una escalera se apoya contra una superficie vertical, forma un triángulo con el suelo y la pared. Este triángulo ha sido tradicionalmente interpretado como un símbolo de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Pasar por dentro del triángulo era visto como una profanación del símbolo sagrado, casi un acto herético. Romper esta “figura divina” equivalía a desafiar a Dios, lo que traería consecuencias negativas. De ahí que, en muchas comunidades cristianas de la Edad Media, se desaconsejara tajantemente caminar por debajo de una escalera.
Ecos del Antiguo Egipto
Sin embargo, la superstición puede ser aún más antigua. En el Antiguo Egipto, el triángulo también tenía un profundo valor simbólico, representando la vida eterna y el ascenso hacia los dioses. Cruzar uno de forma irrespetuosa podía, según las creencias, alterar el equilibrio entre el mundo terrenal y el espiritual.
Además, los egipcios usaban escaleras durante los rituales funerarios para ayudar al alma del difunto a ascender al cielo. Caminar por debajo de una escalera durante estos rituales podía significar interrumpir el viaje del alma, algo que atraería desgracias.
Un símbolo de muerte en la Edad Media
Durante siglos, las escaleras también estuvieron asociadas a la muerte por razones mucho más prácticas: eran herramientas utilizadas en las ejecuciones públicas. En muchas horcas, se colocaban escaleras para subir al patíbulo. Cruzar por debajo de una en ese contexto evocaba tragedia y violencia.
Además, en los castillos medievales, las escaleras apoyadas contra los muros eran frecuentes durante asedios y reparaciones. Pasar por debajo de una podía suponer un accidente o una caída mortal, lo que reforzó su reputación como presagio de mala suerte.
Sentido común disfrazado de superstición
Más allá del simbolismo religioso o histórico, existe un componente práctico que puede haber dado origen a esta creencia. Pasar por debajo de una escalera es objetivamente peligroso: puede caerse, moverse inesperadamente o dejar caer herramientas desde arriba.
En los gremios de la construcción o pintura, se sigue desaconsejando pasar por debajo de escaleras por motivos de seguridad laboral. En este sentido, la superstición sería una forma popular de inculcar prudencia y precaución.
Cómo “romper la mala suerte”
Como ocurre con muchas supersticiones, también se han desarrollado rituales para contrarrestar sus efectos. Si alguien pasa accidentalmente por debajo de una escalera, se cree que puede neutralizar la mala suerte:
- Cruzando los dedos
- Escupiendo sobre su hombro izquierdo
- Dando tres pasos hacia atrás
- Tocando madera inmediatamente después
Estas acciones no tienen base científica, pero sirven como descarga emocional, una forma de reducir la ansiedad que provoca haber cometido un acto “prohibido”.
¿Superstición o reflejo cultural?
Hoy en día, aunque muchas personas ya no creen firmemente en las supersticiones, siguen evitando pasar por debajo de escaleras casi de forma instintiva. Este tipo de creencias, como la del gato negro o el número 13, son parte del folclore colectivo y reflejan cómo el ser humano ha intentado siempre explicar y protegerse de lo desconocido.
Ya sea por respeto a las tradiciones, por costumbre o por simple precaución, la escalera sigue generando inquietud. Una mezcla de historia, religión y sentido común ha mantenido viva esta superstición durante siglos.