Redes sociales: cuando vídeos falsos y memes pueden decidir elecciones

Hace muchos años, las bromas y chascarrillos reenviados por mail solían ser una extensión del entretenimiento diario, pero hoy podrían estar decidiendo el nombramiento futuros mandatarios

No sé si me persiguen los algoritmos, pero no paran de salirme vídeos de Trump contando chistes con acento gaditano. Suelo guardármelos o reenviarlos. En Instagram, un tal Mortimer Heredia  lo dobla con unas bromas sórdidas que parecen salidas de su propia boca. El movimiento de los labios, las caras que pone, todo es tan genuino que esas imágenes parecen auténticas. El vociferante mandatario acaba incluso resultando simpático. Obviamente, para mí son falsos, pero me pregunto cómo puede cambiar la opinión de mucha gente acerca de esta persona.

Según un informe reciente de European Tech Insights de la IE University, un 51 % de los españoles teme que la Inteligencia Artificial pueda influir en los resultados de las elecciones.  En la Unión Europea, dicha preocupación alcanza el 67 %, y podría hacer tambalear las urnas. Existe una sensación generalizada de que las campañas electorales venideras serán ya muy diferentes a cualquier otra.

En España, los sondeos apuntan a que la juventud se está escorando ligeramente a la derecha. No por nada, muchos mandatarios se han lanzado frenéticamente a las redes para engancharla. Bolaños se quita la corbata, Pedro Sánchez se vuelve repentinamente súper fan de Rosalía, mientras ataca frontalmente a Facebook (Meta) y anuncia severas represalias. Los políticos se remangan e intentan adaptarse, pero la IA avanza más rápido y fuerte.

El joven votante es el que más tiempo pasa en entornos digitales. Es también el más permeable a decantarse por un bando u otro, sin apenas hacer caso a las baldías promesas dirigentes.

Hace muchos años, las bromas y chascarrillos reenviados por mail solían ser una extensión del entretenimiento diario, pero hoy podrían estar decidiendo silenciosamente el nombramiento futuros mandatarios.

De broma herramienta de influencia política

Política y entretenimiento van siempre cogidos de la mano. Lo sabía ya Julio César, quien a través de sus grandiosos espectáculos tenía embobado a todo un pueblo. En dos mil años, el mundo ha cambiado, pero no tanto los estímulos comportamientos humanos.

Seguimos siendo tan influenciables como antes, y más cuando nos someten a un flujo continuo de imágenes. Las primeras y burdas fotografías creadas con inteligencia artificial eran fáciles de identificar, pero hoy las grabaciones falseadas pueden suscitarnos muchas dudas.

Incluso Santo Tomás, que proclamaba “solo me creo lo que veo”, podría equivocarse en su juicio. Con la IA, cualquier imagen creada por las máquinas, parece tan tangible que estaríamos dispuestos a poner la mano fuego.

Estos días brotan también una cantidad creciente de deepfakes de los miembros del llamado “equipo del Peugeot”. A veces la realidad supera tanto la ficción, que cualquier situación inventada puede parecer hasta auténtica. Alimentará luego sospechas opinión pública.

Recordemos que, hace casi una década, el caso Cambridge Analytica demostró cómo se alteraron unos comicios tan importantes como el Brexit o unas presidenciales americanas. Y eso pasó sin, por entonces, usar inteligencias artificiales. Imaginad lo que se podrá hacer con esas nuevas herramientas edición creaciones en breve.

En este panorama tan incierto para quienes se dediquen a la política, los vídeos generados por softwares inteligentes empiezan a tocar un asunto más que comprometido: nuestras decisiones futuro.

Hoy para ser un político de éxito ya no basta con montar eventos y mítines; es también saber gestionar su imagen en redes, reaccionar con astucia a lo que comparten, y no ser tan correcto previsible.

El Ministerio Verdad

En su libro titulado 1984, el escritor George Orwell describe un mundo donde la verdad se reescribe desde arriba, de forma centralizada y con una constante manipulación política. Hoy ya no depende de pensadores, gobiernos o partidos, sino de todo un ecosistema de usuarios anónimos, cuentas automatizadas y bromistas que pueden convertir un diputado en héroe paria.

Hace años, “lo cierto” lo dictaban científicos, fiscales o ministerios; hoy está en manos de millones de personas que amplifican mensajes virales. La línea entre información y “fango” se ha vuelto tan fina que acaba forjando una nueva narrativa.

Según un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid, el 70 % de los españoles teme la desinformación durante los procesos electorales. Esa inquietud se agudiza aún más, al ver lo poco fiables que son nuestros políticos y gobernantes. Una democracia puede soportar el desacuerdo, pero no puede funcionar sin un mínimo de acuerdo en los hechos vividos compartidos.

Hoy los algoritmos nos diseñan campañas a medida, que nos ratifican en nuestras ideas preconcebidas y sesgos previos. Será aún más complicado llegar a un consenso, en un mundo donde las noticias falsas circulen a gran velocidad y alimenten todo tipo de conversaciones. Aunque lleguen desmentidos luego, llegarán tarde y no repararán el daño causado.

España campañas visuales

El ciclo electoral quedará pronto inaugurado en Extremadura. El 21 de diciembre es la fecha puesta por María Guardiola. Una de las regiones más bellas (y olvidadas) de España podría ser la que marque la pauta. La actual presidenta extremeña prefiere llevar sus cuentas ella misma. Es una de las políticas que cuida mejor sus redes actualidad.

Esta campaña (y las que vendrán) no será tan solo un intercambio de propuestas. Al margen de todos los asuntos judiciales sobre la mesa, la importancia de los contenidos políticos incontrolados será significativa.

La inteligencia artificial tendrá, otra vez, un papel relevante en la lucha por ganar el discurso y la percepción que tenemos todos de cada uno de los candidatos. Pulularán miles de clips falsos tomados como ciertos, audios que imiten voces o escenas que parezcan filtraciones. Aunque duren apenas unos segundos y parezcan poco creíbles, cientos de miles de personas caerán probablemente en engaños y verán moldeadas decisiones.

Sentido común responsabilidad ciudadana

Se dice siempre que “el sentido común es el menos común de nuestros sentidos” y se va a convertir en nuestro mayor reto. La llegada de la inteligencia artificial en el mapa de la comunicación y del entretenimiento, mezcla risas con decisiones importantes.

No es una crisis tecnológica, sino una falta de alfabetización digital y de sentido común en entornos virtuales. No amenaza únicamente a los partidos, sino al propio sistema organizativo.

La sociedad ha abrazado con entusiasmo las nuevas tecnologías, pero no ha aprendido a distinguir el grano de la paja. La ciudadanía debería ser más desconfiada, verificar lo que consume, ser menos cándida ante lo que parece perfecto y es ilusorio. En un entorno moderno donde cualquier vídeo puede ser un montaje fabricado por completo, la búsqueda de la verdad se convierte en un ejercicio colectivo.

De cara a próximas elecciones, el ejercicio de reflexión no será a qué partidos debemos votar, sino hasta qué punto nos dejamos engañar.

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