27-09-2023 22:55 “Anónimo por favor. En la erasmus me quedé sin llaves de mi casa durante una noche de fiesta y me quedé a dormir en casa de unos españoles que conocía de hacía una semana. Me fui a dormir al sofá y uno de ellos me insistía en que podía dormir en la cama, que no iba a pasar nada. Acepté y no pasaron ni cinco minutos cuando ya lo tenía encima de mí. Pude decir que no quería hasta diez veces, pero estaba encima de mí, yo había bebido mucho y no sabía qué hacer, me quede quieta esperando que pasara el momento… Me sentí asqueada, sucia y muy culpable porque no hice casi nada para evitarlo. Me sentí juzgada por la farmacéutica a la que pedí la pastilla del día después y por las dos personas a las que se lo conté… Han pasado cinco años y aún me inunda la vergüenza y la culpabilidad. Estoy segura que él ni siquiera recuerda mi cara”.
Este es uno de los miles de testimonios que la periodista y escritora, Cristina Fallarás, ha publicado en su cuenta de Instagram. Solo son necesarios dos requisitos: que no se pueda identificar a la víctima ni al agresor. No busca señalar ni acusar a nadie en concreto, si no crear un archivo documental donde las mujeres puedan narrar las violencias machistas que las han acompañado a lo largo de su vida.

Un archivo inédito
Ahora, el Instituto de las Mujeres coge el testigo de Fallarás y también compilará testimonios de mujeres que han sufrido experiencias de violencia. De hecho, el organismo dirigido por Cristina Hernández, utilizará como fuente para esta recopilación la página de Instagram de la escritora.
Consideran a Fallarás un “referente en el ámbito de las redes sociales, tanto por la gran cantidad de testimonios aportados como por las características de estos”.
Las recopilación, explican, “servirá para construir un archivo histórico, para crear una nueva memoria colectiva sobre las experiencias de las mujeres narradas en primera persona y como referencia para estudios, el diseño de políticas públicas y acciones sociales futuras”.

Los archivos de memoria han funcionado a lo largo de la historia
La propia Fallarás siempre ha defendido que los archivos de memoria testimonial han funcionado a lo largo de la historia como con el Nunca más de Ernesto Sábato, tras las juntas militares argentinas, los testimonios del holocausto nazi o tras las bombas en Japón. Se trata de “una herramienta que nos permite vernos y comprendernos, una necesidad de no olvidar y visibilizar lo que no se cuenta”.
Expertos en violencia machista han loado los beneficios de este archivo de testimonios anónimos por sus efectos en las víctimas y como modelo para identificar las violencias.
“Lo que hace Fallarás es necesario”
Así lo explicaba Noemí Álvarez Boyero, psicóloga experta en trauma, en declaraciones a Artículo14. “Todo lo que está haciendo Cristina Fallarás es necesario, pero tiene una parte importantísima que es que está generando una comunidad. Frente a la idea de estar sola, de tener que vivir todas las agresiones como un secreto, como algo molesto que no debemos de compartir, la sensación de que hay una comunidad da fuerzas y, de alguna forma, esperanza a las personas”.
“Frente a esa idea del silencio, de la vergüenza, de la culpa en la víctima, el ser capaz de poner voz es también esencial. Nosotros trabajamos esto en terapia. Ese día en el que no es solo que me dé cuenta yo misma y sea capaz de tener conciencia de lo que ha ocurrido, sino que también sea capaz de poder compartirlo como una forma de empoderarme y de trasladar los sentimientos de vergüenza a quien realmente tendría que tener vergüenza”.
Álvarez Boyero, cree además, que “por otra parte, algo, de nuevo, muy importante que está provocando Fallarás es que veamos esa punta del iceberg que son estos delitos, porque sabemos que las violencias machistas siguen siendo, como sabemos, infradenunciadas, son una locura los datos”.
“Con lo cual, cuando alguien cuenta su propio testimonio lo que vemos es como hay muchísimas personas que han sufrido situaciones parecidas y que las mantienen ahí calladas, sin ser muy conscientes de que realmente han sido agredidas, cuando ven a una compañera, cuando ven a alguien que lo dice, les da pie para poder entender, “Oye, a mí también me ha ocurrido”. Es un espejo donde me miro para poder darme cuenta”.
Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.