Nevenka Fernández habló por primera vez de forma pública el 26 de marzo de 2001 en una rueda de prensa en Ponferrada, León. Hasta ese día, ella ocupaba el puesto de concejal responsable del área de Comercio y Hacienda en el ayuntamiento.
26 de marzo de 2001: la rueda de prensa que lo cambió todo
Ese día decidió hacer público el sufrimiento al que había estado sometida durante meses: acoso sexual, insultos, vejaciones y amenazas por parte del alcalde Ismael Álvarez, su jefe.
“Tengo 26 años y tengo dignidad”. Esa rueda de prensa fue escalofriante. Nevenka aseguró que había mantenido una relación de amistad con el alcalde y que tras meses de “sutil insistencia” por parte de él, este consiguió ir más allá en varias ocasiones. En enero del año 2000, Nevenka decidió poner fin a esa relación y su vida se convirtió en un auténtico infierno. Así lo calificó ella misma.

Rumores, bulos y dimisión
“Su actitud de presión se tradujo en notas manuscritas, mensajes en el teléfono móvil, cartas, comentarios verbales que prefiero no reproducir literalmente y un desprecio absoluto hacia mi trabajo y hacia mi persona” verbalizó ante los periodistas. Momentos antes había anunciado su dimisión.
“Durante los últimos meses han circulado todo tipo de rumores y comentarios malintencionados sobre mí. Sé que se han lanzado todo tipo de invenciones sobre los posibles motivos que han causado mi baja. Desde que había ingresado en algún tipo de secta, hasta la aparición en unos panfletos en los que se aseguraba que había abandonado la ciudad porque estaba sometida a una cura de desintoxicación”. Nevenka desmintió uno a uno los bulos que habían corrido sobre ella. No tenía ningún problema con las drogas y tampoco la intención de integrar una secta.
Los concejales del PP del Ayuntamiento de Ponferrada convocaron una rueda de prensa en apoyo al alcalde. Fueron contra ella, la víctima, a pesar de la situación de acoso que acababa de manifestar. Nadie de su partido tuvo compasión por ella.
Charo Velasco, la líder de la oposición, sí mostró su apoyo a Nevenka. Lo hizo como mujer, sin tener en cuenta colores políticos ni la ideologías. Fue una pieza clave en su historia. Lo que nunca imaginó Nevenka al interponer esa querella fue la repercusión que iba a tener, ni a nivel nacional ni mediático.
El rechazo social y el exilio
Durante ese año, sufrió un gran rechazo por parte del pueblo de Ponferrada. Contra ella y contra su familia. Ella denunció a su agresor y la sociedad la abandonó. El sentimiento de soledad la invadió. Durante muchos años fue duro, ha explicado en varias entrevistas, aceptar ese rechazo social. Tuvo que irse a vivir fuera de España.

2002: la condena al alcalde de Ponferrada
En 2002, Ismael Álvarez fue condenado y en 2003 se ratificó la sentencia a favor de la víctima, pero esto no fue un camino fácil. El entonces alcalde de Ponferrada se sentó en el banquillo de los acusados y durante el juicio, la exconcejala tuvo que enfrentarse a comentarios machistas y cuestiones que hoy en día no se permitirían.
“Usted no es la empleada de Hipercor, que la tocan el trasero y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos. ¡Usted no tenía por qué aguantar eso!”. El Fiscal José Luis García Ancos fue apartado del caso por su comportamiento durante el procedimiento.
Dada la agresividad del fiscal, el juez tuvo que intervenir. Le recordó que la víctima era “una testigo y no una acusada”, a lo que el fiscal respondió que era “su forma de hablar”. Fue la primera vez que en España se apartaba de un caso de estas características a un fiscal jefe en un tribunal superior de justicia.
“Soy absolutamente inocente”
Ismael Álvarez dejó el cargo de alcalde y pasó a ser el primer político condenado por acoso sexual en España y, a pesar de la resolución, Ponferrada, la ciudad de ambos, víctima y agresor, salió a la calle para apoyar a su alcalde.
La condena le obligaba a pagar una indemnización de 12.000 euros a Nevenka Fernández y una multa de 6.480 euros. Nada más conocer la sentencia, Álvarez reaccionó: “Soy absolutamente inocente, diga lo contrario un juez o lo digan cien mil jueces”.
Amenazas, miedo y justicia
En junio de 2002, Nevenka compareció ante los medios de comunicación de nuevo. Ese día manifestó que desde que se fue, en ese exilio que calificó de “voluntario”, una parte de ella siempre quiso volver a vivir en España.
“Mi familia ha recibido amenazas de todo tipo, cartas anónimas en las que se habla de mis hermanos, se habla de que tengamos cuidado al salir a la calle”, manifestó Fernández.
La presión en Ponferrada
Al principio ella abandonó Ponferrada por necesidad. Se había convertido en el foco mediático y social. No podía seguir viviendo en un lugar donde era constantemente señalada.
“Mientras viví aquí sí recibí llamadas anónimas de ‘te vamos a pegar un tiro’, cuando salgas a la calle mira siempre a tu espalda”. La presión era constante.
El apoyo de Lucas, entonces su novio, ahora su marido y padre de sus dos hijos, fue crucial desde el primer momento. Actualmente, Nevenka vive en paz, continúa fuera de España casi un cuarto de siglo después y no sabe con certeza si volverá. Su nombre se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia machista.

Hoy: El poder de la verdad
Hoy, ha presentado su libro El poder de la verdad, un recopilatorio de sus escritos que un día, asegura, le sirvieron de terapia para plasmar sobre papel lo que había vivido. Dejó por escrito el terror que Ismael Álvarez le hizo pasar para no tener que hacer memoria constantemente sobre lo que le pasó.
Con sus palabras Nevenka quiere llegar a todas esas mujeres que algún día sintieron o se sienten como ella se sintió, quiere ayudarlas, decirles que no están solas y que, si ella pudo salir, ellas también lo pueden lograr.
Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.

