En plena autopista o en medio de un trayecto rutinario, repostar parece una pausa sin más, un simple llenado de depósito. Sin embargo, en esos momentos han empezado a aparecer pequeños guardianes morados que, sin hacer ruido, se convierten en aliados inesperados para quienes más lo necesitan: las mujeres. Son los llamados “Puntos Violetas”, un símbolo de apoyo silencioso para luchar contra la violencia de género, que transforma una parada cualquiera, en un espacio de seguridad.
¿Qué es un Punto Violeta?
Imagina llegar a una estación de servicio y topar con una pequeña pegatina violeta. Esa es la señal de un “Punto Violeta”: un lugar identificado como espacio seguro para una mujer que se siente en peligro, acoso o intimidada. A través de un código QR, se puede acceder de inmediato a una guía práctica sobre cómo actuar ante una situación de violencia de género. Esta iniciativa está impulsada por el Ministerio de Igualdad como parte de una estrategia más extensa para que toda la sociedad se incorpore a la lucha contra la violencia machista.
¿Qué implicación tienen las gasolineras?
Desde finales de 2022, Repsol ha sido pionera en dotar a sus estaciones de servicio con estos distintivos morados. En la actualidad, más de 2.600 gasolineras de sus más de 3.300 cuentan con un Punto Violeta operativo. Este movimiento no solo ayuda a informar y orientar, sino también a visibilizar una red de contención cercana, accesible en escenarios tan comunes como las paradas para repostar.
Aunque las gasolineras son uno de los lugares más visibles, los Puntos Violetas se han expandido a una amplia variedad de entornos. Es posible encontrarlos en farmacias y centros de salud que han adoptado la señal para ofrecer información y apoyo inmediato. También están presentes en oficinas de turismo y centros culturales que funcionan como puntos permanentes, así como en hoteles y cadenas de Paradores, que ofrecen este servicio especialmente en zonas rurales. Durante eventos multitudinarios como ferias, fiestas locales o festivales de música, suelen habilitarse casetas o espacios móviles de atención, y en muchos municipios se han incorporado a bibliotecas, polideportivos y centros sociales. La idea es que, sin importar dónde se encuentre una mujer, siempre haya un Punto Violeta a una distancia accesible.
Cómo funciona en la práctica
En una situación de acoso, el simple acto de ver la pegatina morada puede cambiarlo todo. El código QR brinda información inmediata sobre qué hacer, a quién contactar y cómo resguardar la propia seguridad. Además, algunas aplicaciones móviles permiten localizar el Punto Violeta más cercano.
Un ejemplo cotidiano
Imaginemos esta escena: Marta conduce de noche, fatigada, cuando un vehículo comienza a seguirla de cerca. Ella decide parar y ve el ícono morado en la gasolinera. Aunque no sabe si habrá alguien detrás del mostrador, ese símbolo ofrece un espacio mental de calma. Decide escanear el QR, encuentra información clara y a quién contactar, y al menos recupera un poco de serenidad. No necesita gran despliegue, pero sí esa mano invisible que le dice “no estás sola”.
¿Por qué funciona? Una mirada psicológica
El Punto Violeta no es solo un adhesivo o un manual digital, sino un anclaje simbólico que transmite que hay un lugar contigo, incluso aunque estés sola. Ese mensaje detona algo en el sistema emocional: vuelve posible respirar, pensar y decidir, y puede ser el impulso para pedir ayuda, huir de la zona o incluso denunciar.
Desde la psicología, se entiende que estos espacios cumplen una función vital en la prevención. La violencia de género no siempre es visible ni se manifiesta con golpes o gritos; a veces es intimidación, gestos o una presencia incómoda. Estas señales moradas son eficaces porque aconsejan desde la empatía, no desde la alerta, y ayudan a recuperar la sensación de control sobre la situación.
Una red que crece
Más allá de las gasolineras, los Puntos Violetas se han extendido a todo el territorio nacional, acercándose especialmente a zonas rurales donde los recursos para víctimas suelen ser más escasos. Todos ellos comparten una misión: sumar espacios concretos, físicos o digitales, donde una mujer pueda sentirse acompañada y segura.
Los Puntos Violetas en estaciones de servicio expresan una nueva forma de considerar la seguridad: como algo que se construye entre todos. No requieren uniformes, grandes estructuras o presencia obligatoria de personal; solo con un código QR y ese color violeta ya se enciende una esperanza silenciosa.