Imagina que en manos de un Tribunal de justicia recae la responsabilidad de decidir un aspecto sobre tu vida. E imagina además que ese aspecto sobre el que deben decidir afecta directamente sobre tus derechos como persona. Derechos que contemplan diferentes organismos internacionales como Naciones Unidas, el Consejo de Europa o la Comisión Europea.
Ahora imagina que ese Tribunal, a la hora de tomar la decisión, no cuenta con tú testimonio u opinión al respecto. Ni siquiera te ofrece una silla en los juzgados para escuchar la sentencia que podría acabar de un plumazo con esos derechos que sí tienes. No mola. Pero ocurre. El caso más reciente, al menos conocido, se ha dado en Reino Unido y a quien ni si quiera han ofrecido esa silla para escuchar la sentencia que afecta directamente a sus derechos es al movimiento trans anglosajón.
El pasado 16 de abril, el Tribunal Supremo del Reino Unido dictaminó un falló inédito a favor de la organización radical escocesa ‘For Women Scotland’: la definición de mujer se basa en el sexo biológico. Y punto. Dicho de otra forma, una mujer transgénero no es una mujer para la justicia británica.
Por qué y por qué ahora
En el año 2018 el Ejecutivo de Edimburgo impulsó la Ley de Representación de Género en Consejos Públicos: una ley feminista con la que se pretende incrementar la presencia de mujeres en los puestos públicos. El texto incluye a las mujeres trans en los planes de representación porque, valga la redundancia, mujeres son.
Sin embargo, un grupo feminista radical llamado ‘For Women Scotland’- que luchan, dicen, por los derechos de las mujeres, pero solo por el grupo de mujeres que les interesa- demandó al Ejecutivo escocés al asegurar que esta Ley ponía en peligro los derechos de las mujeres británicas cisgénero y que la Ley que Edimburgo planteaba -al incluir a las mujeres trans en sus textos- iba en contra de la Ley de Igualdad británica (2010).

Una normativa que sí otorga a las personas transgénero protección contra la discriminación pero que no incluye a las mujeres u hombres trans en su “concepto” de “mujer u hombre”. Así lo considera el Tribunal Supremo del Reino Unido. “La decisión unánime de este tribunal es que los términos mujer y sexo en la Ley de Igualdad de 2010 se refieren a una mujer biológica y al sexo biológico”, explicó tras dictar sentencia el vicepresidente del Tribunal Supremo, Patrick Hodge.
Con esta decisión la organización feminista radical ‘For Women Scotland’ gana una batalla legal que, por otra parte, de un plumazo podría arrasar con los derechos trans en el Reino Unido.
Y ahora qué
Más allá de la definición de ‘mujer’ que el Tribunal Supremo de la justicia británica ha establecido, esta sentencia podría afectar a futuras decisiones sobre la presencia de las mujeres trans en diferentes espacios de la vida: baños, vestuarios o competiciones deportivas. Es ahora uno de los mayores temores para el colectivo LGTBIQ+ británico y para diferentes organizaciones mundiales que velan por los derechos humanos y luchan por reducir la discriminación social a la que se enfrenta el colectivo.
La instrucción del Supremo es clara: una mujer que nació con genitales masculinos no es una mujer. Y, por tanto, no podrán hacer uso de los mismos espacios que las mujeres con genitales femeninos. A pesar de que nadie escoja con qué sexo biológico se nace.
La sentencia no solo afectaría a espacios como baños o vestuarios, sino que podría poner en riesgo la vida de las mujeres trans víctimas de violencia machista porque ellas, al no entrar en la definición de ‘mujer’ clasista, dejaría de tener acceso a los centros de protección para mujeres víctimas de agresiones sexuales. Y este es solo uno de cientos de riesgos a los que esta definición puede exponer a las mujeres trans.
Un “triunfo” personal para J.K. Rowling
En busca de calmar los ánimos, y tratando de evitar que las impulsoras de este movimiento tránsfobo se sintiesen aún más respaldadas por la justicia británica, el Tribunal añadió: “Aconsejamos no entender este fallo como un triunfo de uno o más grupos de nuestra sociedad a expensas de otro, no lo es”. Y aseguraron que “las personas trans” seguirían teniendo protección contra la discriminación en virtud de la característica protegida de “reasignación de género” y no de sexo.
I love it when a plan comes together.#SupremeCourt #WomensRights pic.twitter.com/agOkWmhPgb
— J.K. Rowling (@jk_rowling) April 16, 2025
Un consejo que, por supuesto, las impulsoras de esta campaña tránsfoba no han seguido: con un puro y una copa, la escritora y creadora de ‘Harry Potter’, J.K. Rowling celebraba abiertamente una sentencia que ataca directamente a los derechos de miles de mujeres en el Reino Unido. Lo raro, en realidad, es que no lo hubiese celebrado. Rowling aportó más de 70.000 libras a ‘For Women Scotland’ para ayudarles a pagar los gastos legales en la apelación ante el Tribunal Supremo del Reino Unido.
Los derechos trans: en el punto de mira también en España
Precisamente esta semana se debate también en España los derechos del colectivo trans. En un pulso por reducir los derechos adquiridos por Ley del colectivo – Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTBI (2023)-, la derecha española presentó un recurso contra diversos artículos de la norma. Especialmente contra los que afectan a los menores de edad.
Ejemplos: contra el artículo 19.2, que permite la modificación genital de personas de entre 12 y 16 años cuando propio menor lo solicite y “siempre que, por su edad y madurez, pueda consentir de manera informada” o el artículo 44, que permite que los menores puedan operarse “a través de procedimientos médicos, quirúrgicos o de otra índole” sin necesidad de pasar antes por un psicólogo o especialista que abale la decisión mediante un informe.
Es ahora el Tribunal Constitucional de nuestro país, que ya en 2019 reconoció que era “inconstitucional” que los menores de edad no estuviesen incluidos en la anterior Ley Trans (2007), quien debe tomar una decisión al respecto de los derechos del colectivo. Un Tribunal hoy más fragmentado que nunca: en su primera sesión de este debate no se ha llegado a ningún acuerdo. Tampoco se ha establecido una fecha para retomar un debate que podría poner en jaque los derechos adquiridos de miles de personas en nuestro país.
Aunque, eso sí, lo que no se debate en esta ocasión es si una mujer trans es mujer: lo son. Como lo son también las mujeres trans británicas. Aunque su Justicia no lo reconozca como sí lo hace la nuestra, pese a quien le pese.