Elisa Fernández Guzmán (Huelva, 1999) acaba de recibir uno de los mayores reconocimientos literarios en España: el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2025. Con apenas 25 años, la escritora ha sido galardonada por su primer libro, Después del pop (Rialp), una obra que ya había despertado atención en 2023 al obtener el accésit del Premio Adonáis, y que ahora la sitúa como una de las voces jóvenes más prometedoras de la poesía española contemporánea.
El Ministerio de Cultura, que concede este galardón con una dotación de 30.000 euros, ha resaltado la “fuerza de una sencillez aparente que seduce, atrapa y hace temblar” como una de las claves del poemario. El jurado lo ha descrito como un libro de “magnífica construcción de escenas, lugares y atmósferas”, capaz de unir “una profunda sensibilidad lírica con la capacidad de nombrar, de forma honesta, la experiencia afectiva de la adolescencia, del primer amor y del paso del tiempo”.
En conversación tras conocerse la noticia, Fernández Guzmán confiesa su sorpresa y gratitud: “Nunca imaginé que mi primer libro llegaría tan lejos. Lo escribí con la intención de hablar de lo más cercano, de lo íntimo, y recibir un premio de esta magnitud me hace pensar que la poesía todavía tiene un lugar de resonancia en la vida pública”.

El amor como clave poética
Después del pop se articula en torno a la experiencia amorosa, pero no en un sentido exclusivamente sentimental. “El amor es también un lenguaje, una forma de leer el mundo”, explica la autora. “Me interesaba cómo desde lo amoroso se puede reflexionar sobre la propia escritura, sobre el riesgo de exponer la vulnerabilidad y al mismo tiempo celebrar la vitalidad que conlleva”, ha explicado en conversación con RNE.
El jurado ha subrayado que la poeta utiliza lo cotidiano con un tono directo, sin caer en lo banal. En sus versos conviven la ironía, el drama y lo celebratorio. “He intentado escribir con la naturalidad de quien cuenta algo a un amigo y, al mismo tiempo, cuidar la musicalidad de las palabras. Esa tensión entre lo cercano y lo poético es lo que más me interesa explorar”, afirma Fernández Guzmán.
De Huelva a Granada y Sevilla
Graduada en Literaturas Comparadas por la Universidad de Granada, la escritora continuó su formación con un máster en Guion Audiovisual en la Universidad de Sevilla. “El cine y la narrativa audiovisual me han influido mucho. Creo que en Después del pop hay un pulso narrativo, una construcción de escenas que viene de ahí. Me interesa cómo se puede contar una historia dentro de un poema sin perder la intensidad lírica”.
La autora reconoce también la importancia de sus años de formación universitaria: “Granada fue un lugar decisivo para mí, porque pude entrar en contacto con otras voces jóvenes y con tradiciones literarias muy diversas. Allí aprendí a leer de otra manera, a ser más consciente de que la poesía es un diálogo con lo que otros ya han escrito”.
Una voz joven en un mapa diverso
Con este premio, Fernández Guzmán se suma a una generación de poetas que está renovando el panorama literario español. Sin embargo, prefiere no hablar de etiquetas: “No creo que haya una sola manera de escribir poesía joven. Somos muchos y muy distintos. Lo que sí compartimos es una necesidad de hablar desde la experiencia personal, con menos miedo a mostrar la fragilidad, y también con la convicción de que la poesía puede dialogar con la cultura pop, con las redes sociales o con la vida cotidiana”.
Ese cruce de lenguajes está presente en su obra. El título, Después del pop, refleja esa voluntad de hibridación. “El pop es la música de lo inmediato, lo que se queda pegado a la memoria colectiva. Me preguntaba qué sucede después de esa inmediatez, cómo se convierte en algo íntimo, en un recuerdo personal. De ahí surgió el título y, en cierta manera, el hilo conductor del libro”.
Sobre el futuro, Fernández Guzmán no oculta que este reconocimiento supone también una responsabilidad. “Quiero seguir escribiendo sin la presión de repetir un éxito. Me interesa experimentar con otras formas, quizá con la narrativa breve o con un segundo libro que explore territorios más oscuros”. Al mismo tiempo, celebra que un premio como el Miguel Hernández sitúe la poesía joven en el centro de la conversación cultural: “Es un gesto de apoyo institucional que nos recuerda que la poesía no está aislada, que forma parte de nuestra vida social y que todavía tiene el poder de conmover y acompañar”.