La cantante valenciana Jimena Amarillo se ha convertido en la octava artista en cancelar su participación en el Festival Internacional de Benicàssim (FIB), que se celebra este fin de semana, tras la controversia por la vinculación del certamen con el fondo de inversión KKR, relacionado con intereses empresariales en Israel.
“Tras su vinculación con el fondo de inversión KKR, he decidido cancelar mi participación en el FIB”, ha anunciado la artista a través de sus redes sociales. En el mismo mensaje, Jimena Amarillo expresa que el festival responde a unos intereses “incompatibles con nuestros valores”.
Su decisión no es aislada. En las últimas semanas, una oleada de cancelaciones ha sacudido al FIB. Residente fue el primero en dar el paso, seguido de artistas como Judeline, Califato ¾, Mushkaa, Camellos, Gloosito y, más recientemente, La Bien Querida, que confirmó a Jenesaispop que había rechazado la invitación de última hora para sumarse al cartel.
Cada uno de los músicos ha esgrimido razones éticas relacionadas con el conflicto palestino-israelí y el papel de la inversión extranjera en industrias culturales. Mushkaa, por ejemplo, publicó en sus stories que, aunque en el pasado pensaba que “el boicot no era la única manera de hacer activismo”, ahora reconoce que “cometió un error” y sostiene que “el boicot es la única herramienta de cambio real contra el genocidio“.
En la misma línea, Califato ¾ eliminó la fecha del FIB de su calendario de gira y en comentarios posteriores aclararon que la decisión se debía “a la relación del FIB con empresas israelíes”.
El derecho de los consumidores
Frente a esta cascada de renuncias, FACUA-Consumidores en Acción ha intervenido para recordar a los asistentes que tienen derecho a reclamar la devolución del importe de sus entradas. La organización de consumidores afirma que una alteración “sustancial” del cartel justifica legalmente la reclamación, y que las empresas organizadoras no pueden negarse a devolver el dinero.
El cartel de este año, que prometía una combinación de nombres internacionales como Thirty Seconds To Mars, The Black Keys, Foster The People o Bloc Party, y nacionales como Viva Suecia, Love of Lesbian o La Casa Azul, se ve así afectado por una creciente presión social que entrelaza música y geopolítica.
Este conflicto entre ética y espectáculo pone en cuestión el modelo de financiación de algunos festivales españoles y refleja una toma de conciencia cada vez más presente entre los artistas emergentes y consolidados, especialmente del ámbito alternativo.