La historia detrás del apellido

Juan Pablo Escobar narra su infancia entre lujos y sicarios en su cómic, que critica la glorificación del narco

Juan Pablo Escobar presenta su cómic 'Escobar. Una educación criminal', donde retrata su infancia rodeado de lujos y amenazas

Con la misma serenidad con la que lleva años enfrentando el peso de su apellido, Juan Pablo Escobar regresó esta semana a Barcelona para presentar Escobar. Una educación criminal, la novela gráfica en la que reconstruye su infancia como hijo del narcotraficante más temido de la historia y jefe del cartel de Medellín.

Sebastián Marroquín, seudónimo que adoptó para alejarse del legado de su padre, hoy, a sus 48 años, es arquitecto, pacifista, escritor y divulgador. Insiste en que el relato que lleva años compartiendo no busca justificar ni embellecer nada, sino “desactivar de una vez por todas el mito” que rodea a su padre.

Una niñez entre lujos

Juan Pablo recuerda que, pese a haber crecido rodeado de lujos, excentricidades y viajes, y teniendo en cuenta que el dinero nunca fue una preocupación para él ni su familia, carecía de lo más importante, la libertad.

Ser hijo de uno de los criminales más notorios de la historia, un hombre involucrado en magnicidios como los del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla (1984) y del entonces candidato presidencial Luis Carlos Galán (1989), implicaba estar consciente de que sus actos tendrían graves consecuencias.

Escobar no se limitó a asesinar políticos ni a atacar periódicos, como en el caso de El Espectador, donde ordenó el asesinato del director, Guillermo Cano (1986). Parecía disfrutar del conflicto con distintos cárteles rivales, especialmente en Cali, en una guerra centrada en la lucha por el poder. Durante ese enfrentamiento, atacaba directamente a la organización de los hermanos Rodríguez Orejuela, cabecillas del cartel de Cali. Sin embargo, estos actos también provocaron graves repercusiones para su entorno.

Pablo Escobar

El 13 de enero de 1988, en el sector El Poblado de Medellín, varias cuadras se sacudieron con la detonación de más de 700 kilos de dinamita frente al edificio Mónaco. El ataque, perpetrado por el cártel de Cali, tenía como objetivo asesinar a Pablo Escobar; sin embargo, él no se encontraba dentro del inmueble en ese momento. Sí estuvieron presentes sus hijos Juan Pablo y María Manuela, junto a su esposa María Victoria Henao.

Según Juan Pablo, su vida estaba en riesgo de forma “sistemática y permanente”, por lo que no contemplaba ni la posibilidad de soñar ni de pensar en el futuro.

El peso del apellido y la herida del país

El autor reconoce que liberarse del legado criminal de Pablo Escobar ha sido “una carrera cuesta arriba”. Ha perdido oportunidades y se ha visto obligado a pedir perdón a más de 150 familias afectadas por el cartel de Medellín. “A través del perdón podemos cambiar el presente y el futuro”, asegura.

Sobre Colombia se muestra pesimista, explicando que las plantaciones de coca en los últimos años, en lugar de reducirse, se han multiplicado. Pone como ejemplo la época de su padre, cuando estas plantaciones rondaban entre 50.000 y 80.000 hectáreas, mientras que hoy superan las 300.000.

Contra la romantización del narco

Escobar se mostró especialmente crítico con la representación mediática de su padre: “Yo conciencio, Netflix glorifica”. En cuanto a él, decide asumir la responsabilidad moral de su propia historia, como lo ha hecho con sus libros Pablo Escobar, mi padre(2014)  y Lo que mi padre nunca me contó(2019), además de los podcasts y entrevistas en los que comparte su experiencia personal.

“Escobar. Una educación criminal”

Su obra intenta corregir esa percepción. Por eso, Pablo Escobar apenas aparece en las viñetas, el foco está en el niño que creció en medio de amenazas y silencios. “No quería que él fuese el protagonista. Esta vez la historia es mía”, explica.

El cómic retrata episodios que parecen ficción, pasillos repletos de fajos de dólares, juegos de mesa con guardaespaldas que horas después participarían en tiroteos, y avisos escritos por su padre desde la clandestinidad donde duró aproximadamente 10 años: “No era un hombre que estuviera en el día a día, pero era un tipo muy presente”.

El cierre forzado de una era

En una reflexión final, Juan Pablo recuerda que la caída del cartel coincidió con un último intento de contacto de su padre, lo que permitió a los agentes rastrear su ubicación. Pablo Escobar murió el 2 de diciembre de 1993, acorralado en un tejado de Medellín. “Murió como vivió, escapando”, afirma su hijo, quien considera ese episodio el cierre inevitable de una vida marcada por el delirio y la violencia.

Juan Pablo se ha mostrado firme ante las personas o productoras que buscan adaptar el narcotráfico a un formato televisivo, expresando que lo que su padre hizo y la guerra del narcotráfico no son una historia de éxito. Incluso en algunas ocasiones le han preguntado si nunca se planteó seguir sus pasos, a lo que él responde: “Antes moriría que repetir su legado.”

Netflix serie : “Narcos”

El cómic Escobar. Una educación criminal, publicado por Norma Editorial, cuenta con guion de Juan Pablo Escobar y Pablo Martín Farina, y las ilustraciones son obra de Alberto Madrigal. La novela gráfica narra la infancia del hijo del narcotraficante entre sicarios y lujos, y busca disminuir la figura de su padre frente a la glorificación que han hecho series y películas como las de Netflix en Narcos (2015) o Pablo Escobar: el patrón del mal (2012).

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