La 74ª edición del Premio Planeta llega envuelta en cifras sin precedentes y en una apuesta clara por las autoras y por géneros como la novela histórica y la fantasía. En la rueda de prensa previa, la escritora y jurado Luz Gabás repasó uno por uno los títulos en contienda, visibilizando esa diversidad temática que, explicó, responde a una “reflexión de las preocupaciones actuales: vivienda, soledad, necesidad de comunicación, reconstrucción personal y colectiva, trauma social”.
Este año han concurrido 1.320 originales inéditos, récord absoluto en la historia del certamen, como enfatizó el presidente del Grupo Planeta al inicio del acto de presentación. Las diez obras finalistas, cuatro de ellas firmadas con seudónimo, representan varias tendencias literarias al alza: la novela histórica revisitada, la fantasía con carga simbólica y la literatura híbrida que dialoga con realidades contemporáneas.

A continuación, un breve panorama de las novelas seleccionadas, con un énfasis especial en aquellas escritas por mujeres o con protagonismo femenino:
Todos ríen – Noelia Espinar
Se presenta como una distopía con tintes de ciencia ficción contemporánea. La protagonista es una joven química que tras una semana de aislamiento percibe que la sociedad está siendo manipulada. A medida que desentraña la trama, descubre que fuerzas invisibles moldean la conducta colectiva. Luz Gabás la describió como inquietante: “Vendrá un día en que todos ríen, hasta que comprendes que la risa es el último control”. La novela juega con la tensión entre autonomía individual y mecanismos de control social, y propone una crítica política desde una voz femenina joven.
Ghosting – Salva Rubio
Una novela urbana y nostálgica ambientada en Barcelona. Un escritor adquiere una vivienda antigua con la ilusión de rehacer su vida, pero descubre que no está solo: un fantasma femenino lo acecha. Ese vínculo espectral se convierte en relación íntima, mezcla de melancolía, memoria y confrontación con los fantasmas del pasado. En un momento de la rueda, Gabás señaló su “capacidad para reflejar la soledad contemporánea”: el hogar como espacio habitado también por lo invisible.
Por su gran culpa – Mauro Corti
Un thriller periodístico con trama histórica y memoria colectiva. El protagonista, Mauricio, recibe un manuscrito anónimo que lo conduce a investigar una muerte misteriosa en un pueblo argentino, sumido en silencios de dictadura. A la vez, arrastra la culpa por la muerte de un amigo. La novela alterna tiempos y lugares, y se sirve del periodismo como lente para mirar los traumas familiares y sociales. Su estructura multidireccional la convierte en una obra poliédrica que articula pasado y presente.
No es tan fácil morir de amor – Elvira Torres (seudónimo)
Una novela de liberación íntima en clave contemporánea. Vera abandona un matrimonio asfixiante para buscar su identidad y construir una nueva existencia. Su relación con un hombre más joven y de origen humilde la lleva a cuestionar el patriarcado invisible que la desdeñaba. Elvira Torres mezcla emoción, crítica social y suspense con un estilo ágil. En la rueda, Gabás insistió en que la novela “cuestiona la complacencia romántica y reivindica el riesgo del desamor consciente”.
¿No es hermosa la luna? – Selene Noctis (seudónimo)
Ambientada en una isla, combina thriller, amor prohibido y simbolismo lunar. Victoria regresa tras una ruptura violenta, se ve envuelta en asesinatos que coinciden con las fases de la luna y, al adentrarse en el misterio, descubre secretos vinculados a su propia genealogía. Su exploración del deseo entre mujeres (ella se enamora de Kassia), la mitología amorosa y el pacto con lo femenino la convierten en una novela fantasmática, de atmósfera y emociones cargadas.
Zoltar el mago, el pirata Roberts y una novela del Oeste – Keith Astra (seudónimo)
Una mezcla variada de géneros: sátira, ciencia ficción, western y metaliteratura. Un hombre jubilado, marcado por los consejos de una máquina lectora llamada Zoltar, acepta encargos de escritura y acaba embarcado en un viaje vital que atraviesa escenarios dantescos, Las Vegas y antiguos territorios del Oeste. La novela juega con la ironía, el humor brutal y la reinvención personal. Su apuesta por la ficción híbrida es simbólica del tiempo literario que vivimos: sin fronteras de género.
El color de la lluvia – Sofía García (seudónimo)
Una novela histórica ambientada en la Galicia rural de posguerra. La joven protagonista, criada por sus abuelos, arrastra en silencio una enfermedad rara que la lleva al hospital. Allí descubre que fue objeto de experimentos y que tiene una hermana gemela desaparecida. Con la ayuda de Daniel, intenta reconstruir su pasado fragmentado. Lírico en su lenguaje, la novela combina memoria familiar, secreto institucional y una sensación de extrañeza ante el cuerpo.
La muerte de la diosa – José Antonio Ariza
Un relato mitológico que reinterpreta el mito de Venus y el origen de la civilización. En un clan de siete hermanas, la diosa Venus se ve sometida a demandas de Orión y explora la traición, el suicidio, la resurrección y la profecía. Ariza revisita la figura femenina en el mito clásico con conciencia crítica: en su reconstrucción simbólica propone que la discriminación hacia lo femenino fue estructural desde el comienzo.
El destino en la esfera de un reloj – Enrique Alejandro Santoyo Castro
Una novela histórica romántica ambientada entre España del XVII y Nueva España. El duque Francisco y Leonora viven un romance imposible marcado por intrigas cortesanas, traiciones y destino colonial. Cuando Leonora es obligada a casarse con el virrey, el duque viaja al Nuevo Mundo para desenmarañar conspiraciones políticas y revivir su vínculo. La trama mezcla poder, amor y un contexto colonial que obliga a los personajes a desdoblarse entre conciencia personal y colonialismo.
Donde se escriben los nombres – Blanca Montoya Landa
Una novela que entrelaza memoria, identidad y colonialismo. Abi viaja a Sudáfrica tras la muerte de su hermano Tomás, que investigaba su genealogía como autor. Allí encuentra las memorias de Ewan Rider, exoficial de Rodesia marcado por conflictos raciales y éticos. En su diálogo con el pasado, Abi reconstruye vínculos rotos, cruces culturales y el precio de escribir la propia historia cuando el nombre es territorio en disputa.

Varias de estas escritoras no solo dialogan con el género histórico, sino que lo transforman desde su mirada: Sofía García, Selene Noctis, Blanca Montoya Landa o Elvira Torres aportan voces que reclaman atención ante los métodos tradicionales del relato histórico. De hecho, Carmen Posadas, también miembro del jurado, apuntó que si bien otros años hubo más “pureza histórica”, en esta edición ese género aparece implícito en novelas híbridas que exploran el presente.
Luz Gabás, al presentar las obras, aseguró que hay un punto en común entre ellas: un claro “análisis de la realidad” que no evoca solo épocas pasadas, sino urgencias contemporáneas. La novela histórica, dijo, no solo ilumina el pasado, sino también proyecta sus resonancias hacia nuestra sociedad actual.
Un dato revelador presentado por los organizadores es que en España el porcentaje de jóvenes lectores (14 a 24 años) ha ascendido al 75 %, y dentro de ese grupo las mujeres se sitúan en el 84 %, según datos citados por el ámbito editorial. Esa transformación demográfica favorece un mercado donde las voces femeninas adquieren centralidad, no solo como lectoras sino como narradoras.
En este contexto, que la mitad —o más— de las novelas finalistas provenga de autoras o incluya protagonistas femeninas relevantes no es casualidad: responde a una voluntad de ampliar el catálogo literario hacia horizontes diversos y urgentes. Esta edición del Planeta muestra no solo ambición comercial (record de originales) sino estética y política: reconocer que la historia se compone también desde los márgenes y que la fantasía puede convertirse en espacio de resistencia.
La gala en la que se anunciará al ganador se celebrará el miércoles 15 de octubre en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Mientras tanto, lectores y lectoras recorrerán las páginas de estas diez apuestas literarias, en muchas ocasiones trazadas por mujeres que, con voz propia, reclaman más lugar en el canon contemporáneo.