En el panorama del cómic europeo, estamos acostumbrados a ver adaptaciones e incluso reinvenciones de grandes obras. Pero pocas obras logran hacer esto con los clásicos con audacia y belleza. Especialmente, desde un punto de vista femenino. El francés Stéphane Fert lo consigue en esta novela gráfica sobre identidad femenina, publicada en España por Nuevo Nueve.
La novela gráfica sobre identidad femenina que juega con un cuento clásico

Este tebeo, Piel de mil bestias, reinterpreta Pellejo de asno de Charles Perrault. A su vez, versiona la obra de los hermanos Grimm, Bestia peluda. Fert lo transforma en una fábula oscura sobre identidad, libertad femenina y violencia patriarcal.
La historia sigue a Zarzamora, una princesa abandonada en el bosque por su padre, quien no soporta ver en ella el rostro de su difunta esposa. Criada por diversas bestias del bosque, su vida cambia cuando conoce a Lou, un príncipe botánico y sensible que desafía los estereotipos de género. Sin embargo, el regreso de su padre, el rey, desencadena un conflicto incestuoso y una lucha por el control del cuerpo y destino de Zarzamora.
El autor incluye en la obra elementos transgresores: escenas de sexualidad y masturbación bastante explícita, un joven que se trasviste y un final que difiere con el arquetipo del “príncipe salvador”. La obra cuestiona la obediencia femenina y celebra la autonomía, en línea con el feminismo contemporáneo. Rompe, así, con los estereotipos de obras similares precedentes.
Un estilo diferente en una obra desconocida
Un punto fuerte de la obra está en su arte visual. Fert emplea acuarelas de tonos pastel para contrastar la belleza del bosque con la crudeza de la trama. La paleta de colores escogida es realmente vistosa, con rosas y azules que juegan diferentes papeles, dependiendo de la página donde el autor los usa.
Las viñetas combinan un estilo cartoon ligero con trazos más densos para las secuencias más dramáticas, haciendo un contraste tanto visual como narrativo. Como curiosidad, la portada del tebeo homenajea al cartel de la película de Jacques Demy, Peau d’Âne (1970). Por supuesto, esta película es una adaptación de la obra homónima de Perrault.
En cuanto a la narrativa, Zarzamora simboliza la resistencia a la posesión masculina, desde el incesto paternal hasta la idealización romántica de la princesa clásica. Lucha, literalmente, contra la opresión. El héroe en este caso es una heroína, y la dama en apuros es un príncipe azul, lejos de la masculinidad tóxica de esos cuentos de siglos atrás. Las bestias que crían a Zarzamora, por su parte, son la “alternativa” al sistema monárquico feudal. No tienen rey, ni diezmo, ni opresión alguna.
De ellos, la protagonista aprende a poder ser como ella realmente quiera ser, y a defender su libertad. A través de ella y de sus sucesos, Fert actualiza el cuento clásico para hablar de consentimiento y empoderamiento. Ofrece una novela gráfica sobre identidad femenina con todas las letras, sin caer en clichés ni proponiendo propaganda vacía.
Tampoco desvirtúa el interés narrativo de la estructura del cuento de los Grimm y Perrault. Al contrario: la honra, la aprovecha y la potencia desde una perspectiva contemporánea más interesante y feminista. El resultado es una obra transgresora y visualmente impactante.