Invasión rusa

Todos los hombres de los presidentes

La cumbre de Alaska entre Trump y Putin arranca con una mesa exclusivamente masculina, símbolo de una diplomacia que excluye a los ucranianos y a la mitad del mundo

Trump
El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo, Vladimir Putin, junto a sus respectivas delegaciones masculinas
Efe

Bajo el lema que proclamaba “Persiguiendo la paz” y “Alaska 2025”, Donald Trump y Vladimir Putin se sentaron uno al lado del otro, flanqueados por sus asesores de mayor confianza. Ninguno de ellos era mujer. Ni siquiera los intérpretes de ruso e inglés.

La tan esperada cumbre de Alaska comenzó a las 11:32 a. m., hora local, (21:34 hora peninsular) en un crudo escenario de drama geopolítico y desequilibrio de género. La alineación exclusivamente masculina a ambos lados de la mesa subraya una realidad de la diplomacia de alto nivel que ha cambiado poco en las últimas décadas: las mujeres quedan excluidas de la toma de decisiones al más alto nivel.

La imagen era impactante, no sólo no estuvo invitado ningún ucraniano, el país invadido por Putin, tampoco ninguna mujer. A la derecha de Trump, el secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff. A la izquierda de Putin, el veterano ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, y el asesor de política exterior Yuri Ushakov. Hasta los traductores, cuaderno en mano, eran hombres.

Inicialmente, se había especulado con que esta reunión podría ser similar a la cumbre de Helsinki de 2018, cuando Trump y Putin hablaron a solas con intérpretes durante más de dos horas antes de invitar a sus asesores a unirse a ellos. Pero cuando el Air Force One aterrizó en Anchorage, en la base militar, se informó a los periodistas de que el encuentro comenzaría con una reunión de tres contra tres antes de un almuerzo de trabajo más amplio, un formato destinado a proporcionar a Trump un apoyo más “estratificado” en una sesión que él mismo ha calificado de “de alto riesgo”.

Hombres, veteranos y ‘outsiders’

Por parte rusa, Lavrov, de 75 años, es uno de los ministros de Asuntos Exteriores con más años de servicio del mundo, un diplomático de carrera que ha defendido la postura de Moscú desde la guerra de Irak hasta la anexión de Crimea y la invasión de Ucrania. Ushakov, de 78 años, tranquilo y preciso, ha sido una figura central en el círculo de política exterior de Putin durante décadas, incluidos diez años como embajador en Washington.

Ucrania
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, junto a Marco Rubio en Riad, al término de la reunión
Efe

La delegación estadounidense, aunque más renovada en su configuración actual, está igualmente dominada por los hombres. Rubio, que en su día fue crítico con Trump, ahora ejerce una doble autoridad poco común como secretario de Estado y asesor de seguridad nacional en funciones, el primero en hacerlo desde Henry Kissinger. Witkoff, un promotor inmobiliario convertido en enviado, se ha convertido en el canal de comunicación preferido de Trump con Putin, a menudo transmitiendo mensajes sin sus propios intérpretes y haciéndose eco de las narrativas del Kremlin en sus declaraciones públicas.

Aunque esta cumbre ha tenido mucha improvisación y se ha organizado en poco tiempo, cada imagen de estos eventos están sumamente calculadas. Sillas a la misma altura, la distancia entre líderes, los logos en los atriles… En este caso, en la foto final queda claro quiénes quedan excluidos de las conversaciones. La ausencia de mujeres -en puestos políticos, de asesoría, incluso en segundo plano- no es una peculiaridad de esta reunión, sino parte de un patrón más amplio en la diplomacia de la Administración Trump y la del Kremlin. En Rusia, apenas un 16% de los diputados de la Duma son mujeres. Mientras que en el Gobierno del magnate republicano sólo el 30,43% de los puestos elegidos por él los ocupa una mujer.

Los críticos aseguran que la falta de diversidad tiene consecuencias reales. Los estudios demuestran que los equipos mixtos son más propensos a alcanzar acuerdos duraderos y a considerar una gama más amplia de perspectivas.

Donald Trump, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Cain, y la jefa de Gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, en la Sala de Situación de la Casa Blanca
EFE/EPA/WHITE HOUSE

La cumbre continuó con un almuerzo de trabajo, también con mayoría de representación masculina. En el lado ruso, al 100%. En el estadounidense, tenía un espacio reservado Susie Wiles, la jefa de Gabinete de la Casa Blanca. Ya ha sobresalido por ser la única representante del género femenino. En la “situation room”, cuando EE UU lanzó el ataque a Irán en junio, ella fue la única mujer en la sala.