En una plataforma donde abundan las superproducciones, los thrillers escandinavos y las ficciones juveniles distópicas, a veces las obras más pequeñas, íntimas y verdaderas son las que pasan desapercibidas. Tal es el caso de Unorthodox, la serie de Netflix que, a pesar de haber sido aclamada por la crítica y nominada a varios premios Emmy, sigue siendo una desconocida para buena parte del gran público.
Y, sin embargo, Unorthodox es una de las mejores series de la década. Una obra sutil, dolorosa y luminosa que condensa en apenas cuatro episodios una historia de liberación profundamente humana.
‘Unorthodox’: cuando el silencio se convierte en voz
Estrenada en 2020, Unorthodox es una miniserie original de Netflix inspirada en las memorias de Deborah Feldman, una mujer que huyó de la comunidad jasídica Satmar en Williamsburg, Nueva York, en busca de una vida distinta en Europa. La serie, protagonizada de forma magistral por Shira Haas, sigue los pasos de Esty Shapiro, una joven de 19 años que escapa de su matrimonio concertado y de la estricta comunidad religiosa en la que ha crecido.
Desde sus primeros minutos, Unorthodox deja claro que no se trata de una historia complaciente ni fácil. La serie de Netflix plantea preguntas incómodas sobre la identidad, la fe, la libertad individual y el peso de las tradiciones. Pero lo hace desde la empatía, sin caricaturizar ni condenar. Con una sensibilidad que muy pocas ficciones contemporáneas han alcanzado. La serie no necesita artificios para emocionar. Le basta con la verdad.
El gran acierto de Unorthodox reside en su forma. No solo por el formato de miniserie —cuatro capítulos que se ven con la intensidad de una novela breve y dolorosa—, sino por la narrativa visual que despliega. La serie de Netflix construye dos mundos que se oponen y dialogan: el cerrado universo religioso de Williamsburg, dominado por la tradición, el deber y el silencio, y el Berlín contemporáneo, caótico, libre, a veces hostil, pero profundamente vivo.
El uso de dos lenguas —el yidis y el inglés— no solo aporta realismo, sino que intensifica la dualidad de Esty. Cada escena en Williamsburg está impregnada de ritual, de códigos no escritos, de una densidad cultural casi asfixiante. Berlín, en cambio, se abre como un espacio de posibilidades, pero también de incertidumbre. Unorthodox no idealiza la libertad. La muestra en toda su complejidad, como una conquista que duele.
Shira Haas y una interpretación inolvidable
Uno de los pilares fundamentales de Unorthodox es la interpretación de Shira Haas. Con apenas gestos, silencios y una mirada desgarradora, la actriz israelí construye un personaje que habita entre la fragilidad y la determinación. Su trabajo fue justamente reconocido con una nominación al Emmy. Pero debería haber sido suficiente para colocar a la serie de Netflix en la conversación de las grandes series de su tiempo.

La actriz dota a Esty de una humanidad que trasciende la pantalla. Cada duda, cada paso hacia lo desconocido, cada renuncia y cada atisbo de esperanza se sienten reales. Unorthodox es una historia sobre el cuerpo y su sometimiento, sobre la voz y su conquista. Y todo ello encuentra en Haas una intérprete a la altura de la emoción que requiere.