Más allá de Hemingway: las 200 mujeres periodistas que vinieron a España a contar la Guerra Civil

Casi 200 periodistas extranjeras cubrieron la Guerra Civil Española desde una mirada olvidada: la de las mujeres que narraron el dolor civil y la barbarie más allá del frente

Gerda Taro posa con milicianas en un puente de Córdoba
Gerda Taro posa con milicianas en un puente de Córdoba

“Eran 173 cadáveres, casi todos ellos mujeres, niños y ancianos, mutilados y despedazados, patético testimonio de un acto horrible que ninguna razón estratégica puede explicar o justificar”. Así escribe la periodista francesa Andrée Viollis un capítulo olvidado de la Guerra Civil Española (1936-1939). A los 12 días de la sublevación militar que condujo España a la guerra más sangrienta de su historia, la veterana de la prensa aterrizó enferma y con fiebre en Barcelona como corresponsal de Le Petit Parisien. Tenía 65 años.

Como ella, otras doscientas periodistas extranjeras de 25 países distintos cruzaron las fronteras de España para cubrir y fotografiar el conflicto que a lo largo de tres años dejó 400.000 muertos. Sus trabajos y biografías fueron por fin rescatados en la exposición “Ellas lo contaron al mundo”, que se inauguró esta semana en la sede de la Unesco en París.

La exposición “Ellas lo contaron al mundo”, que se inauguró esta semana en la sede de la Unesco en París
La exposición “Ellas lo contaron al mundo”, que se inauguró esta semana en la sede de la Unesco en París
M. Borges

“Es una anomalía historiográfica que se haya construido la memoria de la Guerra Civil con la visión de los hombres. Pero también se explica por el hecho de que las guerras son masculinas”, afirmó a Artículo14 el comisario Bernardo Díaz Nosty. Se refiere a la frase de la periodista francesa Hélène Gosset, que, en 1936, en el diario parisino L’Œuvre, describió la guerra como “la locura de los hombres”.

La Guerra Civil española ha sido narrada in situ por escritores como Ernest Hemingway y Arthur Koestler. Sus crónicas, publicadas en la prensa estadounidense y británica, contribuyeron tanto a hacerlos más conocidos internacionalmente como a la memoria mediática de este conflicto. De no haber sido ignorada, la cobertura periodística de las mujeres hubiese cambiado la visión que tenemos hoy de la Guerra Civil, y de los dos bandos. “Porque no solo cubrieron los sucesos de la guerra, sino que abordaron aspectos ausentes en el discurso masculino, escribe Nosty en el libro que dio origen a la muestra. Fueron las que más atención han dado a las capas más vulnerables del conflicto. También fueron decisivas en la crítica del fascismo, en clara ascensión poco antes de la Segunda Guerra.

La periodista alemana Ilse Wolf en el frente de Córdoba
La periodista alemana Ilse Wolf en el frente de Córdoba

La mirada de las mujeres

En 1937 Hemingway describe la eficacia militar capaz de convertir hombres comunes en valientes soldados: “Desde que los vi la primavera pasada, se han convertido en soldados. Los románticos se han retirado, los cobardes han vuelto a casa junto con los malheridos”. En otro informe, él celebra el heroísmo de los soldados en una escena rica en imágenes y descripciones de armas: “El polvo amarillo de Aragón soplaba sobre ellos, sobre sus ametralladoras cubiertas, sobre sus fusiles automáticos y sus cañones antiaéreos.”

En contraste, ellas estaban menos interesadas en la competitividad masculina del conflicto y más en los efectos nefastos sobre la población. “No son bajas de guerra, sino vulgares asesinatos”, relata la noruega Gerda Grepp sobre el éxodo masivo provocado por la llegada de los sublevados a Málaga. Por su turno, la británica Freda White duda en ensalzar cualquier acto bélico: “Miles de seguidores de la derecha creen que luchan (…) por el propio cristianismo. Miles de izquierdistas creen luchar (…) por la democracia. Por tales motivos, en la exaltación y en la amargura, los hombres matan y mueren.”

Profesionales, no aventureras

Lo único que se sabía de la participación femenina en la cobertura mediática de la guerra eran diez nombres de mujeres destacados en Idealistas bajo las llamas, del renombrado historiador británico Paul Preston. Entre las figuras más conocidas, estaban Martha Gellhorn o Gerda Taro, profesionales que pasaron a la posteridad mayormente asociadas al hecho de ser, respectivamente, las parejas de Ernest Hemingway y de Robert Capa.

La corresponsal de guerra Martha Gellhorn
La corresponsal de guerra Martha Gellhorn

Nosty, catedrático de Periodismo en la Universidad de Málaga y doctor en Ciencias Políticas, empezó una minuciosa investigación en más de veinte hemerotecas internacionales que resultó en la identificación de 198 mujeres de países tan lejanos como Perú o Australia. Aunque ellas representan un 10% de los 2.000 periodistas que relataron la guerra, no eran excepciones, como se suele pensar. Tampoco aventureras o heroínas, sino profesionales –reporteras, escritoras, fotógrafas–. Su aporte va más allá de lo únicamente publicado en la prensa: cerca de la mitad editó libros y folletos sobre el evento, sumando 134 obras.

Hay las que murieron durante su labor. Fue el caso de Renée Lafont, fusilada cerca de Córdoba, tras caer en manos de los sublevados. La enterraron en una fosa común. La muestra también enfoca mujeres invitadas a ser testigos de fusilamientos, como la británica Shiela Grant-Duff, convidada por franquistas en Málaga. “Ella no lo acepta, aun sabiendo que, para una joven periodista, sería un éxito sensacional”, afirma Nosty.

La posguerra

En abril de 1939, cuando terminó la guerra, un nuevo periodo de violencia empezaba, ahora bajo la dictadura, con 500.000 españoles en el exilio y miles de fusilamientos. Cuando la mayor parte de los medios extranjeros abandona España, considerada ya sin noticia, algunas mujeres reportan la nueva y siniestra etapa del país. Algunas, de regreso a su país de origen, prometieron no volver a España mientras el general Francisco Franco estuviera vivo.

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