La borrasca Benjamín ha llegado con fuerza a la península y lo ha hecho dejando tras de sí un reguero de avisos meteorológicos, mareas altas y un aire frío que anuncia definitivamente el fin del calor otoñal. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha advertido que este nuevo episodio de inestabilidad traerá consigo un notable descenso térmico, lluvias persistentes y vientos extremadamente fuertes que afectarán a buena parte del país, sobre todo al norte y al interior peninsular.
Bautizada por Météo-France debido a su gran impacto previsto en la fachada atlántica europea, la borrasca Benjamín es la primera gran perturbación de la temporada que reúne todos los ingredientes de un temporal de otoño: aire frío en altura, contraste térmico y un chorro polar muy activo. Todo ello está provocando que el viento arrecie con fuerza, las olas superen los siete metros en el Cantábrico y las temperaturas caigan de golpe en muchas provincias.
Zonas bajo aviso: el norte, en el punto de mira
Según el último parte de la AEMET, la borrasca Benjamín ha activado avisos naranjas y amarillos en más de la mitad del territorio peninsular. Las comunidades más afectadas son Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco y el norte de Castilla y León, donde se esperan vientos superiores a los 90 km/h y un temporal marítimo muy adverso.
En el litoral cantábrico, las olas podrían superar los siete u ocho metros. Un fenómeno que ha llevado a los servicios de emergencia a pedir que se eviten los paseos por diques y zonas costeras. La AEMET insiste en que el mar estará “muy peligroso” y que existe riesgo real de golpes de mar que podrían arrastrar a personas o causar daños en infraestructuras.

En el interior peninsular, los efectos de la borrasca Benjamín se harán notar por la fuerza del viento y el cambio térmico. Zonas como La Rioja, Navarra, Aragón y Castilla-La Mancha registrarán rachas cercanas a los 80 km/h, además de lluvias intermitentes y una caída de hasta 10 grados en las temperaturas. En algunos puntos de montaña, el descenso térmico podría ser suficiente para que reaparezca la nieve a cotas altas.
El regreso de las lluvias persistentes
Uno de los efectos más positivos —aunque también más peligrosos— de la borrasca Benjamín es el retorno de la lluvia. Tras un inicio de octubre cálido y seco, el frente atlántico ha reactivado las precipitaciones, que serán intensas en el noroeste y moderadas en el centro peninsular.
La AEMET prevé acumulaciones superiores a los 40 litros por metro cuadrado en 12 horas en Galicia y el oeste de Asturias. En Castilla y León, las lluvias serán más débiles, pero acompañadas por rachas de viento que podrían afectar a carreteras y provocar caídas de árboles o ramas.
Los expertos subrayan que estas precipitaciones serán esenciales para recuperar embalses y suelos. Aunque advierten del riesgo de inundaciones puntuales en zonas bajas o con mal drenaje.
Descenso térmico generalizado y aire polar
El paso de la borrasca Benjamín trae consigo una masa de aire polar que dejará temperaturas significativamente más bajas que en los últimos días. El contraste será especialmente notable en el centro y el nordeste del país.

En Aragón, el termómetro podría caer entre 8 y 10 grados, con mínimas cercanas a los 4 °C en zonas de montaña. En Madrid y Castilla-La Mancha, las máximas no superarán los 15 °C, mientras que en el norte se mantendrán por debajo de los 12 °C.
Este descenso marcará el inicio de una fase más invernal, con noches frías y días ventosos. En el Pirineo, el aire húmedo podría dejar las primeras nevadas del otoño en cotas altas, algo que no ocurría desde principios de mayo.
Precaución y recomendaciones
Ante la llegada de la borrasca Benjamín, la AEMET y los servicios de emergencia han lanzado una serie de recomendaciones básicas. En primer lugar, evitar acercarse a las costas y no intentar grabar el temporal desde acantilados o paseos marítimos. También se aconseja asegurar toldos, macetas y mobiliario urbano, y revisar tejados o antenas en viviendas expuestas al viento.
Para quienes conduzcan, se recomienda reducir la velocidad, mantener una distancia de seguridad amplia y prestar especial atención a los vientos laterales. Las zonas de montaña y los tramos de autopista expuestos al cierzo o al viento atlántico pueden resultar especialmente peligrosos.