Arte

‘Paysage Miró’: Mallorca celebra a Joan Miró, su artista más universal

La exposición más ambiciosa del artista en Palma marca un antes y un después en la vida cultural de la isla

Una de las obras del proyecto 'Paysage Miró'.
EFE

Últimamente no paro de hablarles de la vida cultural que tienen las Islas Baleares. Quizá sea porque cada verano, pero en especial este año, se convierten en algo así como The Place To Be, arrebatándole momentáneamente tan preciado título a la ciudad de Madrid, que por otra parte, ya lo ocupa casi durante todo el año. Hoy vengo a contarles algo de lo que todo el mundo habla estos días y de lo que, como sociedad, debemos sentirnos orgullosos.

Durante demasiado tiempo, Palma de Mallorca le dio la espalda a uno de sus mayores tesoros. Joan Miró, el genio del surrealismo que escogió esta isla como hogar y refugio creativo, había sido reconocido en medio mundo… menos aquí, donde su legado parecía dormido, olvidado, esperando. Pero esa espera ha terminado. La exposición Paysage Miró, que estos días llena de arte y sentido las calles de la ciudad, es la respuesta que tanto se hacía esperar. Un grito cultural que pone, por fin, a Palma —y a Mallorca entera— en el epicentro del arte contemporáneo internacional.

Una muestra histórica para una deuda pendiente

No se trata de una exposición cualquiera. Hablamos de la más grande jamás organizada sobre Miró hasta la fecha. Más de un centenar de obras, muchas nunca vistas en la isla, han sido reunidas en una propuesta sin precedentes. Algunas han viajado desde el Museo Reina Sofía; otras pertenecen a colecciones privadas o a la Fundación Miró Mallorca, esa joya local que tantas veces ha sido ignorada. La magnitud de esta exposición ha requerido distribuirla por varios espacios emblemáticos como: Es Baluard, la Lonja, galería Pelaires o la propia Fundación Miró. Una decisión acertadísima que convierte a Palma en una ciudad viva, transitable y artística donde no todo es turismo de masas.

Varias de las obras del proyecto ‘Paysage Miró’.
efe

El mundo nos mira

No exagero al decir que Paysage Miró ha llamado la atención del mundo entero. Prensa internacional de referencia como The Guardian o Le Monde ha dedicado páginas enteras a la exposición. No solo por su tamaño, sino por su carga simbólica: Miró vuelve, por fin, a ser el centro de una ciudad que siempre fue suya, pero que hasta ahora no había sabido reconocerlo como tal. Y aquí está lo verdaderamente importante: esta exposición no solo devuelve el prestigio a Miró en su propia tierra. También posiciona a Palma como un destino cultural de primera línea, en un momento donde además aspira a convertirse en capital Europa de la cultura en 2031. Una inyección de autoestima, pero también una oportunidad de desarrollo sostenible, inteligente y con futuro.

El impulso detrás de esta muestra tiene un claro responsable: el nuevo Govern balear, que ha decidido apostar por la cultura como eje de transformación. Tras años de parálisis institucional, de olvido y de falta de ambición por parte de Gobiernos anteriores, por fin se respira otro aire. Uno que entiende que invertir en cultura no es un lujo, sino una necesidad. Paysage Miró es la prueba tangible de lo que se puede lograr cuando las instituciones se comprometen con el arte, la memoria y la excelencia.

Un gesto de altura: los Reyes y la familia Miró

El evento ha contado, además, con el respaldo simbólico de la Casa Real. Los Reyes asistieron a la exposición en lo que parecía ser su primer posado oficial del verano, o ya más bien conocido como plan en familia, antes de terminar sus vacaciones en la isla. Fue un gesto cargado de intención, una forma de apoyar públicamente un proyecto cultural de primer orden. También estuvieron presentes miembros de la familia Miró, que no solo prestaron su apoyo, sino que vivieron con emoción el reconocimiento que, por fin, se le brinda al legado de Joan. Una isla que se reconoce en el arte.

Lo que está ocurriendo estos días en Palma es más que una exposición. Es una reconciliación. Una fiesta de la identidad. Un espejo donde mirarnos y decir: sí, la isla es y vive también de arte, la historia y la modernidad. Y sí, somos capaces de acoger, crear y mostrar cultura al más alto nivel. Miró vuelve a casa. Y lo hace como se merece: por la puerta grande, con el mundo mirando y con Palma celebrando. Que esta exposición marque el inicio de una nueva etapa donde el arte deje de ser una nota al pie y pase a ocupar, por fin, el lugar que le corresponde. Como mallorquín les recomiendo que no se la pierden, que vayan y la celebren. Nos lo merecíamos. Y Miró también.

TAGS DE ESTA NOTICIA