Jimena Blázquez, la mujer que defendió Ávila sin derramar una gota de sangre

Los abulenses la recuerdan como la guerrera que defendió su ciudad ante los invasores desde dentro de la muralla. Blázquez demostró que la mujer podía ser una gran estratega en la guerra

Representación de Jimena Blázquez defendiendo la ciudad de Ávila
Ayuntamiento de Ávila

Tras una muralla levantada de más 2,5 kilómetros de distancia, 87 torreones y más de 12 metros de altura, se encuentra la ciudad de Ávila. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su excelente estado de conservación, esta fortificación ha sido testigo de numerosas batallas a lo largo de la historia entre cristianos y musulmanes.

Muralla de Ávila
Ayuntamiento de Ávila

En el transcurso del reinado de Alfonso VI de Castilla, la tensión entre los reinos de León y Castilla aumentaba con el tiempo. Durante la Reconquista a principios del siglo XII, los soldados abulenses marcharon al puerto de Menga -puerto de montaña de la provincia de Ávila- para hacer frente a los invasores musulmanes.

La salvación de Blázquez

Esto desencadenó en que la ciudad se quedase sin defensa; solo quedaban mujeres, niños y algún hombre que pudieran preservar la urbe. Ante esta amenaza, durante la ausencia del alcalde que también había marchado a la batalla, la esposa del regidor Jimena Blázquez asumió la responsabilidad y el mando.

No esperó a que nadie los salvara, así que ideó una estrategia acorde a las posibilidades con las que contaban. Ninguno sabía luchar, así que si decidían enfrentarse a ellos no durarían mucho tiempo. Blázquez pensó en algo sencillo, aunque algo arriesgado.

Sabiendo que los musulmanes atacarían a la mañana siguiente, durante toda la noche se paseó por toda la ciudad, puerta por puerta, convenciendo y tranquilizando a todos los vecinos de que todo saldría bien para que no huyeran.

Para saber con certeza a que se enfrentaban, mandó a uno de los pocos caballeros que quedaban a echar un vistazo al rededor de la muralla. Entre tanto, marchó a su casa y se puso la armadura de su esposo. Sus hijas ante esto, sin entender nada, les aseguró que deberían hacer lo mismo que acababa de hacer ella si querían salir victoriosas. Y así lo hicieron, todas salieron vestidas de ‘hombre’ cómo su madre les había animado hacer.

Cuando los vecinos de Ávila contemplaron a las mujeres vestidas con las armaduras de los soldados, vislumbraron una chispa de esperanza. Esto avivó el optimismo en la ciudad así que imitaron también la estrategia de Blázquez.

Prepararon varias hogueras, antorchas y trompetas que sonaban alrededor de la muralla con el fin de hacer creer al enemigo que estaban preparados y no les pillaría desprevenidos.

Ávila resistió al ataque

Todos armados en lo alto de la muralla amenazó a los invasores y pensaron que les habían tendido una trampa y que realmente no habían marchado al puerto como ellos creían.

Ante la negativa de asaltar la ciudad, Abdalla Alhazen líder del Ejército musulmán, ordenó la retirada cancelando así todos los planes de la conquista que habían planeado.

La mañana que estaba programada el ataque de los invasores, Jimena Blázquez comprobó que su estrategia había funcionado y los musulmanes habían abandonado los alrededores de la muralla. Acto seguido, acudió con sus hijas y otras mujeres a la iglesia de los Mártires para darle gracias a Dios por la victoria que les había regalado sin derramar ni una gota de sangre.

Iglesia de los Mártires
Jesus Perez Pacheco

A la vuelta del verdadero Ejército y conocer el desempeño de Blázquez, en consideración por su valentía se le concedió su voto en el Consejo. Esta institución se decidía todos los asuntos administrativos que repercutían en la ciudad. Fue la primera mujer en participar en decisiones que repercutían a la urbe, y así abrió pasó a las que después vendrían.

Blázquez no obtuvo este reconocimiento por ser la mujer del alcalde o la búsqueda incansable de romper las barreras sociales de la época. Ella hizo lo que el deber la pedía: luchar por su familia, su casa y su gente.

La figura de Jimena está presente en la memoria de los abulenses. Con el tiempo pusieron una estatua que recuerda la valentía con la que luchó sin utilizar las armas. Ella siempre representará al pueblo y a la historia de Ávila.

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