Uno de los acontecimientos más terribles del deporte femenino vuelven a primera línea de actualidad. Se trata del asesinato de la jugadora de voleibol holandesa Ingrid Visser (Gouda, 1977) junto al de su pareja sentimental Lodewijk Severein. Visser era ya una estrella del voleibol cuando en el año 2009 fichó por el CAV Murcia 2005, vigente campeón de la Superliga femenina.
El conjunto murciano vio en Ingrid Visser, de 32 años, que jugaba en aquellos momentos en el Leningradka ruso, la mejor combinación entre veteranía y experiencia para reforzar sus líneas. Tras una laureada carrera tanto a nivel de clubes (logrando conquistar Liga, Copa y Supercopa de España) como con su Selección, donde había conseguido un diploma olímpico en los JJOO de Atlanta 96,
Ingrid llegó como una de las mejores centrales del panorama europeo, también como parte de la historia, siendo la jugadora con más partidos disputados con el combinado holandés.
Pasado español
Visser ya sabía lo que era jugar en España tras haber pasado por Cantur grancanario o Spar Tenerife Marichal. Cuando recaló en el CAV Murcia, se incorporó al proyecto de Edevasto Lifante cuya punta de lanza en el banquillo era el cubano Hilarión Hernández. Aunque su contrato era por cuatro años, Ingrid sólo estuvo dos. Su primera temporada, en la que el equipo logró alzar la Copa de la Reina y la Supercopa de España.
En términos estrictamente económicos pudo cobrar primera ficha íntegra, sin embargo, en su segunda temporada el club murciano contrajo una deuda con ella de parte de su sueldo, que no había quedado saldada. Ingrid Visser decidió entonces poner rumbo al VK Baki de Azerbayán. Un año después Ingrid anunció su retirada. Lo que nadie podía imaginar es que su último destino profesional en España marcaría su trágico final.
El trágico desenlace
El 27 de mayo de 2013 la Policía Nacional encontró los cadáveres de Ingrid y su pareja descuartizados en bolsas y enterrados en una pedanía de Alquerías en Murcia. Su paradero se había perdido una semana antes, cuando tras viajar ambos a España para acudir a una clínica de fertilidad no habían vuelto a ser vistos con vida.
La comunidad holandesa de Murcia se movilizó junto a la familia de ambos en aquellos días esperando encontrar algún dato que les llevase al paradero de la pareja. La alerta sobre su desaparición fue dada por la familia el 15 de mayo, día en que debían volar de regreso a Holanda, ante la imposibilidad de contactar con ellos por teléfono durante ese tiempo.
Miriam Van de Velde actúo como portavoz de la pareja, promoviendo la pega de centenares de carteles alrededor del Hotel Churra de Murcia donde se habían alojado habían sido vistos por última vez. Las investigaciones policiales señalaron a Juan Cuenca, ex gerente del club murciano, como la persona que citó a Ingrid y su pareja en una casa rural de Molina de Segura con la excusa de tratar el tema de la deuda. Una vez detenido, Cuenca, de 36 años confesó haber contratado a dos sicarios de nacionalidad rumana para matar a Visser y a su pareja. Los 60.000 euros conformaban el móvil del caso.
El juicio con jurado popular determinó prisión de 17 años para Juan Cuenca y Valentín Ion (fallecido en 2017 por una enfermedad terminal), autores materiales e intelectuales respectivamente. Stan Ion, hermano de Valentín, fue condenado a cinco meses por encubrimiento.
En junio de ese 2013, la federación holandesa de voleibol organizó una ceremonia de despedida para Ingrid y Lodewijk en el centro deportivo Topsportcentrum de la ciudad de Almere. La familia pidió a todos los asistentes acudir con una flor que después formó para de un inmenso arreglo floral que homenajeaba a la pareja.
Doce años después el doble crimen sigue conmocionando el deporte femenino.
Un recuerdo que se avivará más aún después de que el crimen de Visser haya sido incluido en uno de los capítulos del nuevo True Crimen de Carles Porta para Movistar+.


