La venta de Air Europa a Turkish Airlines marca un punto de inflexión en la historia de la aviación europea. Lo que comenzó como una alianza estratégica para fortalecer rutas y reforzar capital se ha convertido en una operación con implicaciones directas para los pasajeros españoles.
Con una inversión de 300 millones de euros, la aerolínea turca entra oficialmente en el capital de Air Europa a través de un préstamo canjeable que, una vez se obtengan todas las autorizaciones, se transformará en una participación cercana al 26%.
Este acuerdo, supervisado por Javier Hidalgo y su equipo, se cierra tras meses de negociación y supone una alianza sin precedentes entre tres grandes nombres del sector: IAG, que mantendrá su 20% de participación; Turkish Airlines, con su nueva posición de fuerza, y Air Europa, que seguirá siendo la única aerolínea de bandera con mayoría de capital español.
Un acuerdo que redefine el mapa aéreo europeo
La venta de Air Europa a Turkish Airlines no solo introduce un nuevo jugador en el accionariado, sino que consolida una red aérea que une Europa, Oriente Medio e Hispanoamérica bajo un mismo eje. Con una valoración de 1.175 millones de euros, la operación impulsa a la aerolínea española hacia un futuro más sólido, pero también genera interrogantes sobre el equilibrio entre independencia nacional y globalización empresarial.
El acuerdo garantiza financiación inmediata y refuerza el papel de Air Europa como puente esencial entre Europa e Hispanoamérica. Una de las rutas más rentables y competitivas del mercado. La compañía, que ha sufrido los efectos de la pandemia y del encarecimiento del combustible, encuentra así una vía para estabilizar sus cuentas y mirar hacia el crecimiento sostenible.
Adiós a la deuda pública: la SEPI sale del tablero
Uno de los efectos más inmediatos de la venta de Air Europa a Turkish Airlines es la cancelación anticipada de los préstamos concedidos por la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). La aerolínea ha liquidado casi 500 millones de euros en ayudas públicas —tanto ordinarias como participativas—, incluyendo los intereses generados, y lo ha hecho un año antes del plazo previsto.

Con esta operación, Air Europa también ha cerrado el capítulo de deuda con el Instituto de Crédito Oficial (ICO), al abonar 141 millones de euros correspondientes al préstamo recibido en 2020, durante los meses más duros de la crisis sanitaria. La estrategia de desapalancamiento financiero ejecutada por la familia Hidalgo no solo fortalece el balance económico de la empresa, sino que despeja las dudas que existían sobre la sostenibilidad del modelo.
Un rescate que se convirtió en motor de empleo y crecimiento
Durante los últimos años, la venta de Air Europa a Turkish Airlines ha sido la culminación de un proceso de transformación que comenzó con el rescate público. Los 475 millones prestados por la SEPI no solo evitaron el colapso de la compañía, sino que impulsaron la recuperación del sector aéreo español.
Gracias a esa inyección de liquidez, Air Europa mantuvo 4.000 empleos y creó más de 600 nuevos, alcanzando una plantilla de 4.600 trabajadores. Además, el retorno para el Estado fue significativo: la aerolínea llegó a abonar 70.000 euros diarios en intereses, acumulando más de 97 millones de euros devueltos al erario público, lo que equivale a un 20% adicional sobre el capital prestado.
Más allá de los números, esta etapa permitió que Air Europa reforzara su flota con criterios de sostenibilidad, mejorara la calidad del servicio y se consolidara como un actor central en el hub de Madrid-Barajas. Una posición estratégica que ahora podría potenciarse gracias al músculo internacional de Turkish Airlines.
El papel de Globalia y el nuevo equilibrio de poder
La venta de Air Europa a Turkish Airlines no supone una pérdida de control para la familia Hidalgo. A través de Globalia, los fundadores seguirán siendo accionistas mayoritarios. Mientras que IAG mantiene su posición como socio estratégico. En conjunto, se dibuja un mapa de poder que combina la experiencia española, el alcance internacional turco y la red global de IAG, abriendo la puerta a futuras sinergias en rutas, mantenimiento y operaciones conjuntas.

Para los pasajeros, esto podría traducirse en más conexiones intercontinentales, tarifas competitivas y una mayor estabilidad operativa. Aunque los analistas advierten de que la concentración de poder entre grandes grupos podría tener efectos a medio plazo en la competencia del mercado aéreo.
Una operación con impacto directo en los viajeros
La venta de Air Europa a Turkish Airlines no solo transforma los equilibrios empresariales. También toca el bolsillo del consumidor. Las alianzas de este tipo suelen repercutir en los precios de los billetes, la disponibilidad de vuelos y los programas de fidelización. A corto plazo, se espera que la red combinada amplíe destinos y mejore las conexiones con Hispanoamérica y Asia, especialmente desde Madrid. Sin embargo, a largo plazo, el riesgo de una menor competencia podría tensionar las tarifas.
Aun así, los expertos coinciden en que la operación refuerza la posición de España como puerta de entrada aérea al continente americano y centro logístico clave del sur de Europa.

