“Somos una generación que utiliza internet pero que no sabe cómo funciona”

Begoña Villacís, ex vicealcaldesa de Madrid y directora de Spain DC, reivindica el papel de los ‘data centers’ para estabilizar la red eléctrica

Begoña Villacis, directora general de la patronal de los centros datos.
Kiloycuarto.

Si hay una industria creciendo en España, esta es la de los centros de datos. Son la infraestructura sobre la que se cimenta la digitalización y las conexiones a internet. El auge de tecnologías como la computación en la nube o los desarrollos en el ámbito de la inteligencia artificial demandan más y mayores data centers, y varias empresas están apostando por el mapa peninsular por su envidiable posición geográfica (hub de conexiones para Europa, África y América) y su avanzado despliegue de energía renovable.

Solo el año pasado, el país atrajo inversiones por más de 35.000 millones de euros con proyectos de centros de datos patrocinados por empresas tan dispares como AWS (Amazon), Microsoft, Meta, Oracle, Blackstone o Iberdrola, Equinix o Damac. El crecimiento del sector es también vital para el resto de la Unión Europea. El Parlamento Europeo debatirá en el pleno de julio un informe no vinculante sobre infraestructuras tecnológicas críticas que pone el acento en los centros de datos, “de importancia estratégica”, en su propiedad europea y en su sostenibilidad.

Pujanza con desafíos

Más allá de los atractivos de España para el sector, el país también presenta desafíos. El estrés hídrico español puede suponer un obstáculo para el auge de infraestructuras que no solo demandan mucha electricidad: también consumen toneladas y toneladas de agua al año para enfriar las máquinas que reciben y remiten nuestras conexiones. En ese sentido, Begoña Villacís, ex vicealcaldesa de Madrid y ahora directora ejecutiva de Spain DC, patronal de los centros de datos españoles, llama a la calma: “El problema a día de hoy no es el agua. Necesitamos energía, pero energía renovable, que en España ya producimos y que debemos ser capaces de canalizar”.

En una entrevista telefónica con Artículo14, la directora ejecutiva de Spain DC enfatiza en que el mix de renovables español es el gran atractivo para la industria. De hecho, los centros de datos, por su consumo de electricidad “constante y predecible”, son los clientes favoritos para las renovables, ya que ayudan a paliar las graves oscilaciones como las que provocaron el gran apagón de hace unas semanas. Con todo, los centros de datos también piden. En concreto, piden más agilidad a las administraciones y que se les tenga en cuenta a la hora de configurar la red eléctrica.

¿Cómo valora que desde la Eurocámara se vaya a reconocer el papel esencial de los centros de datos?

Positivamente. Está bien que se empiece a hablar de esto, también a nivel político. Somos una generación que utiliza internet pero que no sabe cómo funciona. Internet es físico, y de eso la gente no es consciente. Hay un centro de datos detrás de la nube o de la IA generativa, detrás de WhatsApp o de Bizum. Somos infraestructuras críticas: si un día malfuncionaran como consecuencia veríamos un apagón como el que hemos vivido recientemente. Es algo de lo que debemos empezar a hablar.

¿SpainDC está participando en procesos legislativos?

Participamos tanto a nivel local, nacional e internacional. Somos muy activos en Europa, donde nacen todas las normativas. En Europa se empieza a hablar de la relevancia de la soberanía de los datos, de tener un sector que de alguna manera está en un espacio mucho más garantista que los otros espacios con los que competimos [EEUU o China], razón por la que tenemos que trabajar más en Europa.

Transportar la luz

En ese sentido, el informe que votará el Parlamento Europeo alerta de que muy pocos centros de datos son de propiedad europea. ¿Cuál es la situación en España y qué desafíos implica esa dependencia de actores extranjeros?

Hay que desarrollar más los centros de datos europeos, pero tampoco hay que renunciar a la inversión extranjera. De hecho, gran parte de esa inversión extranjera se debe a que la normativa comunitaria exige que nuestros datos estén en suelo europeo. Así conseguimos de alguna manera europeizar inversiones internacionales que antes no llegaban, y eso es muy buena noticia: que los datos tengan que estar aquí obliga a esas multinacionales extranjeras a invertir en Europa.

Pero, ¿cómo potenciar la industria local? Con programas de incentivos para empresas, con reglas claras, con alianzas público privadas y reivindicando el acceso de los centros de datos a instrumentos de financiación europea y, sobre todo, a la energía. Ese es el mayor problema que estamos teniendo.

Lo que es diferenciador de España para la industria de centros de datos es que tenemos un mix de energía renovable bastante alto, y es una pena desperdiciarlo porque no seamos capaces de transportarla. Sigue pendiente el nuevo Plan de Transporte de Energía. Me parece que hacer planes como ese cada cinco años ya no tiene ningún sentido, pero en cualquier caso el último plan no reconocía los centros de datos, y este estará por verse.

El Parlamento Europeo reclamará más inversión para modernizar centros de datos. ¿Qué barreras encuentran las empresas en España para acometer esas inversiones?

Lo primero que tengo que decir es que hay una buena noticia en todo esto: España ha llegado tarde, somos expertos en llegar tarde, pero esta vez no es algo malo. Los centros de datos más antiguos se dirigieron a zonas más pobladas, y a día de hoy el problema de esas zonas es que están colmatadas en cuanto al uso de energía y en cuanto a disponibilidad de suelo. ¿Qué pasa? Que los últimos centros de datos, los de última generación, son construidos en su mayor parte tras el Pacto Verde Europeo. Nuestros centros de datos, en términos de consumo de agua, son más eficientes. La mayoría son de circuito cerrado y a nivel de consumo de energía son más sostenibles. También en esto tratamos de ser más resilientes y eso lógicamente hace que la demanda suba.

Pero hay un error de base. Los centros de datos no consumen recursos. Consumimos tú y yo cuando usamos WhatsApp o utilizamos ChatGPT. Somos simplemente cañerías: canalizamos y hacemos más eficientes esos consumos.

Eficiencia

Siguiendo el caso de circuitos cerrados, una de las recomendaciones es integrar mejor estos centros con la red eléctrica, por ejemplo, reutilizando calor o aportando flexibilidad al sistema. ¿Hay proyectos en marcha en España en esa línea?

Sí. El otro día en Barcelona estuve viendo un ejemplo de colaboración con la industria química, que lo que necesita es calor, y genera una simbiosis: el frío que emana la industria se aprovecha para enfriar centros de datos. También hay proyectos de enfriamiento en París, lo digo como anécdota: una piscina olímpica en la capital francesa se calienta con centros de datos.

Las empresas no son tontas: si el recurso necesario es el agua, España no sería el lugar por el que apostarían. A nadie se le escapa que el país sobrevive a un estrés hídrico. El problema a día de hoy no es el agua, es que necesitamos energía, pero energía que en España ya producimos y que debemos ser capaces de canalizar. Si hablas con cualquiera de las asociaciones de energías renovables verás que todas ellas piden centros de datos como clientes, porque nuestro consumo es uno estable y predecible. A día de hoy, con las oscilaciones, y eso lo hemos visto recientemente, todo aquello que sea estable y predecible es muy deseable.

Bruselas también quiere fijar 2030 como el año límite para que los centros de datos sean neutros en carbono y muy eficientes energéticamente. ¿Es un objetivo realista para el sector español?

Normalmente otras asociaciones piden más plazos. Nosotros no estamos en esas. Es un horizonte ambicioso, pero totalmente viable. Los centros de datos de España ya tienen mayor eficiencia energética que otras industrias y muchos de nuestros operadores ya están avanzando hacia el consumo 100% de energías renovables.

¿Qué necesitamos? Una tasa estable de fuentes renovables a precios competitivos y agilizar permisos para nuevas infraestructuras, porque si nosotros ponemos los medios pero no nos llegan los permisos pues no conseguimos nada, la pelota no está en nuestro tejado. Pero estamos seguros de que el objetivo de 2030 es plenamente viable.

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