Donald Trump había puesto en el punto de mira a Lisa Cook, la gobernadora de la Reserva Federal nombrada por Joe Biden y con experiencia como asesora económica de Barack Obama.
El presidente estadounidense recurrió a una acusación de supuesto fraude hipotecario —que Cook niega rotundamente— para tratar de apartarla de la institución. Sin embargo, una jueza federal determinó en primera instancia que Lisa Cook podía continuar en su puesto mientras se resolvía el caso.
Lejos de aceptar esa resolución, la Administración Trump presentó un recurso de urgencia para impedir que Lisa Cook participara en la trascendental reunión de esta semana en la Fed. Pero el intento se estrelló. Un tribunal de apelaciones ha rechazado el recurso, permitiendo que Cook vote en la cita clave en la que se prevé un recorte de los tipos de interés.
La Fed, bajo presión política
El choque con Lisa Cook se enmarca en una ofensiva más amplia de Trump contra la Reserva Federal. El presidente ya había amagado con destituir a Jerome Powell, cuyo mandato expira en mayo, por resistirse a sus exigencias de recortes más agresivos en los tipos de interés.
En ese contexto, la continuidad de Lisa Cook supone un revés para la Casa Blanca, que buscaba aumentar su influencia en el banco central.
El propio Trump expresó su frustración en Truth Social, donde volvió a cargar contra Powell al que llama despectivamente “el demasiado tarde”. En mayúsculas, exigió recortar de inmediato los tipos de interés y hacerlo más de lo previsto.
Aunque los mercados, a través de la herramienta FedWatch de CME, daban por seguro un recorte de 25 puntos básicos, Trump insiste en que es insuficiente. La presencia de Lisa Cook en la votación se percibe ahora como un freno adicional a sus planes.
Un momento crítico para la economía
La reunión en la que participará Lisa Cook se produce en un escenario de enorme incertidumbre. La inflación repuntó hasta el 2,9% en agosto, el desempleo aumentó y una revisión de datos reveló 900.000 empleos menos de los estimados en el último año.
El contexto es delicado. La confianza del consumidor se ha desplomado y sectores como la construcción y la manufactura muestran claros signos de enfriamiento.
En medio de este panorama, la Reserva Federal se debate entre bajar tipos para sostener el empleo o mantenerlos para contener la inflación. La voz de Lisa Cook será una de las que pesen en esta decisión, reforzada ahora por la protección judicial frente al intento de destitución.
El respaldo a Lisa Cook y el desafío a la independencia de la Fed
El fallo a favor de Lisa Cook también tiene una dimensión institucional. La independencia de la Reserva Federal, considerada un pilar del sistema económico estadounidense, se veía amenazada por las presiones directas de la Casa Blanca.
Que un tribunal blindara la presencia de Cook en la votación supone un freno a esa injerencia y un refuerzo simbólico al papel técnico de la Fed.
Sin embargo, la tensión no desaparece. Trump ha dejado claro que seguirá buscando formas de alinear al banco central con su agenda, incluso cuando ello implique cuestionar a figuras como Lisa Cook. El riesgo es que esta batalla erosione la credibilidad de una institución clave para la estabilidad financiera mundial.
Nuevos movimientos en la Junta de Gobernadores
El caso de Lisa Cook coincidió con la confirmación en el Senado de Stephen Miran, designado por Trump para sustituir a Adriana Kugler tras su renuncia. Su llegada, marcada por la polémica de mantener una excedencia en lugar de dimitir de su puesto en la Casa Blanca, ha levantado sospechas sobre la influencia política directa en la Fed.
La continuidad de Lisa Cook contrasta con este nombramiento. A fin de cuentas, evita que Trump sume un aliado más en la Junta de Gobernadores. En la última reunión, Powell sufrió ya dos disidencias internas, un hecho inédito en tres décadas. La incorporación de Miran incrementa el peso de las voces críticas. Pero la permanencia de Cook asegura un contrapeso. Todo sigue en juego.